Los problemas del mercado laboral han sido muy discutidos en los últimos años en Ecuador. La conversación se incrementó en octubre del 2021, cuando se anunció una posible reforma laboral que todavía no ha llegado a la Asamblea. 

Las cifras del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC) demuestran la urgente necesidad de incrementar la generación de empleo en Ecuador. Aunque el desempleo es bajo en Ecuador —4,8%, hasta marzo de 2022— según el INEC, solo el 32,7% de la población económicamente activa de Ecuador tenía un empleo pleno.

En esta entrevista, el economista Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, habla sobre lo que necesita el país para mejorar la creación de empleo e incrementar su crecimiento económico. 

¿Qué cambios son necesarios en Ecuador para incrementar los niveles de empleo que tenemos actualmente? Especialmente los de empleo pleno.

Sabemos que el mercado laboral es malo en el Ecuador. Hay muchísimos indicadores que lo demuestran, incluyendo el del empleo adecuado. 

Para que mejore el empleo en la economía se necesitan dos cosas que son de sentido común. 

La primera es que crezca la economía, que haya más actividad económica y, en consecuencia, más inversión, se contrate más, etcétera. Esa es la primera. 

La segunda es que el mercado laboral debe ser más sensato. 

Debemos tener un mercado laboral donde la gente diga: “quiero contratar a alguien y es razonable contratar”. No uno en el que piense lo que generalmente se piensa en el Ecuador que es: “quiero contratar, pero qué complicado que es”.

Entonces necesitamos crecimiento y una reforma del mercado laboral. Esos son los dos factores fundamentales. 

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¿Qué debería tener esta reforma para que las personas no piensen en lo complicado que es contratar?

Diría que hay tres maneras de abordar el problema. 

Una —llamémosle la reforma laboral fuerte que algunos plantean—, que incluiría eliminar el 15% de utilidades, modificar el salario mínimo, cambiar las 40 horas laborales. Esa es la que yo llamaría la reforma laboral muy fuerte que está fuera de discusión en el Ecuador. No es ese el ámbito de discusión, no. 

Hay una segunda posible, yo la llamaría una reforma laboral intermedia, razonable, que trataría de mirar algunos aspectos de sentido común. Por ejemplo, la regulación actual te dice que tú trabajas 40 horas, 5 días a la semana, y si tu quieres esas 40 horas repartirlas en 6 días, ya te cuesta un adicional, esas horas te cuestan. 

Una cosa lógica sería repartir las 40 horas en 6 días. No estoy hablando de que trabajan más de las 40 horas, sino de distribuirlas de distinta forma. Eso es un tema de sentido común, que es razonable.

Otra cosa razonable es, por ejemplo, cuando cierran las empresas —con la ley actual— los empresarios tienen que pagar un despido intempestivo, cuando en realidad la empresa está cerrando, no es que está despidiendo a la persona. Entonces lo lógico sería aplicar el caso de desahucio, el pago normal de la salida, pero no el despido intempestivo. 

Otra cosa es que las indemnizaciones en el Ecuador son demasiado elevadas. Hay que pensar también en hacerlas más razonables. No estoy diciendo que no estén bien, sino que sean más razonables. 

Otra cosa de sentido común, es que si la economía está en crisis o el sector está en crisis, temporalmente, mientras dura la crisis, hay que adaptar las horas de trabajo o las modalidades de trabajo.

Hay otra que es importante y es el salario mínimo para los jóvenes. Una persona que recién entra al mercado laboral, que no tiene capacitación, ¿debería ganar los mismos 400 o 500 dólares de salario básico? No, debería ganar menos, porque está recibiendo un adicional, que es la capacitación para el trabajo. Entonces ahí debería haber un salario temporal para los jóvenes. 

Esas cosas son la reforma laboral que yo llamo de sentido común, razonable, intermedia, que deberíamos poder discutir en el Ecuador. 

Ahora, si no podemos discutir tampoco eso en el Ecuador, hay una tercera alternativa: hacer algunas cosas que no requieran, digamos, los cambios legales a nivel de la Asamblea. 

Entonces tú tienes: la reforma laboral fuerte, que no la vamos a discutir en el Ecuador, la reforma laboral de sentido común, que sí deberíamos poder hacerlo, pero que aparentemente no podemos hacerlo, y tercero hacer algunos cambios a nivel gubernamental, sin pasar por la Asamblea. 

¿Cuáles serían estos cambios que no requerirían a la Asamblea?

Escribimos un artículo con el doctor Victor Cabezas, que también es profesor de la Universidad San Francisco y un gran especialista en temas laborales. 

Él dice que se podría por ejemplo ampliar el concepto de tercerización e intermediación. Cuando hubo la reforma hace 10 años, se limitó a ciertas  actividades —como seguridad, alimentación, mensajería o limpieza— y todo el resto tú lo tienes que hacer dentro de la empresa. Si la ley lo permite, se podría ampliar un poco el concepto de tercerización e intermediación. 

Otra cosa que permite el Código de Trabajo son los horarios, justamente lo que hablábamos hace un momento, que no tenga que ser 40 horas semanales, 8 diarias, 5 días de la semana. Sino que se pueda ampliar a otros días. Entiendo que el Código del Trabajo permitiría eso a través del Ministerio del Trabajo, de regulaciones del gobierno. 

