Al final, la esperanza
Hay cosas que solo se escriben con dolor, tal vez con esperanza, incluso con rabia. Y otras que se escriben si se tiene un poco de todo eso. Esta es una de ellas. Mi familia y yo llevamos ocho años de afrontar una realidad: mi madre vive con cirrosis. Vive, si es que estar conectada a sueros se puede llamar vida. Brazos amoratados, pañales que vienen y van, gritos de dolor, comas hepáticos, un cuerpo que se encoge y una memoria que no es tal. No recuerda cómo me llamo. Soy su hija y lo sabe solo por intuición porque LEER MÁS