Sebastián Palacios es uno de los legisladores más jóvenes del Ecuador. Tiene 32 años y fue electo por Suma, la organización política fundada y liderada por el exalcalde de Quito, Mauricio Rodas. Antes de llegar a la Asamblea, Palacios fue funcionario en el Registro Civil y en el Municipio de Quito. 

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Palacios es, también, deportista. Compitió profesionalmente en bicicross, esa versión del ciclismo que se corre en una pista de tierra batida diseñada originalmente para el motocross. Palacios fue campeón nacional y panamericano. Pero el día de esta entrevista, cojea un poco en su oficina legislativa en el centro de Quito. Dice que el fin de semana intentó volver al deporte y se lesionó. 

Usted se dice feminista. No es muy común entre los legisladores tener esa postura pública. ¿Por qué decidió hacerlo?

A mí me pidieron que sea parte de la comisión ocasional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Esto fue en el 2017, recién entrado a la Asamblea. Al estar en la comisión, evidentemente lo primero que hice fue informarme, leer mucho y conocer las cifras del país, de cuántas mujeres son violentadas —no sólo violencias físicas, psicológicas, sexuales, si no también el resto de tipos de violencias. Me alarmó mucho y me sensibilizo bastante. 

Si a eso sumamos el trabajo de la comisión que consistió en visitar provincias, escuchar a muchas mujeres que han sido violentadas, todo eso me hizo dar cuenta que si los hombres no hacemos parte de esta lucha, el número de años que pasarán para lograr una sociedad en la que no haya la violencia —una sociedad en igualdad y condiciones y oportunidades— serán muchos más.

Según los organismos internacionales, tenemos alrededor de 200 años todavía para llegar a una sociedad igualitaria. Y es interesante pensar que normalmente los hombres somos vistos como los agresores, como los que ocasionan el problema. 

Entonces, ¿por qué no dejar de ser parte del problema y pasar a ser la solución? 

En este sentido, es claro ver que en el país 6 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia. Y ahora que estamos hablando de la despenalización del aborto en casos de violación, hay que pensar que la fiscalía recibe alrededor de 17 denuncias de violación al día. 

Si multiplicamos eso, en el año son más de 6 mil. Todo eso hace que nos sensibilicemos mucho. 

Y hay una palabra que yo uso mucho y es la empatía, que creo que es fundamental para quienes somos tomadores de decisiones, para quienes discutimos y aprobamos leyes. Me parece muy importante que nos pongamos en los pies de esa otra persona. Siempre de forma responsable, siempre informándonos, siempre escuchando, para tomar las mejores decisiones hacia la garantía de derechos de todas las personas. 

¿Y qué significaba eso para usted, de una forma personal?

Es importante definir al feminismo porque hay mucha confusión al respecto, desinformación. El feminismo busca nada más que la igualdad de oportunidades y derechos de las personas. Entonces, no es pecado decir que eres feminista

Pero en ciertos ámbitos casi que sí es, ¿no ? 

Sí, y eso eso es muy grave porque el día que lo dije fue un día que se iniciaba el debate por la despenalización del aborto en casos de violaciones, la reformas al Código Orgánico Integral Penal, el COIP. 

Lo dije al inicio de mi discurso, justamente en un enfoque de que, si hablamos de derechos, tenemos que hablar del derecho a elegir. Y si hablamos de igualdad de oportunidades y derechos, evidentemente hablamos de esa igualdad para toda la población. 

Entonces, ¿qué significó? Bueno significó tranquilidad, definitivamente, porque a mí me parece que tenemos que dar un paso en la política hacia poder decir las cosas tal cual como pensamos, sin cálculos políticos. 

Debo decir que muchos asesores políticos tradicionales, lo primero que me dijeron es: “Sebas, mejor no digas eso. Trata de este tema mejor llevarlo un poco casa dentro, para qué hablar de algo que genera polémica”. Lamentablemente, ese es en la asesoramiento que están recibiendo muchos políticos.  Y por eso es que no se hablan de estos temas de frente. 

Entonces, es dar un paso hacia adelante. Es mostrar lo que uno piensa y, evidentemente, es decirles al resto de hombres que piensan y creen en la igualdad de oportunidades y derechos, que no está mal decir que son feministas

Más bien, que podamos ser más los que formemos parte de esa lucha, que no la veamos desde afuera, si no que seamos parte de ella. Es importante. Al día siguiente un colega se me acercó. Yo llevaba una camisa rosada y me dijo «qué dice el asambleísta feminista, qué hace con una camisa rosada, a usted ya solo le hace falta cambiarse de sexo». 

Ahí vemos la ignorancia que hay en la sociedad. Ahí vemos la ignorancia que hay incluso en personas que toman decisiones como asambleístas pero ese es el gran reto que tenemos: el de poder decir las cosas como son, de poder informar y desmitificar muchas de estas cosas que no se las ha hablado por miedo, por votos, por diferentes motivos. 

Es el momento de hacerlo. 

Palacios bebe agua cada tanto. Poco después de empezar la entrevista sirvió el agua de una pequeña jarra de vidrio en los dos vasos sobre la mesa: uno para él, otro para mi.

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«No es pecado decir que eres feminista», Sebastián Palacios. Fotografía de Valentina Tuchie para GK.

Usted entró a la Asamblea por SUMA y es una organización que está en minoría. ¿Qué puede hacer una minoría dentro de la Asamblea?

Hay que hacer un análisis general de cómo está conformada la Asamblea actualmente y compararla con lo que sucedía en el periodo anterior. 

