Ganó Pabel Muñoz, el candidato correísta a la alcaldía de Quito. Con su triunfo, el correísmo, ahora postulando como Revolución Ciudadana, recupera el liderazgo político en la ciudad, tras casi diez años —en 2014, Augusto Barrera, candidato oficialista, perdió contra Mauricio Rodas. 

¿Cómo se explica este triunfo? 

Cuando, a principios de enero pasado —al inicio de la campaña— publicamos este análisis sobre el escenario más probable para Quito, se mostraba que los candidatos mejor posicionados eran el exalcalde Jorge Yunda y Pabel Muñoz. Allí nos planteábamos preguntas sobre qué ocurriría con los votos de Luisa Maldonado, la candidata correísta en las elecciones seccionales de 2019, y sobre cómo sería la partición del apoyo entre los candidatos de centro-derecha, Andrés Páez, Luz Elena Coloma y Pedro José Freile.

El análisis era el punto de partida. Literalmente, si lo único que supiéramos fueran los resultados de 2019, la pregunta era qué deberíamos esperar en 2023. Era el trazado de la cancha donde los candidatos iban a jugar en su campaña.

A vísperas de las elecciones, habíamos ya aprendido varias cosas. Por ejemplo, se disiparon las dudas sobre cómo se repartiría el voto entre la antigua candidata del correísmo, Luisa Maldonado y el nuevo candidato, Pabel Muñoz: casi todo el voto de la RC se lo llevaba Pabel. Eso demostraría que el voto de Maldonado en 2019 fue mayormente voto por la marca de la RC y menos por la candidata como individuo. 

Mirando con lupa la votación de Luisa Maldonado, en 2019 ya hubo indicios. Luisa Maldonado tuvo ya en 2019 un déficit, en casi todas las parroquias, con respecto a la votación de Paola Pabón, que también fue candidata de la RC pero para la prefectura. En prácticamente todas las parroquias, Paola Pabón sacó mayor votación que Luisa Maldonado. 

Votos recibidos en las parroquias de Quito

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En 2019, en total en Quito, Paola Pabón sacó casi 30 mil votos más que Maldonado —ese es el déficit del que hablamos. Piénselo. Casi 30 mil personas votaron por Paola Pabón para prefecta, pero optaron por una opción distinta a la propia candidata de la RC para alcalde.

La pregunta es por qué.

Una hipótesis es que Maldonado, como individuo, estaba menos asociada a la marca RC, lo que hizo menos explícita su pertenencia a la Revolución Ciudadana, o simplemente fue menos eficiente en campaña. El caso es que las deficiencias de Maldonado en 2019 fueron cruciales porque el análisis muestra que en las parroquias de mayor inclinación correísta —es decir, aquellas donde la RC recibe mayor apoyo, tomando como indicador por ejemplo la votación por Andrés Arauz en las presidenciales de 2021—, a Jorge Yunda le fue mejor que a la propia candidata RC. 

votación de Jorge Yunda y Luisa Maldonado

Las posibilidades de Pabel Muñoz de vencer a Jorge Yunda dependían, entonces, de su capacidad de captar el voto correísta más eficientemente. Y eso parece ser lo que efectivamente ocurrió. Pabel recibió un apoyo electoral superior al de Jorge Yunda en las parroquias más correístas, a diferencia de Luisa Maldonado que no alcanzó el mismo apoyo en 2019, siendo candidata del correísmo.

votos recibidos en parroquias de Quito

Las razones para esto son varias.

En términos de contexto, el clima de opinión pública este año es más favorable a la RC que en 2019. Como hemos dicho, esto es porque, entre otras cosas, la baja aprobación del gobierno tiene el efecto mecánico de fortalecer al rival, sobre todo cuando afectivamente es difícil discutir con el eslogan de que «antes estábamos mejor».

