La ciudad más feliz del mundo está llena de muertos y desaparecidos
A las seis de la tarde, la luz se repliega en el barrio Santa Teresa, las ventanas de las cafeterías, las tiendas de recuerdos y las casas están abiertas. En este enclave turístico y residencial de Río de Janeiro hay una calma aparente. La tranquilidad acaba cuando un taxi baja por una empinada calle en dirección a Lapa, el barrio de las putas, de los turistas en búsqueda de desenfreno, de los niños bien, de la izquierda divina, de los drogadictos y los camellos (vendedores de droga). A contraflujo sube a alta velocidad una motocicleta con dos jóvenes negros. La LEER MÁS