Fueron más de dos horas y media de compartir experiencias, ideas y aprendizajes. El foro regional Nuestras Voces reunió a trabajadoras remuneradas del hogar de Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, República Dominicana, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Costa Rica para hablar sobre sus derechos laborales y formas de enfrentar y erradicar la violencia. Fue también el espacio propicio para comprender cómo ha afectado la pandemia del COVID-19 a las trabajadoras, uno de los grupos sociales que trabaja en mayores condiciones de precariedad en la región.
El evento estuvo compuesto de tres bloques. Al iniciar, se saludó a todas, todos y todes las personas que asistieron al encuentro, que se llevó a cabo bajo la modalidad de foro virtual, debido a las restricciones de movilidad propias de la pandemia.
En el primer bloque se analizó el contexto regional del trabajo remunerado, que es ejercido por cerca de veinte millones de personas —la gran mayoría (el 93%, según la CEPAL), son mujeres.
En ese segundo bloque se habló también de la incidencia para que se ratifiquen los Convenios 189 y 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la agencia de las Naciones Unidas encargada de establecer normas, desarrollar políticas y concebir programas que promuevan y fomenten el trabajo digno en todo el planeta. El tercer bloque estuvo dedicado a analizar y discutir las estrategias de observancia, acompañamiento e incidencia para lograr que se respeten los derechos de las trabajadoras remuneradas del hogar en América Latina, en especial la implementación de las directrices internacionales para garantizar un espacio seguro y digno.
En el tercer bloque de la jornada se abordó el tema coyuntural que ha cambiado las dinámicas del trabajo remunerado del hogar: la pandemia del COVID-19, que produjo graves retrocesos en la plena vigencia de los derechos laborales de millones de personas —entre ellos, y especialmente afectadas- las trabajadoras remuneradas del hogar, que tuvieron que vivir confinamientos forzosos, extenuantes jornadas laborales, violencia y acoso. En muchos casos, no hubo quién cuide de las trabajadoras remuneradas del hogar, que fueron quienes se dedicaron a cuidar a los más vulnerables de cada casa.
Carmen Cruz, Secretaria General de CONLACTRAHO, quien abrió el foro enfatizó la necesidad emergente de implementar el Convenio 189 de la OIT específico para trabajadoras remuneradas del hogar. Tatiana Bertolucci, directora regional de CARE LAC, organización aliada que respalda y promueve mejores condiciones y respeto de derechos de las trabajadoras remuneradas en América Latina, hizo un llamado a fortalecer las alianzas para garantizar los derechos de las trabajadoras remuneradas del hogar en América Latina y el Caribe. El primer foro lo moderó Ada Zambrano, de tra, quien sintetizó puntos clave que se abordaron en este bloque sobre la actualización de las reformas laborales, los impactos y las estrategias de respuesta con relación a los Convenios 189 y 190 de la OIT.
Ambos convenios son de esencial importancia para las trabajadoras remuneradas del hogar. El Convenio 189 ofrece protección específica a las trabajadoras y los trabajadores domésticos: “Establece los derechos y principios básicos, y exige a los Estados tomar una serie de medidas con el fin de lograr que el trabajo decente sea una realidad para trabajadoras y trabajadores domésticos”, dice la OIT. El Convenio 190 de la OIT profundiza un aspecto vital sobre la realidad del trabajo remunerado del hogar: la violencia y el acoso en el espacio del trabajo. El Convenio 190 reconoce y realza el derecho de todas las personas de trabajar en ambientes libres de violencia —entre ellas, la violencia y el acoso basadas en género. Su ratificación es motivo actual de lucha y militancia para las trabajadoras y sus sindicatos y asociaciones a lo largo de América Latina.
Intervino también María del Carmen Arteta, Oficial de Programas del Programa de la OIT. Señaló dos momentos en la aplicación del Convenio 189: antes y después de la pandemia. Dijo que si bien la crisis sanitaria es una preocupación actual, es necesario pensar en la post pandemia. Arteta dijo que antes de la pandemia, hubo dos avances importantes: la equiparación normativa de los derechos de las trabajadoras al nivel de todas las demás formas de trabajo y la ratificación del Convenio 189 de la OIT.
