Si se hace una búsqueda en Google que diga “Oliver Utne”, el primer resultado es Expulsado del Ecuador. Eso fue en 2014, cuando el voluntario norteamericano de la difunta (más bien, disuelta) fundación Pachamama recibió una carta de la Dirección de Migración y Extranjería, avisándole que el gobierno “no podía garantizar sus derechos humanos”, por lo que era mejor que se fuera del país.

Tres años después, Oliver está en Ecuador. En su historia, la expulsión temporal figura como una nota a pie de página. Utne ayudó fundar Kara Solar, una empresa social que busca crear un sistema de transporte público en la Amazonía, específicamente dentro de las comunidades achuar que viven en las orillas del río Pastaza, utilizando barcos que operan con energía solar.

Las carreteras fueron un símbolo de la década pasada en el Ecuador. El gobierno que trató de botar a Oliver Utne las mostraba como la prueba de su éxito, pero Utne —y otros— cuestionan si la de una autopista es algo deseable para la Amazonía. La selva íntegra que produce 20% del oxígeno del planeta se está convirtiendo en “bloques”: un término usado para referirse a las semi estado-naciones gobernadas por empresas petroleras. Las carreteras son las cicatrices permanentes de la selva, marcas profundas de apertura cuyo impacto hasta ahora ha sido irreversible. Dentro de las mismas comunidades de la Amazonía no hay un consenso si las carreteras son buenas o malas, pero lo cierto es que, mientras no hay alternativa, su llegada es casi garantizada.

El trabajo que hacen Oliver Utne y sus compañeros representa un microcuento dentro de la novela sobre los ecuatorianos y su relación con la Amazonía, sus pueblos originarios, y sus recursos. La conquista de la Amazonía es un proceso que continúa gracias a la poca cuestionada lógica de que el único camino de desarrollo es vender el patrimonio hasta que no quede más.

Nuestra conversación aborda el proyecto de Kara Solar y también las políticas públicas que gobiernan la Amazonía. Conversamos de la teoría de desarrollo que hay detrás de las operaciones de Kara Solar, y qué habría que hacer para que la Amazonía siga intacta.

Este episodio es oro para quienes se excitan con el acento gringo y el castellano mal construído: para los puristas del idioma, recomendamos volver en dos semanas para el próximo episodio.