El 30 de marzo de 2023, la ciudad portuaria de Guayaquil amaneció conmocionada cuando circuló un video en el que se veía a un guardia de seguridad de una joyería envuelto con explosivos en el pecho y en las piernas. El hecho, ocurrido en Sauces 3, era para advertir al propietario del local —y a otros negocios de la zona— qué les puede suceder si se niegan a pagar las vacunas extorsivas. Esta modalidad de extorsión en Ecuador no es nueva; desde enero de 2022 estos cobros por parte de grupos delictivos se han vuelto más comunes. 

Una vacuna es un cobro extorsivo de dinero que exigen delincuentes o grupos organizados a terceros para “garantizarles” seguridad y protección para que puedan trabajar de forma tranquila. 

Carolina Andrade, experta en temas de seguridad, explica que cuando los pagos de las cuentas no son realizados a los extorsionadores, estos tienen varios sistemas de cobranzas que están relacionados al nivel de violencia que ejercen:

  • amenazas contra la vida de la persona y su familia
  • disparos fuera de los comercios 
  • se colocan explosivos fuera de los locales comerciales
  • asesinato de las personas, en los casos más extremos

Andrade recalca que el nivel de violencia que se ejerce dependerá del delincuente, de su proximidad con bandas criminales y el nivel de tolerancia de estas.

¿Qué tipo de extorsiones existen?

El teniente coronel Wilson Zapata, jefe de la unidad antisecuestro y extorsión de la Policía Nacional, explica que en Ecuador existen 4 tipos de extorsiones. Dice que la ciudadanía “usa de forma coloquial el término ‘vacuna’ para referirse a cualquier tipo de extorsión”. Sin embargo, recalca que solo una de ellas se puede denominar como vacuna.

Los cuatro tipos de extorsión son:

Extorsión virtual

Son llamadas telefónicas o mensajes en la que los delincuentes han obtenido información de la persona a través de las redes sociales y con base a esta piden un pago económico, ya sea a través de engaños o de intimidación.

Zapata asegura que este tipo de extorsiones son las que más se suceden en Ecuador, con un 44% de los casos del primer trimestre de 2023. Los delincuentes cambian el discurso con el transcurso del tiempo. Zapata advierte que en la actualidad los delincuentes intentan obtener el dinero en el menor tiempo posible y sin que la víctima cierre la llamada. Algunos argumentos que dan los delincuentes para extorsionar a sus víctimas son:

  • Aseguran que son sicarios y que una persona los ha contratado para supuestamente matar a la persona que está al otro lado del teléfono. El supuesto sicario pide dinero a la víctima  para no cometer el crimen. Los extorsionistas “intentan que la víctima no cierre el teléfono y deposite el dinero lo antes posible”. Es decir, en cuestión de minutos para que no pueda reaccionar de forma distinta. Los extorsionadores piden que el pago se haga a través de una transferencia bancaria.
  • Antes de esta manera de acercamiento era más frecuente que los extorsionadores, cuando se comunicaban con sus víctimas,  se identificaran como parte de una banda criminal como la de Los Choneros y pedían una cantidad de dinero como extorsión. Zapata aclara que este tipo de extorsiones aumentaron considerablemente a partir de la pandemia del covid-19 ya que muchos profesionales y negocios publicaron información de sus actividades en redes sociales, y a través de este medio los delincuentes obtienen la información para cometer la extorsión. Sin embargo, los criminales no tienen más referencias de las personas que las encontradas en internet.
  • También ha sido común que las personas reciban llamadas de “su sobrino, primo, el más querido” que vive en el extranjero y les escribe o les llama para que le presten dinero para solucionar un problema en el aeropuerto con su equipaje y para poder venir a Ecuador. 

Extorsión común

En este tipo de amenaza los delincuentes se aproximan más a las víctimas, pero sin llegar a un contacto directo, explica Zapata. Es decir, el extorsionador puede tener información muy precisa de la víctima como en dónde está en ese momento, su pareja o sus hijos, una foto de su domicilio, el nombre del colegio de los hijos, o conocer la rutina de la persona. Con esta información, el delincuente atemoriza a la víctima para conseguir dinero. Sin embargo, Zapata aclara que este tipo de extorsión no está relacionada a los secuestros u otro tipos de delitos, y permanece en el marco de las extorsiones. Este tipo de extorsión es de las que más sucede en 2023. 

Extorsión vacuna

Son aquellas que son solicitadas directamente a un local comercial o fincas a los que los delincuentes se acercan o mandan panfletos para solicitar una cantidad de dinero de forma arbitraria. Lo hacen  a través de cuotas mensuales a cambio de “seguridad en la zona que opera”. Zapata explica que este tipo de extorsión es la tercera que más ocurre en el país pero es evidente que tiene una tendencia al alza. Hasta el primer trimestre de 2023 representó el 22% de los casos relacionados a extorsiones a nivel nacional.

Extorsiones sexuales

Zapata explica que muchas de estas extorsiones son realizadas a través de medios digitales. A la víctima se le manda una imagen en la que aparece desnuda o en una postura comprometedora sexualmente y se le pide una suma de dinero para no hacer pública esa información. Las fotos o videos son obtenidos a través del internet, ya sea por hackeo, por videoconferencias, entre otras. Representan el 0,2% del total de casos por extorsiones.