La secundó Andrea Morales de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar – (FITH), quien habló de la necesidad del mapeo de actores relevantes como estrategia de promoción y plena vigencia de los derechos de las trabajadoras. También dijo que era importante “sensibilizar a los compañeros de los sindicatos”, y promover dentro de dichas organizaciones la idea de que los derechos de las trabajadoras merecen defensa organizada. Bruna Marcondes de (AGETRA) habló de la regresión de derechos durante la pandemia, citando como ejemplo el caso de Brasil, donde hubo despidos masivos, al tiempo que las trabajadoras estaban más expuestas al virus, al confinamiento forzoso y a mayores expresiones de violencia y acoso en el lugar de trabajo.
El segundo bloque, que fue moderado por Ruth Ollate de CONLACTRAHO de Chile. Intervinieron como panelistas Elsy Julissa García Raudales, de las organización ASMUJER de Honduras, Marcelina Bautista de CACEH de México, y Nelly Jácome, de la Mesa de Apoyo a los Derechos de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar de Ecuador.
Julissa García fue enfática en su intervención. “No recibimos el verdadero apoyo para la ratificación del Convenio 189”, dijo. Además, sostuvo que la realidad de las trabajadoras del hogar sigue siendo, en muchos casos, inhumana. “La mayoría de las trabajadoras remuneradas del hogar son golpeadas, esclavizadas las encierran en las casas”, dijo en su intervención. Marcelina Bautista reconoció como grandes avances la inclusión de los derechos de las trabajadoras en las constituciones de México (en 2011) y de la Ciudad de México (en 2018).
Al intervenir, Nelly Jácome se solidarizó con las trabajadoras de Honduras y resaltó que el trabajo remunerado del hogar “está profundamente marcado por estructuras patriarcales, de racismo, clasismo y adultocentrismo”. Explicó, además, cómo se estructura y funciona la Mesa de Apoyo a los Derechos de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar de Ecuador; la cual tiene como objetivo promover la incidencia en la aplicación de acuerdos internacionales y mandatos a nivel nacional, sobre derechos laborales y humanos de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar (TRH). Jácome habló de los esfuerzos colectivos que han llevado a que el Ecuador esté a punto de concretar la ratificación del Convenio 190 y Recomendaciòn 206 de la OIT.
En el bloque tres intervinieron Claribel Palacios, de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (UTRASAD) de Colombia y Lenny Quiroz, de la Unión de Trabajadoras Remuneradas del Hogar y Afines (UNTHA) de Ecuador y Luisa Batista de Federação Nacional das Trabalhadoras Domésticas (FENATRAD) de Brasil. Con la moderación de Mónica Sandoval, de Bien Humano de Colombia. El panel profundizó de forma sesuda las transformaciones y tendencias que han afectado a la economía del cuidado, derivadas de la pandemia del COVID19. Las panelistas coincidieron que la situación fue similar en sus países.
En Brasil, para paliar la crisis, la FENATRAD creó la campaña Cuida de quien te cuida, dijo Luisa Batista. Claribel Palacios dijo que en Colombia los mayores riesgos son el incumplimiento de los derechos de las trabajadoras, suscitado y mantenido por el “arraigo mental de creer que el trabajo doméstico no es un trabajo” “la dignidad empieza por casa”. Lenny Quiroz dijo que en el Ecuador la pandemia “pegó fuerte” y mostró cómo en el país imperan “leyes sin perspectiva de género”. Dijo que parte central del trabajo de la UNTHA, dijo.
Al cerrar el foro, Susana Ovillo – CONLACTRAHO destacó lo importante e enriquecedor del foro, que permitió a las trabajadoras remuneradas del hogar socializar y crear conciencia sobre sus derechos. “El Convenio 189 y el Convenio 190 vienen de la mano”, dijo Ubillo. “Es importante que seguimos en la lucha y no bajemos los brazos”, Nubia Zambrano del Proyecto Mujeres, Dignidad y Trabajo – CARE LAC señaló lo emergente que es fortalecer los procesos organizativos y el trabajo en red en la regiòn para lograr un ejercicio pleno de los derechos humanos y laborales concluyó.