Tienden camas en hoteles de todo Estados Unidos. Recolectan naranjas en Florida, fresas en California y vegetales en Ohio. También han construido nuevas parcelas en Phoenix, Atlanta y Charlotte. Desde hace mucho tiempo, los encargados de hacer política en Estados Unidos han hablado de detener el flujo de trabajadores sin documentos. Sin embargo, la economía ahora depende más de ellos: ponerle fin a este tipo de inmigración, según muchos expertos, podría provocar la pérdida de empleos en general, el cierre de algunas empresas y la contracción de la economía estadounidense.
En años recientes, la seguridad fronteriza se ha endurecido, una economía más fuerte ha reducido el desempleo. Muchos empleadores, en especial los que ofrecen trabajos con salarios bajos, dicen que hay pocas alternativas a contratar trabajadores sin documentación legal.
El presidente Donald Trump está atrapado entre lograr el equilibrio entre seguridad fronteriza y prosperidad económica. Trump se comprometió a levantar un muro para evitar el ingreso de inmigrantes indocumentados y ha redoblado los esfuerzos para deportar a los que ya están en Estados Unidos. Su gobierno ha hecho auditorías de nómina y redadas en sitios de trabajo que han terminado en el arresto de miles de trabajadores.
Sin embargo, el 6 de diciembre de 2018, cuatro personas sin permiso de trabajo se identificaron como empleados del club de golf de Trump en Bedminster, Nueva Jersey. La base de datos federal E-Verify sugiere que la Organización Trump no aplica los procesos más estrictos de verificación al revisar los documentos de sus empleados en otras de sus propiedades en todo el país. Esto hace que las probabilidades de que esté contratando empleados sin documentación en regla sean muy altas. Al igual que otros trabajadores indocumentados en todo el país, otros ex empleados de Bedminster entrevistados por The New York Times admitieron haber presentado tarjetas de residencia y de seguridad social falsificadas para obtener el empleo.
La Organización Trump se ha comprometido a despedir a los trabajadores sin documentación legal que descubra en su nómina. El destino de aquellos que no cuentan con papeles de trabajo legales es aún incierto. Lo que sí está claro, sin embargo, es que en una época de desempleo muy bajo —del 3,7% a nivel nacional— es posible que al club de golf de Trump se le dificulte contratar empleados legales para reemplazar a los indocumentados que llegase a despedir.
La mayoría de inmigrantes indocumentados son parte de la fuerza laboral del país
Cerca de ocho millones de los casi once millones de inmigrantes que están sin autorización en Estados Unidos (una cifra que ha bajado del pico de 12,2 millones de 2007) participan en el mercado laboral. Representan alrededor del cinco por ciento de los trabajadores totales en Estados Unidos, según el Centro de Investigaciones Pew.
“Nuestra economía ha absorbido a estos trabajadores y los patrones querrían más, en vista de lo baja que está la tasa de desempleo” dijo Madeline Zavodny, economista de la Universidad de Florida del Norte y experta en la economía de la inmigración. Los inmigrantes no autorizados están sobrerrepresentados en empleos que requieren poca preparación, como la agricultura, la construcción y el cuidado infantil.
Con frecuencia, a los patrones les resulta difícil cubrir estas vacantes con ciudadanos estadounidenses. Anabel García, inmigrante indocumentada originaria de México, trabaja en los viñedos del condado de Sonoma en California. Le pagan alrededor de quince dólares la hora. Al final de la temporada, se dedica a limpiar casas y fincas vinícolas por alrededor de veinte dólares la hora. Su esposo, Jorge Romero, trabaja cerca, en las tierras de pastoreo para vacas. “Podemos realizar cualquier trabajo”, dijo García, de 39 años. “No hay estadounidenses en los campos”.
Subir los salarios no es una solución integral
¿Qué sucedería si se fueran todos los inmigrantes no autorizados?
Steve Camarota, director de investigación del grupo Centro de Estudios Migratorios (CIS, por sus siglas en inglés), que apoya el freno a la inmigración, cree que el aumento a los salarios podría ser una motivación para que muchos estadounidenses en desempleo crónico regresen a trabajar.
No obstante, los salarios no son el principal problema según algunos economistas: no habría suficientes estadounidenses dispuestos a aceptar trabajos de obreros. “No todos estarán dispuestos a realizar el trabajo sucio”, explicó Chris Tilly, economista laboral en la Escuela Luskin de Relaciones Públicas en la Universidad de California, campus Los Ángeles, porque las expectativas y el estatus también son consideraciones importantes al buscar empleo.
Quizá esos ciudadanos estadounidenses prefieran un empleo con un salario bajo dentro de un centro de distribución de Amazon, en vez de poner tejas en techos. Una encuesta realizada a finales de 2017 por la asociación Associated Contractors of America reveló que el 70 por ciento de las constructoras tenían problemas para contratar reparadores de techos, albañiles y electricistas, entre otros empleados. El sector de hotelería y servicios de alimentación reportó un número récord de vacantes en octubre de 2018.