Antes había una mayoría absoluta que recibía leyes para ser aprobadas en el menor tiempo posible, sin mucho debate. Ahora es una Asamblea mucho más plural. Sin duda, las minorías hoy tienen más espacio porque ya no se miden tanto las cosas en base a lo que dice el gran jefe como era antes, si no en base a la capacidad que nosotros podemos tener, y los proyectos que podamos presentar. 

Es interesante pero un poco pasándonos de tema: en esta Asamblea no existía un espacio para escuchar a los deportistas ni para discutir y generar propuesta en conjunto con ellos.

 Desarrollamos, por iniciativa mía, pero junto a 19 asambleístas, un grupo parlamentario de deporte. Yo soy el coordinador, soy de una minoría, no soy del partido oficialista, y creo que eso no hubiese podido suceder en el anterior periodo. Entonces, me parece que hay un espacio para mostrar resultados. Y hacer, sobre todo, hacer un trabajo que busque esa transformación de la política en el país. 

Hay mucha gente que dice que la Asamblea es muy mediocre, pero la Asamblea ha sido elegida por los ciudadanos, entonces, hay una responsabilidad ciudadana que se debe asumir. Desde su perspectiva, ¿hay forma de hallar un equilibrio entre lo que hay en la Asamblea, lo que los ciudadanos están pidiendo y lo que se podría hacer siendo asambleísta? 

Todo es cuestión de resultados. Si es que los asambleístas que estamos leyendo, que estamos investigando, que estamos haciendo una política responsable, empezamos a tener leyes que son aprobadas, y empezamos a plantear reformas que son interesantes para la ciudadanía, me parece que el resto de asambleístas que no lo hacen van a ir poco a poco asumiendo esa posición. 

Y yo siempre que hablo de transformación política pienso en un espacio en el que ya no nos basemos necesariamente en esas ideologías rígidas de izquierda y de derecha, si no que pensemos en un gobierno responsable en una política enfocada en la ciudadanía, donde pongamos sus intereses por encima de las ideologías —una política de consensos, de escuchar, de conversar, de trabajar en conjunto con la comunidad. 

Tenemos que ir mucho más hacia eso. Sin duda, hay asambleístas que creen algo pero como están en un partido que es rígido, desde su ideología, no pueden expresar lo que sienten y lo que piensan. ¿Qué tan justo es eso para un ciudadano que quiere escuchar al asambleísta como su representante? 

Si se pregunta en la calle ‘usted se considera más de izquierda o de derecha’, seguramente ni siquiera conocen qué significa estar de un lado o del otro —más allá de lo que autoridades en la historia del Ecuador han tratado de sembrar. Tenemos que pensar mucho más en el ciudadano. Si lo hacemos, vamos tener mucho más consensos que disensos.

De todas maneras uno viene con una ideología por más que no quiera ponerle ciertas etiquetas. En su caso si es que usted está hablando en favor de la despenalización del aborto, dice que es feminista, diríamos que está ubicado en un ala progresista más que conservadora. Viviendo de una partido como Suma, que que se desgastó por los problemas del alcalde de Quito, ¿cuáles son sus retos partidarios?

Es muy importante, interesante, analizar de dónde viene Suma y cuál es la ideología que Suma maneja.

 Suma justamente cree en el modelo de gobierno responsable, que es poner por encima de las ideologías a los ciudadanos. No es un movimiento o una ideología rígida, por eso es que es un movimiento de centro, y es interesante porque dentro del partido hay personas conservadoras en algunas cosas y liberales en otras.

De hecho, yo estoy hablando de la despenalización del aborto en casos de violación, estoy hablando del matrimonio igualitario, fui invitado a la marcha y estuve allí, feliz, contento, apoyando la causa. 

Cuando hablo, por ejemplo, de deporte, estoy diciendo que los deportistas en el país ya no pueden depender solamente de los recursos del Estado. Que tenemos que incluir a las empresas privadas. Que tenemos que hacer que tengan incentivos para que haya mucho más recursos que vengan de esas empresas a los deportistas. 

Esta última es una medida, digamos conservadora, pensando más hacia la derecha, a la empresa privada. Entonces eso es lo interesante, que no nos regimos a una ideología. Dependiendo del tema, del análisis que podamos hacer, podemos estar con políticas de izquierda en el ámbito social y políticas de derecha en el ámbito económico. 

Auando escucha la siguiente pregunta empieza a mover la cabeza asintiendo. No interrumpe. Espera a que la formule completamente antes de dar su opinión. 

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Sebastián Palacios impulsa las reformas a la Ley del Deporte. Fotografía de Valentina Tuchie para GK.

En algún momento que conversaba con Juan Carlos Holguín y algunos otros políticos jóvenes decían ciertas figuras, incluyendo a Rafael Correa o Mauricio Rodas, que llegaron a la vida pública han afectados la imagen de la juventud en la política porque no han podido complir con las espectativas. En el caso de Correa quizás sí cumplió con la expectativas de ciertos sectores pero rodeado de muchos escándalos de corrupción. Rodas fue muy cuestionado. Usted es un político joven, ¿cuál es el rol o la responsabilidad después estas decepciones, por llamarlas de alguna manera, generadas por políticos jóvenes en la propia juventud?

El reto que tenemos es definidamente enorme. Hay una decepción de la política en general. Los jóvenes no quieren participar en política. 

De hecho, para los asambleístas jóvenes, incluso el reto es mayor porque la Asamblea, como institución, tiene una percepción muy negativa. ¿Cómo asumir ese reto y cómo trabajarlo? 

