Pregunta: Mi novio es poliamoroso y yo siempre me he relacionado desde la monogamia.

Por ahora sólo está conmigo. Llevamos casi un año saliendo y la comunicación es buena. El problema es que yo siempre me he relacionado desde la monogamia y no sé si voy a poder estar en una relación poliamorosa

En mis otras relaciones reconozco que he sido celosa e insegura respecto al cariño que mis otras parejas expresaban a sus amigas. Estoy yendo a terapia para trabajar en eso, pero mi psicóloga me dió a entender que siendo celosa y con mis inseguridades, no podría estar en una relación poliamorosa. Me dijo que lo pensara bien porque esas relaciones son problemáticas. Y un problema más, según mi terapeuta, es que ni novio es bisexual. 

En mi última sesión con ella salí con más inseguridades de las que tenía.

¿Cómo puedo empezar a entender el poliamor para estar en esta relación y sentirme segura con que él salga con otras personas?

➜ OTRAS COLUMNAS DE LA TERAPEUTA RESPONDE

Respuesta: 

Hola,

La primera vez que conocí a una pareja poliamorosa fue hace 10 años mientras hacía mis prácticas de psicología. En mi contexto académico y profesional, fue la primera vez que me enfrenté con cuestionamientos sobre el modelo monógamo como la única forma saludable de mantener una relación. Desde ese entonces, he tenido mucho tiempo para estudiar y entender pausadamente el poliamor y otros modelos que éticamente buscan relacionarse con más de una persona a la vez. 

Tú has tenido un año para hacer lo que yo hice en casi una década. Además, tu proceso no viene de una curiosidad innata, sino de conocer y conectar con alguien que ya ha hecho ese proceso, y tienes dudas de cómo comenzar. 

Sentir inseguridades en este momento no es raro ni problemático porque te estás enfrentando a algo nuevo. ¡Claro que tienes dudas! Puedes sentir miedo a lo desconocido, miedo a que te hagan daño o miedo a perder a alguien valioso.

Ese miedo es tu cuerpo, iluminando lo que es importante para ti, lo que quiere que cuides. Y te está diciendo que es importante entrar en este camino cuidándote a ti. 

Poliamar o no poliamar

Socialmente, existe un guión para las relaciones monógamas. Lo vemos en nuestras familias, en entornos sociales y académicos. Es como si nos hubieran hecho un camino de piedras en la maleza para indicarnos por dónde ir. Es imperfecto y confuso, pero existe. 

Para relaciones no monógamas consensuadas, por otro lado, no tenemos muchas guías. No es algo que vemos y conocemos, así que tenemos que inventarnos nuestro propio camino, y eres tú, junto a las personas con las que te relacionas, la que tiene que escoger las piedras y decidir por dónde ir. La información, las etiquetas y experiencias del resto son como esas piedritas. Tú decides cuáles vas a usar y cuáles no. 

Tal vez esa incertidumbre se sienta abrumadora, pero no estás sola.

La no monogamia ética (NME) y no monogamia consensuada (NMC) son términos generales que engloban varios tipos de relaciones. Los más conocidos son swingers, tríos, relaciones abiertas y poliamor. 

Algunos de estos modelos se basan en una exploración únicamente sexual, mientras que otros, como el poliamor, dan también espacio para relaciones emocionales. Las no monogamias éticas son muy diferentes a la infidelidad porque se basan en la honestidad y el consentimiento mutuo y entusiasta de ambas partes. 

Si bien cada relación tiene acuerdos diferentes, una relación poliamorosa suele buscar una comunicación abierta sobre las personas que se involucran emocional y sexualmente. 

Libros como Una Red Segura de Jessica Fern o Ética Promiscua de Dossie Easton y Janet W. Hardy, pueden darte una guía. Leer sobre otras personas que han estado en la misma situación te puede hacer sentir acompañada, aunque no reemplazan un sistema de apoyo real. Busca en tu ciudad una comunidad y si no la encuentras, haz como yo: crea la tuya. Aunque el foco del poliamor suele ser en las relaciones románticas, la amistad es una parte fundamental del amor. 

El primer paso es reconocer si tú puedes dar tu consentimiento real sin presión de tu pareja. Pregúntate, ¿cuáles son tus motivos para entrar en una relación poliamorosa? Cuestiónate si lo haces para mantener  la relación con tu novio o no. Si tomas la decisión de experimentar el poliamor, es porque tienes también motivaciones internas, como curiosidad o un cuestionamiento genuino de la monogamia. 

Recuerda que puedes elegir llevar una relación poliamorosa, pero no tienes que hacerlo. No hay un solo camino, cualquier modelo relacional va a tener sus beneficios y sus dificultades.

Los celos no son el problema

No existe una lista de requisitos para ser poliamoroso. Una de tus preocupaciones es que te defines como celosa e insegura y tu terapeuta cree que eso te impide tener una relación no monógama. 

En primer lugar, quisiera cuestionar estas etiquetas con las que te describes. Sentir celos y tener inseguridades es parte de la experiencia humana. Cómo los gestionas puede hacer una gran diferencia en el efecto que tienen en ti y en tus relaciones. Etiquetarte como insegura es construirte una jaula que limita tu capacidad de actuar diferente. 