Una frontera cerrada podría significar una economía en contracción
Históricamente, la regulación de la frontera con México, la principal fuente de migración, “siempre se ha basado en las necesidades de la economía”, dijo Tilly.
Bajo la administración Trump eso es menos cierto. El gobierno que ha intentado evitar los cruces ilegales de la frontera por todos los medios posibles.
Giovanni Peri, economista que estudia la inmigración laboral en la Universidad de California, campus Davis, dijo que si ocurriera un recorte real de la inmigración no legalizada, la economía de Estados Unidos se contraería. Advirtió que no solo afectaría a los inmigrantes, pues su trabajo sostiene a sectores que emplean a muchos estadounidenses. “Algunos sectores, como el de la construcción, la agricultura, la vivienda y los servicios personales, sufrirían una reducción drástica”, dijo Peri. “Algunas empresas cerrarían y optarían por reubicarse. Se perderían empleos. Algunos pueblos y ciudades verían desaparecer a la mitad de su población”.
“Definitivamente, dispararía una recesión”, dijo. “Se perderían muchísimos empleos”.
Es muy poco probable que trabajadores estadounidenses, débiles y vulnerables, se beneficien de trabajos hechos antes por inmigrantes: algunos de esos oficios desaparecerían del todo, dijo.
Algunos estadounidenses están desempleados por un motivo
«Muy pocos de los empleos que estos inmigrantes habrían sido tomados por estadounidenses”, dijo Peri. “Los que no están empleados tiene circunstancias complejas como adicciones a las drogas, el alcohol o tiene registros criminales”.
Especialmente en un tiempo de bajo desempleo, añadió, “este sería el peor momento para perderlos. No hay estadounidenses listos para hacer sus trabajos”. En algunos sectores, “podría haber gente que haga estos trabajos a salarios mucho más altos”, dijo la economista Zavodny en Florida. “Pero no está claro si esos trabajos existan a tan altos salarios”.
La agricultura, la construcción y el servicio serían fuertemente impactados
La industria de la agricultura ha empezado a invertir en automatización y robótica para compensar la creciente carencia de mano de obra.
En los campos de lechuga del Valle de Salinas, en California, una nueva máquina cruza fila tras fila de lechuga romana, haciendo el trabajo agotador, realizado durante mucho tiempo por personas, de arrojar cabezas de lechuga romana desde el campo. Se ahorra tiempo y trabajo humano. Aún así, más de la mitad de todos los trabajadores de campo están indocumentados, según la Oficina de Agricultura, que ha dicho que su repentina desaparición supondría un golpe catastrófico para la agricultura estadounidense.
Desde la década de 1990, inmigrantes indocumentados llegados de México y Centroamérica han llegado a ciudades como Dalton, Georgia, para trabajar en los molinos. En todo el sur y en ciudades de rápido crecimiento como Denver, cientos de miles de personas han sido absorbidas por la industria de la construcción como techadores, pintores y albañiles.
Los inmigrantes sin documentación legal representaron el 10,6% de la fuerza laboral en Nevada, el 8,6% en California y el 8,2% en Texas, según un estudio publicado en noviembre de 2018 por el Pew Research Center.
En estados como Georgia y Carolina del Norte, su presencia ha crecido rápidamente: son el 5,4% y el 4,5%, respectivamente, de la fuerza laboral.
El informe de Pew encontró que en todos los estados de la unión, excepto en cuatro, las ocupaciones de servicio —como ser camarero, lavaplatos o mucama— atrajo a la mayoría de trabajadores inmigrantes indocumentados. Alrededor del 31% de todos los trabajadores inmigrantes indocumentados trabajaban en servicio en 2016, según estimaciones basadas en datos recopilados por la Oficina del Censo estadounidense.
Los inmigrantes sin documentación legal representan cerca del 24% de los trabajadores agrícolas, pesqueros y forestales en territorio estadounidense. Son, además, el 15% de los empleados del sector de la construcción, la industria que contrata a más trabajadores inmigrantes sin papeles legales (1,35 millones en total).
En 2016, casi una cuarta parte de los empleados de restaurantes eran extranjeros. En comparación, los demás sectores de la economía tenían un 18,5% para, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales recopilados por la Asociación Nacional de Restaurantes. Lo más probable es que una gran proporción no tenga documentos legales de trabajo, según los economistas.
“Estos trabajadores, en general, tienen una gran experiencia y muchas habilidades” dijo Craig Regelbrugge, vicepresidente senior de Defensa e Investigación de la industria en AmericanHort, un organismo que representa al sector de la enfermería. “Son vitales por completo para las granjas, las empresas y las economías rurales”.
“Cada trabajo que realizan sostiene entre dos y tres empleos en la economía, así que, aunque pocos estadounidenses quieren este trabajo en el campo y las granjas, los empleos de muchos estadounidenses y muchas comunidades dependen de sus aportaciones”.