Enfocándose en los temas, teniendo banderas de lucha, siendo sincero en tu discurso. Me parece que es muy importante demostrar que el sentido de la política es servir, no servirse de. Eso quedó claro en el gobierno de Rafael Correa. Hay que pensar en un país que puede avanzar de la mano de los políticos y no que los políticos estén por delante o encima. Es importante bajar un poco el entender de quién es un político, de cómo se desenvuelve, y ya no verlos  como grandes salvadores de la Patria. Por el contrario, verlos como alguien que puede sentarse en tu lado en un restaurante, con el que puedes conversar, que puedes invitarlo a una marcha, que puede estar a tu lado.

Eso va a devolver poco a poco la confianza de los jóvenes en la política. Saber que él que es político es un deportista, el que conversa con nosotros, que escucha, que visitó universidades, que está con su esposa, cuidando a su perrito en la casa. Eso hará que la gente diga ‘entonces yo también puedo ser político’. Es importante cambiar la imagen del político y, de alguna forma, ciudadanizarla. 

¿Eso no implica banalizarla? En algún momento, en una entrevista con Mae Montaño, ella decía que ella nota que no hay formación política en los partidos y que de repente terminan con unos liderazgos muy reducidos que vienen además de una generación con la que los jóvenes no se identifican. 

Definitivamente la formación política es importante. Nuestro movimiento tiene sus espacios de formación en el que a diferentes grupos de la sociedad llama para conversar, para escuchar y para formar. Sin embargo, mi formación ha sido mucho más desde la práctica. 

Yo no solo he sido asambleísta estos dos años, sino que he tenido la suerte de trabajar en el sector público alrededor de 7 años. El estar en los barrios, escuchar a la gente, sentarse a conversar en una mesa con un padre de familia que no tiene trabajo o con un joven que está inmerso en las drogas o con una señora que se queja porque en su barrio no ha llegado la maquinaria para hacer cierta obra, es la mejor forma de entender a la política en su máxima expresión. 

Solo así podemos leer muchas cosas, podemos entender cuales son estas ideologías y comprender cuál ha sido el desarrollo de la política en el país y en el mundo. Pero si no comprendemos en la práctica qué significa hacer política, será muy complicado tener buenos políticos. 

El poder llamar, atraer a los jóvenes a que trabajen en el sector público de forma responsable y consciente desde temprana edad, es importante e interesante. Justamente, para que puedan comprender en la práctica y en la vida diaria cómo se desenvuelve esta política y que mañana no les de miedo poder decir lo que piensan, poder apoyar este tipo de causas, por ejemplo, porque realmente lo hacen de corazón, lo hacen sintiendo que eso es en beneficio del país. 

Cuando vemos —como hemos visto en la década pasada— funcionarios que quieren aprovecharse, enriquecerse, a través de la política, allí es cuando todo se daña. Pero si logramos renacer ese verdaderos sentido de la política en nuestro país —y no digo que es fácil, es un gran reto—, las cosas podrán marchar mejor.

Voy a ser un poco abogada del diablo. Mucha gente, muchos políticos culpan a la década pasada de este tema de corrupción, y sin quitarles la responsabilidad a los gobernantes de la década pasada, a los ministros, a todos los funcionarios públicos, la corrupción no es un tema exclusivo de la década pasada.

De acuerdo.

Incluso hay que pensar que Rafael Correa llega al poder por un hartazgo, una desidia de los ciudadanos. Si ampliamos la mirada, por ejemplo en el caso de Suma, recién se hizo una denuncia en medios de comunicación, que podría involucrar al exalcalde Rodas con los pagos irregulares a Odebrecht, relacionada con la construcción del metro. La corrupción siempre suele rondar la política. ¿Cuál es el mecanismo, incluso desde la Asamblea, considerando su tarea fiscalizadora, para tener instituciones más transparentes?

Es fundamental que desde la Asamblea, o desde cualquier espacio político en el que uno trabaje, uno se muestre como alguien que escucha, como alguien que trabaja en conjunto con la comunidad, como alguien cercano a los ciudadanos en general, como alguien que apoya cosas, como alguien que trabaja en temas puntuales para desarrollar esos temas puntuales y sobre todo, muestra resultados. 

Podemos decir que nosotros fiscalizamos y nosotros legislamos. Pero si es que no demostramos resultados en cuanto a la fiscalización,  si es que tenemos muchos juicios abiertos a políticos pero realmente los ciudadanos que nos eligen no ven que ese dinero ha regresado al país o que el culpable ha sido sancionado, entonces nos quedamos en el discurso. 

Ha habido una falla: los políticos pensamos en el discurso pero no en los hechos, en las acciones. Y evidentemente eso lo que reciben los ciudadanos. Si no se ve una labor adecuada en cuanto a la fiscalización, si se ve que las leyes que nosotros aprobamos realmente no benefician a la persona que camina en la calle, ¿qué tanta credibilidad va tener la Asamblea?. 

Si bien hay que pensar en los partidos, también hay que pensar en el desarrollo individual de cada uno de los asambleístas o de cada uno de los políticos. Si cada uno es consciente de lo que está haciendo, si cada uno es responsable de su trabajo, y cada uno se enfoca en tener esos resultados, la suma de varios políticos que tengan resultados hará que, poco a poco, la clase política genere confianza en la comunidad. 

¿No le parece un poco ingenuo lo que me está diciendo?

¿Por qué dice eso?

