Quería un pastel para festejar este, el newsletter número 52 de Quiero Comer. Quería un pastel perfecto que celebre el año ininterrumpido de textos, anécdotas y recetas. Un pastel grande y pomposo que refleje el magnífico trabajo que hay detrás de este proyecto. De hecho esperé tanto este momento, que desde el día en el que inauguramos este espacio tenía planeado un festejo repleto de familia, amigos y ustedes queridos lectores, para comer y beber como Quiero Comer manda: rico y abundante.

Pero en un año pasan muchas cosas. De un momento a otro, la vida nos dio la vuelta a los planes, y como si fuera una torta volteada, nos quitó la posibilidad de soñar en grandes festejos. Ahora, con la vida hecha una tarta Tatin, tenemos que usar el ingenio, la creatividad y todo el cariño para seguir celebrando nuestros logros. Que nadie nos quite lo comido — ni lo escrito.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno, diría un amigo, y a pesar de celebrar el aniversario de Quiero Comer sola, este año ha sido maravilloso por el solo hecho de seguir aquí. Este espacio, la escritura y, sobre todo, la cocina me han enseñado que tener el control sobre todo es imposible: abrazar la imperfección es igual de rico que un pastel lleno de crema y ganache.

Gracias por suscribirse, por cocinar, por compartir, por reenviarlo a sus amigos. Gracias por hacerme responsable de entregar este boletín cada semana, que me llena de alegrías y me ha acercado mucho más a la cocina. El festejo en persona está pendiente; por el momento, con un pedacito de tarta y una copa de vino, celebro con ustedes a la distancia el primer año de Quiero Comer. ¡Salud y que vengan muchos más!

¡Buen provecho!

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Tarta Tatin de claudias

Receta Tarta Tatin Claudias Texto

Ingredientes:
Para la masa:
1/4 taza de mantequilla sin sal, derretida
1 1/2 tazas de harina
1 pizca de sal
1/3 taza de agua tibia

Para la fruta:
1 libra de reina claudias (amarillas o roja)
80 gramos de mantequilla
⅔ taza de azúcar morena

8 PORCIONES / 1 HORA 30 MINUTOS

Para la masa, mezcla la mantequilla derretida, la harina, la sal y el agua tibia hasta que se forme una masa suave y elástica. En una olla pequeña con tapa, hierve un poco de agua, vacíala y sécala con un paño de cocina. Forra la olla con papel pergamino y coloca ahí la masa. Tapa la olla y deja reposar durante 30 minutos a temperatura ambiente.

Estira la masa sobre un mantel con las manos enharinadas y un rodillo hasta obtener una masa delgada en forma de círculo.

Corta las claudias por la mitad, separándolas con cuidado para obtener dos mitades iguales. Con la ayuda de un cuchillo, retira la semilla del centro de la fruta. 

En un sartén resistente al horno, echa la mantequilla y espolvorea el azúcar uniformemente por encima y llevalos a fuego medio. Cuando la mantequilla empiece a derretirse, coloca las mitades de las claudias, una junto a la otra, en círculos concéntricos, desde el centro hacia los bordes del sartén.

Sobre el sartén, cubre suavemente las claudias con la masa de hojaldre preparada anteriormente. Usa tus manos para meter la masa alrededor de los trozos de fruta, abrazándolos firmemente.

Mantén el sartén a fuego medio hasta que la fruta expulse sus jugos alrededor de los bordes de la masa, aproximadamente durante 3 minutos. Si los jugos siguen subiendo, sácalos con una cuchara según sea necesario para que quede al nivel de la masa. Deja cocinar hasta que los jugos se vuelvan más oscuros y caramelizados, no por más de 10 minutos.

Caliente el horno a 150 grados. Transfiere el sartén al horno caliente y deja cocinar de 45 a 50 minutos o  hasta que el hojaldre esté dorado y firme.

Deja enfriar 5 minutos, luego voltea el sartén con cuidado en un plato redondo para servir. Si alguna claudia permanece atascada en el sartén, usa suavemente los dedos o un espátula para recuperarlos y acomodarlas nuevamente sobre la base de la masa. 

Sirve caliente con crême fraîche o helado de vainilla.