Se ha vuelto de moda comparar Ecuador y Venezuela usando libremente los tiempos verbales. Hay quienes dicen que Ecuador “ya se volvió” Venezuela, mientras otros dicen que “Ecuador se está volviendo Venezuela.” Finalmente, con la elección de Alianza País para su cuarto mandato seguido, otros dicen que el país “se volverá Venezuela”.

Si uno le pregunta a algún venezolano que haya tenido que migrar a Ecuador, ellos lo ven con mayor sutileza. Definitivamente existen tendencias en común en la historia política reciente de los dos países, incluyendo la concentración de poder, la falta de credibilidad institucional, el discurso divisor y populista. Pero Ecuador no tiene los niveles de disfuncionalidad, ni de delincuencia, ni de violencia para verse reflejado en el espejo de Venezuela. Ese reconocimiento no significa que no debamos preocuparnos por el futuro del país, pero tampoco significa que estamos destinados a seguir el mismo camino de la república bolivariana. Hay que proceder con precaución, pero sin exageración.

Para entender mejor cuál ha sido el camino de Venezuela, esta semana entrevistamos a Rodrigo Diamanti. Diamanti es un activista que forma parte de una generación entera para la que el activismo se ha convertido en un llamado ineludible. Rodrigo lidera una organización internacional que se llama Un Mundo Sin Mordaza, una organización no gubernamental que promueve los derechos humanos a través del uso creativo del arte.

Rodrigo, como muchos otros, emprendió su carrera con ganas de hacer otras cosas, pero la lenta desintegración del Estado de Derecho en Venezuela obligó al joven economista dedicarse a la lucha por la justicia. Todo cambió para Rodrigo en 2014, cuando fue encarcelado durante las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro en diferentes ciudades, pero principalmente en Caracas. A diferencia de algunos amigos suyos encarcelados con él, Rodrigo logró salir libre. A pesar de la prohibición de salir del país, Diamanti escapó. Ahora está en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, estudiando una maestría en administración pública.

Durante el transcurso de nuestra entrevista conversamos de cómo se mantiene motivado después de casi 15 años de activismo en los que el oficialismo chavista ha logrado consolidar su poder y a la vez profundizar la crisis política, social, económica, sanitaria, y de seguridad. Hablamos de las lecciones que ha aprendido la oposición venezolana, y el tipo de país que tocará construir después de acabar ese período de gran malestar y división social.

Esta entrevista está hecha con el espíritu que mencioné antes: debemos entender mejor Venezuela como punto de partida de nuestra conversación política nacional, para entender qué somos, qué no somos, y las opciones de futuro que podemos elegir.