Le pregunto, porque muchas veces en estas entrevistas los políticos suelen decir estas cosas que suenan bien pero que quizás son simplificadas porque lo difícil es cómo trasladar eso a la práctica. El trabajo consciente y personal de cada individuo debería sumar una colectividad de individuos asambleístas conscientes y responsables, pero no sé si ese ejercicio sea realmente algo que hacen todos los asambleístas porque si fuera así, la realidad no sería la que tenemos. 

Sí, claro, pues ahí hay que preguntar a cada uno de los asambleístas qué es lo que motiva. Voy a poner un ejemplo de cómo muchas cosas se pueden quedar en el discurso y no llega a los hechos tocando un tema en el que yo trabajo mucho por haber sido deportista y porque creo en el deporte como un elemento de desarrollo. 

Gana un atleta, una medalla en un campeonato mundial o  panamericano. Inmediatamente tú ves a muchos políticos salir y dar un discurso y buscar darle condecoraciones porque ante la cámara eso parece mostrar que estoy apoyando a los deportistas. 

A mí, muchos políticos, cuando fui deportista y gané ciertos títulos, se me aparecían de repente. Yo les decía, el otro día, propongamos una resolución dentro de la Asamblea para que se generen algunas cosas, para que el Presidente de la República asuma el deporte como una política de Estado, para que se decida plantear una mesa entre deportistas, empresa privada y gobierno para generar nuevos recursos. Digámosle al Presidente que ya no siga reduciendo los recursos que van al deporte, entre otras cosas. Se aceptó el cambio del orden del día en la Asamblea. Pero hasta ahora no se lo trata.

Pero eso pasa con todas las resoluciones.

Exacto. ¿Por qué traigo este ejemplo a colación? Porque queda en el discurso. Planteamos soluciones pero no se las trata ¿En qué quedamos? 

Y ahí llegamos a algo que es fundamental: tener un agenda legislativa clara. Nosotros, cuando se estaba definiendo quién iba a ser el nuevo presidente de la Asamblea, teníamos nuestro propio candidato y nuestra bandera, nuestra carta de presentación. 

¿Guillermo Celi? 

Guillermo Celi, sí. Nuestra bandera era tener un agenda legislativa clara porque al tenerla, tienes un plazo para presentar proyectos de ley, para probarlos, pero además es un herramienta de calificación. 

Si hay personas que dicen que la Asamblea no hace nada, no trabajan, bueno demostremos, en base a una planificación, que se van cumpliendo los hitos y las metas. 

Esa es una buena herramienta que evita además que se caigan ciertas cosas, o no se traten ciertos temas, y además se genera una línea de ruta clara de hacia dónde hay que ir. Me parece que eso sería un instrumento interesante, tomando cuenta que es una Asamblea muy plural, donde es más difícil ponerse de acuerdo.

Usted habla de la agenda legislativa, que en teoría sí hay pero en la práctica, ¿hay agenda legislativa?

Me parece que el presidente Litardo se ha demorado en plantear esa agenda legislativa. Sé que la semana pasada hubo una reunión en la que se establecieron algunos temas. No veo una agenda legislativa clara hacia el fin del periodo. Lo que se ha hecho es plantear cuáles son las leyes que deben ser tratadas hasta antes de la vacancia legislativa. 

Pero eso no hace una agenda.

Así es. Además que son temas que vienen rezagándose: hablamos de la Ley de la Función Legislativa que se empezó a tratar hace meses. Estamos hablando del Código Integral Penal que igual va meses ya tratándose El Código de la Salud, lo mismo.

Ese va años. 

El Código de la Salud lleva más de ocho años tratándose, exactamente. 

Igual de ahí tenemos Código en la Democracia que todavía no se trata pero que va a ser fundamental hacerlo. Las reformas laborales se vienen. 

Estamos viendo el corto plazo, tal vez un poco el mediano, pero también hay que analizar como institución, como Asamblea el largo plazo ¿Que más se viene después? ¿Qué va a hacer esta Asamblea, más allá de quién sea presidente, de la aceptación de uno o otro asambleísta, o de quedar bien como institución?. 

Si es que la Asamblea le va bien, le va bien al país. Por eso he criticado mucho también que, en ocasiones, mucho se enfoquen en hacer caer a otro asambleísta, en que le vaya mal, en ataques, en riñas personales, cuando el real enfoque tiene que estar en ser productivos. 

Usted entra en un periodo legislativo muy convulso, más allá de lo que podamos decir sobre el período anterior. Este tampoco ha sido mucho mejor, en el sentido de que empezó con un Presidente que sale por un escándalo relacionado con una llamada al excontralor prófugo de la justicia, luego llega una nueva presidenta durante cuya gestión también se dan varios escándalos y finalmente ahora, un tercer presidente, al que Elizabeth Cabezas calificó de “buen chico”. ¿Cuál es su opinión del presidente, usted cree que va estar en capacidad manejar estos retos que tiene en la Asamblea? ¿Servirá el llamado acuerdo legislativo?

El presidente Litardo todavía está intentado hacer que la locomotora arranque. No ha mostrado resultados aún. Habrá que esperar hasta final de este año para definir si se han cumplido, al menos, los temas urgentes. 

Fue un comienzo difícil con todos los problemas de las comisiones que no se conformaban, los acuerdos que existieron entre dos partidos políticos, Alianza País y Creo. Esto complicó la agenda legislativa el primer mes. Pero más más allá de calificar a una persona, hay que calificar a la Asamblea como tal. El presidente tiene que estar enfocado en eso: en que la locomotora ande, que la Asamblea muestre resultados.

¿Cree que va a poder hacerlo?