¿Quiénes realizan este tipo de extorsiones ?

Según Carolina Andrade hay dos tipos de perfiles que cobran vacunas extorsivas. La primera está relacionada con bandas de crimen organizado —como pueden ser Los Choneros, Los Lobos, Los Tiguerones. Sin embargo, la experta cree que en estos grupos no son los que tienen extorsiones más fuertes sino los grupos de delincuencia común.

Andrade dice que este tipo de extorsiones son cada vez más frecuentes  porque se han convertido en una forma de sobrevivencia y de ingresos económicos. Es decir, estas vacunas son pedidas por personas de escasos recursos que han encontrado en la extorsión una forma de generar ingresos económicos.

Con este criterio coincide Alexandra Zumárraga, experta en temas carcelarios y de seguridad, quien aclara que en muchos casos los delincuentes llaman a las personas porque tienen una base de datos, que se desconoce cómo la obtienen,  con información personal de quienes van a extorsionar. “Cuando se comunican por teléfono muchas veces dicen que son parte de una banda criminal, pero no siempre es cierto”.

Zumárraga no descarta que bandas criminales cobran vacunas, pero sí recalca que la nueva modalidad de llamar o mandar mensajes de texto pidiendo dinero a cambio de protección es una práctica relacionada a la delincuencia común que ha encontrado una oportunidad de conseguir solvencia financiera.

Carolina Andrade explica que uno de los problemas de que la delincuencia común se apropie de esté método de vacunas extorsivas es que la “Policía no pueda hacer un abordaje real de los casos porque hay una sobrecarga de denuncias por extorsión y no puedan investigar aquellos casos que realmente  estén relacionados a bandas criminales y no podrán dar una respuesta adecuada”. 

¿Qué hacer si me piden una vacuna?

El jefe de la unidad antisecuestro y extorsión de la Policía Nacional Wilson Zapata explica que en caso de que una persona reciba una amenaza de extorsión debe comunicar a las autoridades para que se pueda realizar el seguimiento respectivo. También para que le brinden asesoría acorde al caso y tipo de extorsión. 

Pero Zapata recalca que en cualquiera de los casos, la víctima debe escuchar atentamente todo lo que le dice el delincuente, en caso de ser posible anotar, y no tomar ninguna decisión ni ofrecer dinero.

Es decir,  la víctima debe intentar obtener la mayor cantidad de información que tiene el extorsionador sobre él, como nombres, dirección, información sobre el empleo, etc. Una vez que el delincuente ha dado toda la información para amedrentar a la víctima, esta debe ganar tiempo con el extorsionador. 

Para esto, Zapata ejemplifica que la víctima puede decirle al delincuente que en ese momento no puede atenderlo porque está en el banco, en una reunión, y que lo llame en una hora.

“Lo importante es tratar de obtener un tiempo justificado y una vez que hayamos conocido estos detalles, comunicarnos inmediatamente a través del ECU 9-1-1 para pedir asistencia y la colaboración de personal especializado en el manejo de las extorsiones”, dice Zapata. 

El policía  recalca que cada situación debe ser manejada de forma independiente, ya que no es el mismo tratamiento para una llamada extorsiva que para una extorsión común o una “vacuna”.

Zapata explica que es fundamental estar atentos al primer contacto con el extorsionador porque a partir de ese momento se podrá no solo conocer la información que tiene, sino saber qué tan cerca está de la víctima o su familia. “En una extorsión virtual, el delincuente no tendrá más información que la que ha obtenido en redes sociales. En caso que el extorsionador mande fotos de la víctima, le diga cómo está vestida o datos más específicos o mandará fotos de ese día” se trataría de una extorsión común.

Zapata dice que en el caso de las extorsiones virtuales, las víctimas deben contactarse con la Policía o el ECU 9-1-1 para dar la mayor información que tengan sobre la extorsión que intentan realizar. 

Agrega que es fundamental que se tenga el número de teléfono de donde se intenta realizar el crimen, sin importar que sea internacional o nacional porque las extorsiones son frecuentes en toda América Latina. 

Zapata recalca que lo primordial es frustrar la extorsión y evitar que grandes cantidades de dinero vayan hacia estas estructuras. “A lo largo de la región, las extorsiones representan el 2% del producto interno bruto”.

En caso de las vacunas extorsivas, Zapata recomienda que las personas se acerquen a las autoridades y no se dejen convencer del discurso de los criminales que tienen controlado el territorio. Zapata explica que la Policía Nacional ha implementado ciertas estrategias para los locales comerciales que están siendo amenazados.

Según el Teniente Coronel, la Policía dota a los establecimientos amenazados con botones de pánico o visitas periódicas para evitar el cobro de vacunas.

Entre las principales recomendaciones que da Zapata es que las víctimas jamás deben cerrar la llamada o el medio de comunicación con el extorsionador. Porque cuando esto sucede se desconoce si el delincuente sólo tiene información que encontró en redes sociales o la amenaza es más seria. 

