En el 2015, Volkswagen, uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo reconoció que había desarrollado un software que alteraba datos sobre emisiones de gases contaminantes para poder pasar satisfactoriamente los controles de calidad ambiental. Ni autoridades ni consumidores se habrían enterado de la existencia de este software si no era porque la academia y las organizaciones de la sociedad civil desarrollaron un dispositivo de medición en carreteras que llegó a contrastar diametralmente los datos de la empresa.

Como resultado de la medición, se descubrió que los vehículos (11 millones en todo el mundo) emitían hasta 35 veces más óxido de nitrógeno del registrado durante los controles. La tecnología cívica logró una disrupción que ha motivado el uso de herramientas tecnológicas para el empoderamiento ciudadano mediante la apropiación de datos públicos.

Este uso de las herramientas tecnológicas al servicio de la sociedad para revolucionar la gobernanza democrática se llama tecnología cívica.  Su adopción que, para unos, es un valor agregado, para otros, en la prestación de servicios públicos y generación de política pública, tiene que volverse una prioridad.

Son varias —y ampliamente utilizadas— las iniciativas de tecnología cívica que, a nivel mundial están convirtiendo a la sociedad civil como actores indispensables en la toma de decisiones y en la visibilización de sus prioridades en la agenda política.

Una de ellas es Luftdaten.info, una  iniciativa del OK Lab Stuttgart, miembro de la red Code for Germany de la Open Knowledge Foundation, que se ha convertido en una de las comunidades de tecnología cívica más grandes de Europa. Code for Germany busca promover la transparencia en las políticas de desarrollo, los datos abiertos y la ciencia ciudadana a través de proyectos open source cuya sostenibilidad radica en la participación ciudadana.

Luftdaten.info, en particular, consiste en la construcción e instalación en viviendas de dispositivos DIY (Do It Yourself) para medición de partículas de polvo en el aire que permita: 1) visibilizar la calidad del aire en tiempo real y 2) generar data para la construcción de política pública de desarrollo sostenible. La iniciativa —que empezó en la ciudad alemana de Stuttgart— cuenta ahora con la participación de miles de personas que, alrededor del mundo, quieren contribuir con la generación de data abierta y ciencia ciudadana.

Éste y otros proyectos ciudadanos similares nacieron, y se han posicionado, como respuesta a escándalos como el ‘Dieselgate’.

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La tecnología cívica también empieza a revolucionar los procesos de generación de política pública  por dos razones. La primera, porque permite —sin exagerar— medir el mundo en tiempo real y a costos accesibles.

Dispositivos como el de Luftdaten.info funcionan con hardware open source como arduino o raspberry pi. Estos pueden conseguirse en, prácticamente, cualquier tienda electrónica. Operan con carga eléctrica (como el cargador de un teléfono portátil), baterías o mini paneles solares.

A este hardware se le conecta sensores que pueden medir una variedad de datos como humedad, partículas de polvo en el aire, radiación, temperatura y otros. Estos datos, que pueden ser recolectados offline y después descargados en servidores o transmitidos en tiempo real mediante Internet, normalmente se envían a interfaces web de datos abiertos a las que lxs ciudadanxs, la academia, y las autoridades pueden acceder.

La segunda razón es que las iniciativas de tecnología cívica democratizan la toma de decisiones, permitiendo a los ciudadanos ser parte de ella. Muchas de estas iniciativas dependen de que ellos se sumen a la construcción e instalación de dispositivos en sus hogares o trabajos, para generar los datos en medianas y grandes escalas.

Además, cuando estas iniciativas están acompañadas de procesos de sensibilización los participantes no solo aportan con la generación de datos sino que se les regresa esa información transformada en indicadores —lo que, a su vez, los vuelve proactivos en la generación de política pública.

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No hay que ir muy lejos para encontrar estas iniciativas puestas en práctica. En Ecuador, la Cooperación técnica Alemana-GIZ, con apoyo del laboratorio de innovación cívica Tinku Lab, implementa un proyecto que promueve la concientización sobre cambio climático, a partir del diseño colaborativo de una herramienta de tecnología cívica para levantar datos de humedad y temperatura en casas en Portoviejo.

Esta iniciativa nació en el marco de la actualización de la norma nacional de construcción y las recomendaciones sobre eficiencia energética en edificaciones que hará el Instituto de Investigación Geológico y Energético (IIGE). El IIGE busca que las recomendaciones surjan de la toma de datos en viviendas de interés social —aquellas construidas por los gobiernos central y local para personas vulnerables.

El objetivo es saber, con datos tomados en tiempo real, si los materiales de construcción, la distribución espacial y otros elementos son los adecuados para cada zona climática. Se busca, además, que estos proyectos habitacionales masivos generen estándares de confort térmico adecuados y que, desde cada familia, se generen buenas prácticas para mitigar el cambio climático. Si las condiciones térmicas son adecuadas, las familias no tendrán que comprar ventilación artificial —evitando, además, el consecuente aumento en consumo de energía tradicional.


Este reportaje es elaborado gracias al apoyo del Programa Ciudades Intermedias
Sostenibles de la Cooperación Técnica Alemana (GIZ)

GIZ

Con la implementación de este primer ejercicio de tecnología se busca fortalecer las capacidades de los distintos actores del ecosistema local. De las instituciones gubernamentales en la generación de políticas de desarrollo sostenible que vinculen a la ciudadanía, y  actores de sociedad civil para generar replicabilidad de la iniciativa y participación ciudadana, de la academia como consumidores de data para investigación y, sobre todo, de los habitantes de cada vivienda que —a través de la construcción participativa de los dispositivos y el proceso de sensibilización— se convierten en ciudadanos que comprenden y logran proteger el ambiente.

Un último componente importante de este ejercicio piloto es la documentación y sistematización de todo el proceso, de tal manera que pueda ser replicable y escalable. No solo por actores de la sociedad civil, sino también por actores del sector privado que vean en la tecnología cívica una forma de transformar sus procesos internos de toma de decisiones, y convertirse así en aliados en el desarrollo sostenible y la mitigación del cambio climático.