Yo espero que sí. Evidentemente a todos nos interesan que a la Asamblea le vaya bien. Hay muchos proyectos de leyes que están rezagados, y para poder sacarlos necesitamos trabajar, y necesitamos, seguramente, no solo sesionar dos veces a la semana como lo estamos haciendo si no más días. Creo que todos estaríamos dispuesto a hacerlo.

¿Y de quién depende que lo hagan?

Ahí depende sí del Presidente de la Asamblea, que él convoque y que, insisto, marque una agenda legislativa clara. Para haya una hoja de ruta y vayamos tratando tema por tema de forma organizada. Siempre va a haber estos escándalos. Siempre se va a buscar dañar la imagen de un o otro político. 

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«Vemos la ignorancia incluso de los asambleístas», Sebastián Palacios. Fotografía de Valentina Tuchie para GK.

Algunos se daños solos.

Seguramente. Pero mientras más enfocados estemos en tratar los temas que a la ciudadanía le interesan y menos en esas riñas y escándalos, vamos a buscar resultados. 

Cada semana hay un escándalo. Eso llama mucho más la atención que el resultado de una ley que la Asamblea pueda aprobar. 

Incluso se está malacostumbrando al ciudadano que escucha en malas noticias sobre la Asamblea y sobre otras funciones del Estado. Lo que debería escucharse en las noticias, y también es responsabilidad de los medios, de la ciudadanía en general, son los resultados de la labor que estamos haciendo. 

Usted dirá bueno pero es que hay más escándalos que resultados. Entonces, hay que fomentar mucho más desde nuestros espacios que haya esos resultados. 

Hablemos de la Ley del Deporte. ¿Qué es lo que usted está planeando para estas reformas?

Primero, el deporte es una herramienta fundamental de desarrollo de las personas y del país. Lamentablemente, muchas autoridades no se han dado cuenta de esto. Pero en otros países sí, incluso organismos internacionales —como la ONU— han definido que es un eje transversal del cumplimento de los objectivos de desarrollo sostenible. 

¿Por qué? Porque ataca problemas serios en la sociedad. Por ejemplo, las enfermedades. ¿Qué mejor estrategia de prevención que más personas hagan deporte, ejercicio y actividad física? 

Hablamos mucho de cómo lograr que los niños y jóvenes no consuman drogas. Bueno, fomentemos que hagan deporte. 

Hay problemas económicos en el país. Nos imaginamos cuántas personas habrán leído el nombre Richard Carapaz y abajo Ecuador el día siguiente que el triunfó en el Giro de Italia. Al nivel turístico el deporte puede ayudar muchísimo, los deportistas son nuestros mejores embajadores. 

Hablamos de violencia de género: a través del deporte podemos demostrar, justamente que tiene que haber igualdad, oportunidades, derechos. 

Podemos pasar mucho tiempo hablando de los beneficios que trae el deporte al país. Por eso yo he asumido esto como una bandera. 

Por eso creamos el Grupo Parlamentario del Deporte. 

Diecinueve asambleístas trabajando cerca de ocho meses en una reforma a la Ley del Deporte que es muy interesante porque fue participativa. Escuchamos a deportistas, dirigentes, actores en general y junto a ellos construimos esta reforma. 

¿Qué busca? El objetivo principal es despolitizar el deporte en el Ecuador. Un reto enorme, sí, pero de los que nos gustan también. 

Por ejemplo, nos llama la atención cómo se elige el directorio de la federación provincial de un deporte. Esto se decidió en la reforma que se hizo en 2010 está vigente. 

Un directorio de una federación provincial se elige a través de un funcionario del Ministerio del Deporte, un funcionario de Salud, un funcionario del GAD, de la Alcaldía y un deportista. Si es que vemos, la gran mayoría son gobierno, funcionarios. Entonces van siempre a preferir y a decidir por los dirigentes. 

¿Cada institución que usted menciona plantea un dirigente?

Exactamente. Lo que ha sucedido es que el deporte termina politizado porque piensan en los intereses políticos más que en los de los deportistas. Estamos cambiando todo eso. Estamos creando un nuevo sistema deportivo. Estamos cambiando la estructura deportiva para que sea mucho más eficiente. 

¿Cuáles son los puntos más importantes, o más transformadores de su propuesta?

Hablamos de cambiar la forma en la que se elige el directorio de federaciones provinciales y nacionales.

¿Que sería cómo?

Para que sean las mismas asociaciones por deporte, que son los que conocen el deporte, quienes eligen. Para que sean las ligas cantonales, por ejemplo. 

Otra de las cosas que estamos planteando es que haya transparencia total en los recursos. 

Siempre se ha hablado de los recursos del Estado pero, ¿qué pasa con los recursos que generan las federaciones y las dirigencias en sí, de autogestión?

¿Donaciones de empresas y demás?

O cobro de entradas del estadio para un partido de fútbol, por ejemplo. 

No hay un mecanismo claro, entonces estamos estableciendo un mecanismo, auditorías para que exista claridad y transparencia sobre esos recursos. 

Estamos introduciendo algo innovador y es el capítulo del deporte profesional. 

Siempre se ha creído que la ley no debe contener este capítulo porque hay normativa internacional, por ejemplo para el fútbol, la FIFA, y así para cada unos de los deportes profesionales. Nosotros creemos que, como se desarrolla aquí, por soberanía, tiene que considerarse el deporte profesional. Les estamos dando algunas herramientas, por ejemplo para la creación de ligas profesionales. Vemos que en el fútbol ya se creó una liga, pero la legislación ecuatoriana no contempla con claridad la creación de esa liga profesional.