Las consecuencias de las vacunas

Carolina Andrade asegura que las consecuencias de las vacunas extorsivas trascienden los límites  de un problema de seguridad que no ha podido afrontar la Policía o los militares. Dice que tiene un fuerte impacto económico porque este tipo de prácticas tiene implicaciones en el sector productivo de las zonas urbanas y rurales. Según la experta, un ejemplo de esto es lo que sucede en la provincia costera de Esmeraldas donde varios dueños de locales comerciales han sido amenazados para que cierren temprano, lo que provoca que las personas no usen el espacio urbano y por ende la actividad económica decae, lo que se traduce en menos ingresos económicos, y por ende menos empleo.

Ambas expertas coinciden en que este tipo de prácticas suceden con más frecuencia en Guayas, Esmeraldas, Pichincha, Santo Domingo y Azuay

Rodny, que prefiere no decir su apellido, es un palmicultor que tiene varias fincas en la provincia de Santo Domingo, en la parroquia de San Jacinto del Búa. El hombre cuenta que varios agricultores están asustados porque cada vez es más común escuchar que uno de ellos ha sido contactado para pagar una vacuna a cambio de protección

Rodny asegura que varios de sus conocidos han accedido a pagar porque en las zonas rurales la Policía no los puede ayudar y son vulnerables. Sin embargo, asegura que esta práctica viene de años atrás pero que se ha intensificado durante el 2022. Él afirma que intenta tener un perfil bajo para no entrar al radar de los delincuentes, pero sabe que en la zona rural en la que tiene sus propiedades la violencia es una constante.

Anibal, otro palmicultor de la zona, cuenta que también le intentaron extorsionar hace más de 8 años, sin embargo él no hizo caso de este tipo de amenazas, y nunca pasó a mayores. Pero confiesa que en ese momento sacó un permiso para portar un arma porque los robos a las fincas de la zona han sido una constante que va en aumento y los robos a las propiedades son cada vez más violentas. Ha tomado previsiones; ahora solo contrata trabajadores si son conocidos o han sido recomendados. “Ahora ya no se puede confiar en nadie”.

Las vacunas a las trabajadoras sexuales

Alexandra Zumárraga cuenta que estas vacunas extorsivas también existen en el país desde hace varias décadas en las zonas de tolerancia, más conocidas como prostíbulos. La experta explica que esto sucede porque estos lugares comúnmente están ubicados en zonas con mayor índice de peligrosidad, y que las bandas cobran a los locales ofreciéndoles protección, no solo a los locales sino a las mujeres que trabajan allí. 

Zumárraga aclara que esta práctica ha comenzado a cambiar y que ya no se limita a los prostíbulos. Sino que los ‘vacunadores’ han comenzado a extorsionar a las mujeres que se prostituyen en la calles, en especial a la población trans. Como fue el caso de o Jéssica Martínez, lideresa transgénero afroecuatoriana, quien fue asesinada la noche del sábado 3 de septiembre de 2022 presuntamente por bandas organizadas que le obligaban a pagar vacunas para poder trabajar, y la presionabana a vender drogas. 

Jéssica Martínez fue impactada con al menos once disparos en su cuerpo, que fue encontrado en el suelo de la calle Marieta Veintimilla, entre Juan Hervás y Luis Martínez, en el centro de Ambato, una ciudad andina de la región sierra-centro ecuatoriana.

Zumárraga recalca que habitualmente las trabajadoras sexuales siempre están protegidas por un proxeneta que les cuida de ser maltratadas porque es un trabajo de alto riesgo. Pero que habitualmente entre las mujeres que se prostituyen y el proxenetismo hay un acuerdo de cuidado, de vivienda y que en muchos casos es común ver un vínculo sentimental. Es decir, hay un acuerdo de ambas partes. Sin embargo, actualmente “se comenzó a ver que ahora los vacunadores obligan a las chicas a pagar una cantidad de dinero en contra de su voluntad, sino que es una obligación pagarle a la banda criminal por estar en su territorio”, dice Zumarraga. Es decir, las mujeres pagan una vacuna para poder trabajar en esa zona.

Extorsiones a niños

El 24 de agosto, la alcaldesa de Guayaquil Cynthia Viteri denunció que niños de varias escuelas de la ciudad están siendo víctimas del cobro de ‘vacunas’.  Hasta los niños en las escuelas en estos momentos están pagando vacunas, así de grave es el tema. A los niños les piden así sea un dólar, contó la alcaldesa.

Como consecuencia, el Municipio de Guayaquil decidió que personal de la Agencia de Movilidad y Tránsito (ATM) y metropolitanos estén a las afueras de 330 escuelas para evitar que los niños sean extorsionados y capturar a los “vacunadores”. Sin embargo, la alcaldesa lamentó que en la ciudad hay un mayor número de planteles en el que ocurren extorsiones a menores de edad.

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Liz Briceño Pazmiño
Periodista. Ex reportera de GK. Ha publicado en El Mundo (España) y Axios(EE.UU). Es becaria del International Center for Journalists (ICFJ). Máster en Producción, Edición y Nuevas Tecnologías Periodísticas. Cubre migración, derechos humanos y economía.
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