El día 11 del paro nacional tuvo su epicentro en Quito, donde un gesto del gobierno abrió la esperanzas de un diálogo necesario. Pero luego, el gas lacrimógeno empezó y un fallecido terminó por ensombrecer una jornada que pintaba para algo más. A veces las esperanzas se diluyen más rápido de lo que cuesta emocionarse.

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Indígenas ingresan a la Casa de la Cultura

A las 11 y media de la mañana de este 23 de junio de 2022, policías y militares que estaban al interior y en los alrededores de la Casa de la Cultura, empezaron a abandonar esos espacios. Esa fue la señal de que el gobierno había aceptado una de las primeras exigencias de Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, para dialogar.

Específicamente la de retirar a la fuerza pública de la Casa de la Cultura y zonas aledañas, para que se puedan reunir ahí y así tomar decisiones.

Y eso fue lo que sucedió. En una intervención en video, el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, lo confirmó. Jiménez dijo que se estaba permitiendo que las organizaciones se reúnan en el ágora de la Casa de la Cultura, “de manera que puedan llevar a cabo su asamblea con orden y bajo su responsabilidad”.

Apenas fue notificada la decisión del gobierno, los manifestantes indígenas que se encontraban en asamblea en la Universidad Central del Ecuador, partieron con dirección a la Casa de la Cultura.  Solo bastaron 30 minutos para llegar al nuevo punto de encuentro, donde todavía había esperanza de que las organizaciones indígenas lleguen a una decisión y acepten el diálogo.

Enfrentamientos cerca de la Asamblea

Más o menos a las 2 de la tarde empezaron los enfrentamientos entre manifestantes y policías. Se presume que los manifestantes habrían querido rodear la Asamblea Nacional, por lo que la Policía Nacional habría buscado disuadirlos lanzando gases lacrimógenos.

Un equipo de GK estuvo en la zona y fue testigo del enfrentamiento. Los manifestantes se habían repartido en diversos puntos alrededor de la Asamblea, ya sea a la altura de la Contraloría o en el parque El Arbolito y en la avenida 12 de Octubre.

En las calles había rastros de árboles quemados y arrancados, así como de eucalipto y marcas de fuego cerca de las barricadas levantadas por la Policía, a la altura de la Contraloría. Hasta las cinco de la tarde, al menos 20 personas resultaron afectadas por el gas que se había lanzado —en algún momento llegó a escucharse una detonación por minuto— y fueron atendidas en el lugar, gracias a la presencia de paramédicos en el Arbolito.

En varios videos que circularon por redes sociales se pudo ver cómo la Policía, desde el interior del edificio de la Contraloría, lanzaba bombas lacrimógenas contra los manifestantes. Y GK pudo observar la forma en que manifestantes rompían bordillos al interior del parque para usar esos pedazos de piedra y cemento, presumiblemente como proyectiles.

A través de un video, Leonidas Iza, presidente de la Conaie, dijo que la marcha que estaban haciendo era de paz y acusó a infiltrados de buscar afectar el proceso. Iza pidió a sus seguidores que “no dejemos infiltrar a personas que pretenden dañar esta lucha”.

Un muerto por traumas por perdigones

Henry Quezada Espinoza, de 29 años, murió la tarde de este 23 de junio, en medio de los enfrentamientos entre manifestantes y policías, en el sector de El Arbolito, cerca de la Asamblea Nacional. Fue un tuit de la cuenta de la Asociación de Organizaciones por los Derechos Humanos, publicado a las 7 de la noche, que anunció la muerte del manifestante, debido a “un trauma penetrante de tórax y abdomen por perdigones”.

La Conaie dio su versión a través de otro tuit, en el que acusó al Estado del asesinato de Quezada. También dijo que “mientras asesinen al pueblo no existen garantías”, en referencia al diálogo que se busca con el gobierno. Por su parte, la Policía Nacional dijo que los manifestantes están usando armas de fuego durante sus protestas y presentó un video como prueba. Además dijo, a través de un tuit, que “la Policía no utiliza armas letales para el control del orden público”.

De acuerdo a expertos consultados por GK, las evidencias que se pueden ver en el cuerpo de Quezada corresponden a heridas causadas por perdigones. Sin embargo, pusieron en tela de duda de que la Policía use este tipo de armas y municiones. Para Virgilio Ojeda, experto en armas y municiones, sí podría ser posible que se las use para enfrentar motines u otras circunstancias, pero en ese caso no utilizan municiones reales “sino cartuchos que contienen perdigones de caucho o traumáticos o con sacos de sal”.

Casi a las 8:30 de la noche de hoy, la Fiscalía anunció en su cuenta de Twitter que abrió de oficio una investigación previa por la muerte de Quezada “en el contexto de las manifestaciones”. 

El ministro del Interior, Patricio Carrillo, dijo estar “consternado” y que lo sucedido el 23 de junio de 2022 ratificó algo que pasa, según él, desde hace algunos días. Dijo que 12 agentes están heridos, “varios de ellos con impactos de perdigones”.

Además, aseveró que no hay orden de usar esas armas en las filas policiales. “Ninguno de los rastrillos ha entregado armas de este tipo al personal policial. Ellos salieron únicamente con gases”.

Eduardo Varas 100x100
Eduardo Varas
Periodista y escritor. Autor de dos libros de cuentos y de dos novelas. Uno de los 25 secretos mejor guardados de América Latina según la FIL de Guadalajara. En 2021 ganó el premio de novela corta Miguel Donoso Pareja, que entrega la FIL de Guayaquil.

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