Que sería paralela, en este caso, a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, si seguimos con el mismo ejemplo del fútbol, o ¿cómo funcionaría, digamos, en cuanto a jerarquía?

No porque las ligas están por encima en el deporte profesional per sé. Lo interesante es que damos la oportunidad de crear sociedades anónimas para los equipos para que puedan generar recursos y para que haya mucho más transparencia.

¿Sociedades controladas por la Superintendencia de Compañías o por quién?

Exactamente. Se generaría transparencia porque hay mucho más control, entonces se evita que un equipo contrate a un jugador por millones de millones de dólares, después no lo pueden pagar y ese equipo entra en quiebra. Para que no pase eso hay controles previos que, evidentemente, hacen que los equipos puedan manejarse, puedan generar sus recursos. pero también que sepan que esos recursos están controlados. 

Otra de las cosas interesantes dentro de la liga que estamos planteando es el enfoque que debe tener el deporte. Siempre regresamos a ver el deporte de élite y el deporte profesional pero qué pasa con el deporte escolar, el semillero. Ahí es donde realmente se forman los futuros campeones. 

Tenemos capítulos enteros que hablan sobre cómo promover el deporte en las escuelas y colegios. Se han perdido los campeonatos interescolares, cómo retomarlos. Desde cosas sencillas como que a los deportistas se le den permisos para asistir a las competencias. 

Otras cosas como los uniformes que usan para las escuelas y colegios, su ayudan a que los niños hagan más actividades físicas en los recreos o no. Y, bueno, algunos ejes transversales, la garantía de los derechos a los deportistas, la igualdad de género, que es fundamental.

¿Igualdad de género en qué puntos específicos?

Desde los directorios hasta la formación de equipos. Pedimos que haya paridad. 

En la Asamblea declaramos el Día Nacional del Fútbol Femenino. Esa declaración produjo que después, dentro de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, se creara una comisión especial de fútbol femenino, se lance el campeonato, la superliga femenina que se llama, que las futbolistas tengan mucho más derechos. Antes tenían que viajar en bus cuando los hombres viajaban en avión. Tenían que llegar a hoteles, tres o cuatro mujeres en una misma habitación incómodas, hacían un campeonato a días seguidos y eso generaba lesiones. 

Algo que quería comentar, antes de seguir, es sobre la Ley para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. 

También en el tema de violencia contra las mujeres es importante ver los resultados desde el Ejecutivo. 

¿No se está cumpliendo ?

No a cabalidad. De hecho, hoy estamos preparando el segundo oficio pidiendo información del cumplimiento de este sistema a cada una de las instituciones y, sobre todo, al ente rector del sistema.

¿Que es quién?

Era el Ministerio de Justicia. Ahora debería ser de la Secretaría de Derechos Humanos o el Consejo de Igualdad. No hay claridad sobre eso. 

¿No han tenido reuniones con el Ejecutivo para poder hablarlo?

Hubo una reunión en la Asamblea. Pero a raíz de eso hubo cambios. Algunos funcionarios salieron y otros entraron. Digo que me preocupa, no tanto por el hecho de cambio de autoridades y demás, pero sí me preocupa la reducción de recursos que sufrió el sector.

Antes había más de 8 millones de dólares destinados para la prevención y la erradicación de las violencias contra la mujer. Ahora poco más de 650 mil dólares, evidentemente insuficientes. 

¿Y  esta decisión es del Ejecutivo?

Fue decisión del Ejecutivo que la toma porque no se había gastado los 8 millones. Claro, falta planificación, pero no quiere decir que no se necesite ese dinero para combatir este problema. 

Hablamos de todo. Desde un cambio en los entes que generan justicia, fortalecer las fiscalías, fortalecer las juntas parroquiales, tener centros de acogida. En Quito, por ejemplo, solo hay uno, hay un centro de acogida para niñas embarazadas o niñas madres.

Están también pendientes de debate las reformas al Código Orgánico Integral Penal, COIP. Uno de los puntos álgidos ahí es la despenalización del aborto. ¿Se tiene ya fecha para el debate?

Todavía no hay fecha exacta para tratar las reformas al COIP pero sabemos que, según los compromisos que hizo el Presidente, se debe tratar antes de la vacancia legislativa que inicia el 15 de agosto. Dentro de las reformas hay una que ha llamado mucho la atención, es la despenalización del aborto en casos de violación, de incesto, inseminación no consentida y de malformaciones comprobadas del feto que no garanticen su vida tras nacer. A mi me parece que en esta discusión hay que centrar bien el debate. Ha habido tanta desinformación, tantos mensajes tendenciosos con mentiras. Hay que explicar de qué se trata del debate. El debate no es si estamos de acuerdo o no con el aborto. Se trata de decidir que si una mujer ha sido violada, que seguramente ha vivido la experiencia más traumática de su vida, sea obligada por el Estado a continuar con un embarazo producto de esa violación, y que si decide no continuar con este embarazo, estamos de acuerdo que el Estado lo penalice con cárcel.

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Palacios cree que no hay una agenda legislativa clara. Fotografía de Valentina Tuchie para GK.

¿Y está claro para los asambleístas eso?