Otra razón es evidentemente la calidad de Pabel Muñoz como candidato. El apoyo electoral de un individuo depende del contexto, la marca que le auspicia, y su calidad como candidato. Los resultados muestran que los tres factores coadyuvaron aquí.

Pero creo que la clave está en la forma cómo, este año, los candidatos absorbieron el voto de las alternativas. Me refiero a lo siguiente.

En Quito, en 2019, el electorado estaba dividido entre quienes votaban por Luisa Maldonado o Jorge Yunda, y quienes votaban por César Montúfar, Juan Carlos Holguín o Juan Carlos Solines, las alternativas no populistas de centro y centro-derecha. Esos electorados eran diametralmente opuestos. En las parroquias donde le fue bien a Yunda (o Maldonado) en 2019, le fue mal a Montúfar, y viceversa.

votación entre César Montúfar y Jorge Yunda

Pero en la papeleta estaba además la alternativa de Paco Moncayo, quien captó el 18% de los votos. ¿Qué pasó con ese voto?

Dos años más tarde, en las elecciones presidenciales de 2021, la votación de Luisa Maldonado en 2019 se aproximaba casi exactamente a la votación de Andrés Arauz en todas las parroquias. Las alternativas ubicadas hacia el centro y en la centro- izquierda en 2021, en cambio, eran Xavier Hervas y Yaku Pérez. Si vemos los resultados de 2021 en primera vuelta, recordaremos que los votos del correísmo y de Lasso se desgranaron en dirección de Hervas y Pérez. 

Ese electorado se componía de votantes progresistas —que prefirieron no dar su voto a la opción correísta— y de votantes auténticamente alternativos, desconectados de la gramática de la polarización correísmo-anticorreísmo en el espectro político —quizás desencantados por la política, quizás algunos incluso «anti-política». 

De cara a las seccionales de 2023, la expectativa para Yunda era que éste iba a mantener su apoyo del 2019 y crecer muy poco, y la votación de Luisa Maldonado (2019) era un indicador aproximado para el piso, es decir, el voto mínimo de la RC. La pregunta, nuevamente, era cómo se iba a absorber ese voto alternativo, ahora que ninguna opción encarnaba una alternativa en la papeleta.

Nuestra hipótesis, publicada en vísperas de las elecciones, es que una parte considerable de ese voto alternativo no es necesariamente un voto anti-política, sino más bien es un voto progresista pero no de la RC. Es el segmento del electorado de inclinación afectiva progresista pero que no ha querido dar su voto al correísmo en los últimos dos ciclos electorales. 

Dado el contexto actual, donde el viento sopla en favor del correísmo al compás del «después de todo, antes estábamos mejor», la hipótesis era que la mayoría de esos serían votos transferibles a la RC. Esa era, planteábamos, la ventaja marginal de Pabel Muñoz, y esa era la razón por la que creíamos que podía vencer a Yunda.

A la luz de los resultados, creemos que eso es lo efectivamente puede haber ocurrido. Muñoz fue capaz de captar el voto progresista no necesariamente RC que en 2019 (y 2021, por cierto) se fue con las «alternativas» (Moncayo, Hervas, Pérez), sobre todo en parroquias más grandes.

 votos recibidos por Revolución

Además, pudo captar cierto voto no necesariamente progresista y no afín a la RC en todas partes. Después de todo, superó a Yunda también en las parroquias de menor inclinación correísta, como mostraba una de las figuras anteriores en este artículo.

Eso es, quizás, evidencia de que en esas parroquias, aquellas donde el apoyo correísta no es fuerte, Jorge Yunda competía más con Pedro José Freile que con Pabel Muñoz, precisamente disputando el electorado ajeno, o incluso «anti» política. 

Hay que mirarlo con más cuidado, pero eso queda para una siguiente entrega.

Javier Rodriguez Sandoval 100x100
Javier Rodríguez Sandoval
PhD en Sociología por la Universidad de Wisconsin-Madison. Analista de opinión pública y comportamiento electoral.
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