Cambiar la forma en que movemos el mundo es esencial para enfrentar el cambio climático, el mayor desafío que enfrenta la humanidad, según la ONU. Para abordarlo, es necesario emprender una transición energética. ¿Qué es?


Patrocinado por

Seminarium


La transición energética es el proceso de cambio y transformación del sistema energético de una sociedad. Busca migrar hacia fuentes de energía más limpias, sostenibles y renovables. Implica, además, reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.

Por su parte, la descarbonización es el proceso de reducir o eliminar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero, asociados a la producción y el consumo de energía. 

El objetivo de la descarbonización es mitigar el cambio climático y limitar el calentamiento global, al reducir la cantidad de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera.

La descarbonización implica una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, como las energías renovables. Además, precisa de una reducción en la dependencia de los combustibles fósiles, que son una fuente significativa de emisiones de carbono. 

Esto implica cambios en la forma en que se produce, se consume y se utiliza la energía en sectores clave como la generación de electricidad, el transporte, la industria y los edificios.

Esa reducción es vital para la humanidad. Los combustibles fósiles (como el petróleo, el carbón y el gas natural)  generan los gases de efecto invernadero (GEI). Entre los principales, están  el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3).

Estos gases atrapan el calor en la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático, que afecta ya a millones de personas en todo el mundo. En el Ecuador, hemos visto recientemente los efectos del cambio climático: lluvias más intensas, tragedias asociadas a eventos naturales como inundaciones, aluviones y deslaves.   

aluvión en La Gasca

En 2022, un aluvión dejó 29 fallecidos, heridos y daños materiales en Quito, Ecuador. El evento fue producto, entre otros factores, del cambio climático. Fotografía de Vanessa Terán Collantes para GK.

Para hacerle frente, la transición energética promueve la adopción de fuentes de energía renovable. Por ejemplo, la energía solar, energía eólica, hidroeléctrica y geotérmica.

Desafío y oportunidad

La transición energética es un reto global. Sobre todo porque las emisiones de CO2, uno de los gases invernadero más prevalentes, son producidas en un 72% por solo 12 países. 

Por eso, la transición energética requiere la colaboración de gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanos para implementar políticas, inversiones y cambios en el comportamiento que impulsen la adopción de fuentes de energía más limpias y sostenibles.

En el caso de América Latina, hay que destacar que solo el 43%  de sus emisiones provienen de la producción de energía.  El promedio mundial, es el 75%. En nuestra región, que alberga al 8,3% de la población mundial, se emite el 8,3% de emisiones de gas efecto invernadero. Se generan, principalmente, en la agricultura, el uso de la tierra y la industria forestal.

Los beneficios de la transición energética

Si bien su principal objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático, la transición energética tiene otros efectos positivos. Promueve la seguridad 

energética, la sostenibilidad y la generación de empleo en el sector de energías renovables. 

Además, puede tener impactos positivos en la calidad del aire

Esto es un punto importantísimo, puesto que la Organización Mundial de la Salud ya ha alertado de los efectos en la  salud pública de la contaminación del aire. Entre ellas, el aumento del riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón

Otro efecto beneficioso de la transición energética es la creación de una economía más resiliente y menos dependiente de los recursos finitos y no renovables. 

Esto es fundamental, pues todas las proyecciones indican que el mundo reducirá el consumo de combustibles fósiles en las décadas por venir. El Reporte Estadístico World Energy 2022 de British Petroleum de 2022 dice que en 2019 el uso global de esta energía era del 80%. Pero para 2050, bajará a 20%. 

energía del mundo

Se estima que para 2050, solo el 20% de la energía del mundo vendrá de combustibles fósiles. Fotografía tomada de Pexels.

Esta es una preocupación especial para países como el Ecuador, cuyas finanzas públicas dependen altamente del precio del petróleo —que en 2021, producto de la pandemia del covid-19, cayó por primera vez en la historia a menos cero

El reporte de BP revela, además,  que la creciente escasez y el aumento de los precios resaltan la importancia continua de la ‘seguridad’ y la ‘asequibilidad’ energética junto con la ‘baja emisión de carbono’ al abordar el desafío energético global. 

Algunos ejemplos de transición energética y descarbonización

Algunas de las alternativas que pueden reemplazar a las energías de los combustibles fósiles son: 

Hidrógeno verde: El hidrógeno verde se produce a partir de fuentes de energía renovable, como la energía solar o eólica, mediante un proceso llamado electrólisis del agua. Durante la electrólisis, la electricidad renovable se utiliza para descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno. 

El hidrógeno resultante es un combustible limpio, ya que su quema solo produce vapor de agua como subproducto, sin emisiones de dióxido de carbono (CO2) u otros contaminantes. 

Además, el hidrógeno puede utilizarse en diversos sectores energéticos, como el transporte, la industria y la generación de electricidad. 

El hidrógeno verde se considera una alternativa a los combustibles fósiles, ya que puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de los recursos no renovables. Al integrar el hidrógeno verde en la matriz energética, se puede lograr una mayor descarbonización y contribuir a mitigar el cambio climático.

Energía solar: El uso de paneles solares para generar electricidad está en constante crecimiento. 

Cada vez más hogares, edificios comerciales e incluso plantas de energía solar a gran escala están siendo instalados. Países como China, Estados Unidos y Alemania son líderes en la adopción de energía solar.

Energía eólica: Los parques eólicos se están expandiendo rápidamente en muchas regiones. Los aerogeneradores convierten la energía cinética del viento en electricidad. 

Países como Dinamarca, España y Estados Unidos son pioneros en la energía eólica.

Energía hidroeléctrica: Las centrales hidroeléctricas utilizan la fuerza del agua en ríos y embalses para generar electricidad. 

Países con abundantes recursos hídricos, como Noruega, Canadá y Brasil, dependen en gran medida de la energía hidroeléctrica. 

Energía de biomasa: La biomasa se refiere al uso de materia orgánica, como residuos agrícolas, residuos forestales y cultivos energéticos, para generar calor o electricidad. 

Algunos países están invirtiendo en plantas de biomasa para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Energía geotérmica: Esta forma de energía aprovecha el calor interno de la Tierra para generar electricidad o calefacción. Islandia, por ejemplo, utiliza ampliamente la energía geotérmica debido a su ubicación geográfica favorable.

Energía nuclear: Aunque controversial, la energía nuclear es considerada por algunos como una alternativa de baja emisión de carbono. 

Los reactores nucleares generan electricidad a través de reacciones nucleares, pero plantean desafíos en términos de seguridad y manejo de residuos radiactivos.

Movilidad eléctrica: La transición energética también implica el cambio hacia vehículos eléctricos (VE) en lugar de los vehículos convencionales de combustión interna. 

Los VE utilizan electricidad en lugar de combustibles fósiles, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte.

Gk Studio 150x150
GK Studio
La división de GK que produce contenidos de alta calidad para marcas, productos y organizaciones sociales.