Creo que para algunos no. Algunos anteponen creencias religiosas. Algunos están debatiendo sobre las semanas del feto, cuando ese no es el debate. El debate tiene que ser si una mujer que ha sido violada debe ser doblemente o triplemente vulnerada, teniendo que ir a un centro clandestino y después, si decide abortar, penalizarla con cárcel. Hay gente que dice que esto va a hacer que aumenten los abortos en el país pero no, lo que va a hacer es que menos mujeres mueran en centros clandestinos porque una mujer que quiera abortar, aborta, sea legal o no. Hoy, muchas mujeres mueren, muchas llegan con abortos en curso a un centro de salud y los médicos, en lugar de atenderlas, las denuncian. Creo que hay que ser muy serios, muy responsables en este debate. Hay que basarse en cifras, datos. Hay que ser empáticos con estas mujeres que han sido violadas. A mi me parece que lo principal es poder decidir. Ya no pudieron decidir cuando fueron violadas y a través de una norma les negamos ese derecho. Estamos hablando de derechos. 

Uno de los argumentos que usan algunos asambleístas que están en contra de la despenalización del aborto es las secuelas que un hecho así puede dejar. Sin embargo obligar a una mujer a tener un hijo de un violador tiene también secuelas irreparables. 

Para tomar una decisión en este debate debemos estar absolutamente informados. Hace unos meses visité un centro de acogida a niñas madres en Quito. Veía niñas de 13, 14 años, con su bebé en brazos y en el cuarto de al lado había una profesora intentando darles clases. Las profesoras decían que ellas ya no van a poder estudiar, que son niñas cuidando niños. No me puedo imaginar lo que es tener un hijo no deseado y producto de una violación, que seguramente les recuerde a esa violación. Y respondiendo a ese argumento de las secuelas, es importante decir que despenalizar el aborto en casos de violación no obliga a las mujeres a abortar. Es opcional. Se debe garantizar que haya información suficiente, que haya un consentimiento informado para que la mujer que ha sido violada y va a un centro de salud sepa cuáles son las secuelas físicas, psicológicas, cómo es el procedimiento, etcétera, para que en base a la información pueda tomar una decisión. El debate es: ¿estás de acuerdo que una mujer que ha sido violada y aborta vaya a la cárcel, sí o no?

¿Pero de quién depende que esa sea la pregunta y no sea si estás o no de acuerdo con el aborto?

Va a depender de nosotros, de aclararlo. Yo lo haré. Hay personas que ya te empiezan a tachar: ah usted es abortista. Nadie puede decir: yo apoyo y fomento el aborto. Nadie puede decir que es algo positivo pero sí es una salida y una elección para una mujer que ha sido vulnerada en sus derechos. Nosotros, como asambleísta y los ciudadanos debemos preguntarnos: qué pasaría si eso me sucedería a mi, o qué pasaría si eso le sucedería a mi hermana o a mi hija, si mi hija es violada y ella decide no continuar el embarazo producto de esa violación, como padre ¿le negaría eso? ¿Le obligaría tener ese hijo? ¿La denunciaría? Porque si es un delito, todos estamos obligados a denunciar. Esas son las preguntas que tenemos que hacernos. Hay 17 denuncias diarias en la Fiscalía y eso es un subregistro. Cuántas son violadas y no lo denuncian. Entonces imaginemos lo que esto significa. Otro argumento es que los familiares —porque el 80% de violaciones ocurren en el núcleo familiar— y habrá total impunidad para ellos. A mi me parece que será todo lo contrario. Hoy en día hacen esos en centros clandestinos. Cuando una niña, por ejemplo, que ha sido violada por un familiar, vaya a un centro de salud, la norma que vamos a aprobar dice que eso se convierte en noticia criminis y tiene que iniciarse una investigación al respecto y eso hará que mucho menos violadores queden en la impunidad. 

Otro argumento que han usado quienes se oponen, dicen que sería mejor que la mujer dé en adopción ese hijo.

No es posible actualmente.

No es posible actualmente, uno, pero por último eso es debatible. El argumento ahí es que es decisión de la mujer: si es que quiere tenerlo, si es que quiere interrumpir el embarazo o si es que quiere darlo en adopción. 

En otro tema. Cuando empezaron las denuncias de los supuestos diezmos a usted también lo denunciaron por una oferta para realizar tráfico de influencias en octubre de 2018.  ¿En qué estado está eso?

Cuando uno es funcionario público, siempre puede recibir ataques y este tipos de cosas desde cualquier lado. 

Cuando esto sucedió yo fui totalmente transparente. Incluso acudí a medios de comunicación dos semanas enteras para aclarar el tema y explicar todas las mentiras que se decían dentro de esa denuncia.

¿Está en la fiscalía la denuncia?

Eso está en la Fiscalía. Yo esperaría que eso se pueda resolver lo antes posible, entendería que la fiscalía tiene tantos casos y por eso no ha podido resolver este. 

Si es que existiera algo de verdad dentro de la denuncia no dude que ese caso ya hubiese salido. La fiscalía ha llamado testigos, ha llamado a la persona y demás.

¿Era un colaborador suyo quien lo denunció?

No, no, ni siquiera era colaborador mío. Él hablaba de cobro de diezmos dentro de mi equipo de trabajo, lo cual no solo me indignó a mí, si no que le indignó a mi equipo porque habla mal de ellos también. 

¿Se refiere al equipo que está ahorita en funciones? 

Claro, él nunca fue un funcionario mío. 

¿Y entonces de dónde sale la denuncia de esa persona?

Porque él entró a la campaña, cuando yo era candidato a asambleísta. Fue una de las tantas personas que se sumó para apoyar la campaña.

A veces, algunas personas traen camisetas para apoyar, botellas de agua para entregar en los recorridos o traen a la familia para acompañar dentro de las caminatos y visitar barrios. Él pensó que eso significaba que yo después le iba a dar un puesto de trabajo. Lamentablemente esa parece ser una práctica común dentro de la política. Yo no lo veo así. 