En segundo lugar, las personas poliamorosas también sentimos celos e inseguridades. Las emociones en sí no son problemáticas, lo que puede traer dificultades es no saber cómo gestionarlas. De hecho, hay personas que navegan mejor los celos dentro de una relación poliamorosa en la que la transparencia y la honestidad les permite hablar abiertamente de sus otros intereses y relaciones. 

En lugar de limitar las interacciones que te generan celos desde el control, tienes la oportunidad de escucharte, de entender lo que necesitas para sentir la seguridad de que tu novio te va a cuidar. Para mantener una relación poliamorosa de una forma ética, necesitan buena comunicación para definir límites y expresar necesidades, responsabilidad con uno mismo y con el resto, y la capacidad de gestionar emociones de una forma respetuosa. Lo mismo es cierto para relaciones monógamas. 

Los acuerdos de exclusividad en la mayor parte de relaciones monógamas ayudan a limitar los disparadores que nos hacen sentir inseguros, por lo que buscamos cambiar el comportamiento del otro. En el poliamor, en cambio, no se evita sentir celos, se los usa para escuchar nuestras necesidades y guiarnos para sanar heridas. Este es un camino de aprendizaje lleno de errores, pero es en esas fricciones donde tenemos la oportunidad de conectarnos mejor con nosotros mismos y con el resto. 

Estigmas y prejuicios del poliamor y la bisexualidad

Vas a escuchar muchos prejuicios sobre el poliamor. Vivir una relación fuera de la norma te enfrenta con lo que la sociedad espera de ti, y eso trae retos y dolor. La monogamia es lo que siempre hemos visto como normal, se lo percibe como algo natural, saludable y estable. Por lo tanto, el deseo de una persona de explorar una relación poliamorosa es visto como caprichoso, inusual, o hasta disfuncional. 

Investigadores de Trobe University encontraron que las parejas no monógamas tienen igual satisfacción relacional y sexual que las parejas monógamas, contrario a la creencia de que las relaciones monógamas son superiores.

La bisexualidad también tiene su propia carga de prejuicios, como asociarla con la infidelidad, la promiscuidad, o la indecisión. Lo mejor que puedes hacer es conocer a cada persona independientemente de sus etiquetas y los prejuicios que las acompañan. 

El problema no es la orientación sexual de tu novio, lo que podría generar problemas es interpretar su orientación sexual negativamente desde los prejuicios tuyos o de las personas que te rodean. 

Celebrar la identidad bi de tu pareja puede tener un impacto positivo en la satisfacción que los dos tienen en la relación. Un estudio publicado en el Journal of Bisexuality midió los efectos de diferentes aspectos de su orientación sexual en personas bisexuales y sus parejas heterosexuales. Los resultados muestran que para una persona bi, no aceptar su identidad tenía un impacto negativo en la satisfacción en la relación. 

Históricamente, la salud mental ha sido partícipe de los discursos discriminatorios de la sociedad, por ejemplo patologizando la atracción entre dos personas del mismo sexo. Los psicólogos tenemos una posición de poder frente a nuestros consultantes. Generalmente, los pacientes llegan a terapia desde una posición vulnerable, y esperan que nuestra perspectiva les guíe. Dentro de nuestra ética laboral, tenemos que ser conscientes de nuestros sesgos y nuestras creencias personales para no trasladarlos al espacio terapéutico. 

Lo que hacemos los psicólogos es dar el espacio para explorar tus emociones, pensamientos y comportamientos para que puedas tomar tus propias decisiones. Es como si tú trajeras una maleta, y en terapia la abrimos y observamos lo que tú empacaste. 

Como profesionales de la salud mental, nuestro trabajo no es decirte qué guardar ahí, y mucho menos poner cosas nuestras en tu maleta. Es decir, nuestra labor no es decirte cómo deberías sentirte, pensar o actuar en una situación, ni incorporar nuestros sesgos y creencias. 

Salir de una sesión de terapia no siempre se siente bien. Explorar nuestro mundo interior a veces es doloroso y confuso, pero si crees que tu malestar no vino de haber analizado tus propias emociones, sino de los sesgos de tu terapeuta, podrías conversar sobre tus preocupaciones con ella, o pedir que te refiera a alguien con conocimiento y experiencia en no monogamias éticas y diversidad sexual. 

Para sentirte segura de que tu novio salga con otras personas no necesitas tener la certeza de que todo va a estar bien. Necesitas confiar, primero en ti y segundo en la relación que están construyendo. 

Saber que tienes la capacidad, las herramientas y apoyo para manejar dificultades es como tener un piso seguro para explorar, incluso lo que te da miedo. Por otro lado,  la buena comunicación que tienen les da un espacio para ser vulnerables y explorar sus miedos y necesidades. 

Si puedes confiar en su deseo y capacidad para cuidarte, en que puedes apoyarte en él y que escucha tus necesidades, entonces tienes una relación segura. Sentir miedo e incertidumbre es una reacción sabia de tu cuerpo frente a una situación desconocida. Las emociones te traen información para ayudarte a procesar algo importante. Permitirte sentirlas no significa que algo esté mal. 

Andrea Yandun
Andrea Yandún
Psicóloga clínica y master en terapia sistémica familiar. Crea contenido informativo sobre no monogamias éticas y relaciones respetuosas.
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