El momento en que esa persona vino a “reclamar” su puesto de trabajo, yo le dije que no, que no tenía la preparación. Además, mi equipo de trabajo estaba conformado, y evidentemente surgió un resentimiento. 

Mucho tiempo después empiezan los escándalos. Entiendo que él ve eso como una oportunidad para sacar este tema. 

Asesorado políticamente o no lo sé, el hecho está en que fui totalmente abierto para dar mis versiones tanto en medios de comunicaciones y demás.

Y lo más importante es que eso no hizo que mi trabajo se vea afectado,  o que yo deje de producir legislativamente. Más bien todo lo contrario. Yo continúo con mis proyectos, de cada una de las comisiones de las que trabajo, grupos parlamentarios, y demás. Así como en todo los casos, yo esperaría que lo más pronto posible la Fiscalía pueda desmentir todo eso y sacar resultados.

¿Cuál es el nombre de la persona que lo acusó?

Washington Añasco. Con excepción de que lo conozco y participó dentro de la campaña, todo lo demás son puras mentiras. 

La denuncia supuestamente es por ofrecimiento de cargo público. Dice que me ha entregado dinero, y eso es falso. 

¿Ha pensado en su futuro político?

Nunca. En estos siete años como funcionario público y estos dos años en la Asamblea, nunca he trabajado en base a cálculos políticos o pensando si esto generará votos o no. 

Lo he hecho con responsabilidad, siempre pensando en servir. Todavía me quedan un par de años en la Asamblea. Todavía no sé si quisiera una reelección o no, lo definiré mientras se vaya acercando la fecha.

¿Se siente cómodo con su partido?

Totalmente. Es un partido que da mucha flexibilidad para que nosotros presentemos proyectos desde los temas que nos interesa tratar. 

Jamás he tenido un lineamiento desde mi movimiento sobre cómo tengo que votar ni he tenido imposiciones de temas, que debo tratar o de temas que deba hablar. Tengo absoluta libertad para seguir defendiendo mis causas.

¿Son aliados de alguien dentro de la Asamblea?

No, para nada.

¿Suma es de los partidos que van a morir?

Si bien Suma no tuvo candidato a la Alcaldía de Quito, sí tuvo en otras provincias.

Con unas alianzas un poco raras, ¿no?

Hubo alianzas con el Partido Social Cristiano. 

Me parece que también se aliaron con AP.

No.

¿Está seguro?

Te podría confirmar pero tenemos ciertos prefectos y ciertos alcaldes entonces eso hace que el movimiento pueda perdurar.

El asambleísta duda, insiste en que puede confirmar. La alianza sí se dio, como lo publicamos en abril de 2019. Suma hizo alianzas con el Partido Social Cristiano, Alianza País, Democracia Sí, Pachakutik, Podemos, Sociedad Patriótica, entre otros. 

asambleista sebastian palacios deporte

«El debate es: ¿estás de acuerdo que una mujer que ha sido violada y aborta vaya a la cárcel, sí o no?», Sebastián Palacios. Fotografía de Valentina Tuchie para GK.

¿Va a mantenerse a pesar de que la muerte política del líder, tras su desempeño en la Alcaldía de Quito, es casi un hecho?

Yo creo que un movimiento no tiene que enfocarse en una persona.

Ese es el deber ser pero ya hemos visto cómo funcionan los partidos. ¿Usted cree realmente que sin la figura del líder fundador y tras los cuestionamientos en la alcaldía, el partido puede continuar?

Sí, totalmente. Si es que seguimos pensando que un partido político es una persona no vamos a avanzar. 

Al escuchar la última pregunta hace una larga pausa. Ríe, dice que no lo ha pensado. Se toma un par de minutos, con las manos juntas, apoyadas en la frente y la cabeza hacia abajo.

Terminamos con esto. ¿Qué error político ha cometido en estos años de asambleísta?

Te voy a ser sincero. Decidí ser parte de la comisión que investigó el asesinato del General Gabela, creyendo, sinceramente, que el trabajo que realizaramos en esa comisión iba a traer resultados hacia la esposa del General Gabela y hacia el país. Trabajamos muy fuerte. Con el equipo de trabajo nos volcamos a ese caso. Considero que hicimos un buen trabajo dentro de la comisión por eso no es un error per sé, pero habiendo un informe dentro de la comisión no ha pasado nada. No se han definido culpables.

¿Pero cuál es su error ahí? Porque lo que plantea es quizás un error de la estructura o las instituciones, ¿pero cuál es el suyo?

Pensaría dos veces, en un gobierno en el que todavía hay funcionarios con intereses del gobierno pasado, en entrar a una comisión tan polémica con tan pocas posibilidades de resultados reales.

¿Su error fue querer participar en una comisión en la que pensó que podía haber resultados cuando en realidad no hubo?

Exacto. Tal vez ingenuidad.

Eso es una novatada política, ¿no?

Sí, ingenuidad de creer que toda la estructura iba a pensar igual que yo, en que la verdad salga a la luz, en un caso tan delicado. He hablado muchas veces con la esposa del General Gabela y he asumido esa lucha como propia y si te genera frustración que hasta la fecha no se identifican responsables. Ojalá la verdad salga a la luz, tendrá que pasar muchos años para que ya no haya ningún tipo de relación entre quienes estuvieron hace ocho años y quienes están ahora, para que haya algún resultado en ese caso.