Una tercera cosa que es importante es agilizar los trámites de visto bueno de contratación o de terminación de contratos. No porque el empresario quiera despedir a la gente, sino porque a veces las circunstancias exigen sacar una persona y contratar otra. 

Otra idea que planteaba Victor Cabezas es que el Ministerio otorgue un sello a las empresas con las que les diga “ya hemos chequeado los procesos que tienen y estas empresas son de calidad laboral”. Entonces yo le doy un sello con el que las empresas pueden hacer todos los trámites de manera mucho más ágil.

Estas son ideas sencillas que se podrían hacer: tercerización, intermediación, horarios especiales, agilización de los trámites, otorgar calificaciones a las empresas para agilizar los trámites. 

Después de las declaraciones recientes del Presidente, cuando dijo que no enviará la reforma laboral a la Asamblea, creo que es probable que los cambios vayan por la tercera opción que usted da.

Parecería que sí, desgraciadamente. La reforma de sentido común, me parece que es algo que si los ecuatorianos nos reunimos entre trabajadores, empresarios y otros, y analizamos, estoy seguro que el 80, 90% de la gente va a decir “sí, esto suena razonable, deberíamos poder hacerlo”.

Desgraciadamente ese diálogo entre ecuatorianos, el rato que se convierte en diálogo político, pues ya no se puede hacer. Entonces probablemente lo que tenga que hacer el gobierno es ir a esta tercera etapa, que es hacer las cosas directamente. 

Ahora hay gente que dice, “bueno pero si el gobierno lo hace directamente, no tiene la misma fuerza legal que tendría una reforma a través de la Asamblea”. Es cierto, pero ahí es como todo en la vida, si tú buscas la perfección, no logras hacer nada. No es lo perfecto, pero hay que hacerlo. 

Asamblea Nacional quiere bloquear al gobierno

En una entrevista desde Carondelet, el presidente Lasso dijo que la «Asamblea Nacional quiere bloquear al gobierno». Fotografía tomada de la cuenta de Flickr de la Presidencia.

En las reformas de sentido común, creo que, el término que tienen como similar, a toda esta reforma que usted plantea, esa flexibilidad. ¿Cree que aumentar esa flexibilidad facilitaría las nuevas contrataciones?

Más que flexibilidad o tal vez junto a la palabra flexibilidad, yo agregaría la palabra adaptación. Es decir, cómo adaptar las necesidades de las empresas a las necesidades de los trabajadores, adaptarse los unos a los otros. Estoy seguro que en esta reforma del sentido común el 80 o 90% de los ecuatorianos estarían de acuerdo. 

La idea es adaptarlas en nuevos contratos laborales, no a los que ya existen. Creo que debería poder hacerse, pero como tú dices no se va a hacer.

¿Con las reformas a las que llama de sentido común podríamos reducir la informalidad que es uno de los indicadores que más ha ido creciendo en los últimos años en comparación a otros tipos de empleo con mejores beneficios?

Lo que alguna vez a alguien y me parece razonable, es que tú tienes gente que está en la formalidad y gente en la informalidad. Lo que en realidad deberíamos lograr en el Ecuador, es que los informales vayan subiendo. Es decir, se vayan formalizando. Y los formales vayan volviéndose así algo menos formales, porque el formalismo es excesivo en el Ecuador. 

Hay demasiadas reglas, demasiados contratos, demasiadas cosas. Entonces que el informal se vuelva más formal y el formal se vuelva un poquito menos formal, y se vayan ahí encontrando en el medio. 

Ahora, tampoco es que podemos pensar que en un mercado como el ecuatoriano, que es bastante malo, todo el mundo tiene que conseguir empleos adecuados o formales. No, lo importante es que la gente mejore su situación laboral. 

Si alguien tiene un empleo informal malo, pues la primera etapa es que tenga un empleo informal mejor. Ya es un avance, no importa que siga siendo informal. Tampoco podemos tender a la perfección, decir, ¿solo vamos a juzgar en base a los empleos adecuados? No, hay que juzgar en base a que la gente pueda ir trabajando mejor y teniendo más ingresos, eso es lo importante. Luego ya hay que pensar en la perfección. 

Como te decía al principio, si la economía crece más y tenemos un mercado laboral más adaptado o más flexible, o más razonable, más de sentido común, pues yo sí creo que la gente va a mejorar su empleo sin lugar a dudas. A lo que debemos tender es a mejorar el mercado laboral sin buscar la perfección.

Además de las reformas, usted mencionaba el crecimiento de la economía… 

El mercado laboral en el Ecuador es malo en gran parte porque el crecimiento de la economía ha sido malo. Si tú tomas los últimos 20, 25, 30 años, el crecimiento promedio del Ecuador ha sido 3,5%, 

Con ese 3,5% no alcanzas a generar un buen mercado laboral. Esa es una realidad: es muy poco el crecimiento. 

¿Cuánto debe crecer la economía para tener un mejor mercado laboral? 

Yo diría entre 4,5 y 5%.  Ese es el gran desafío que tenemos y eso no se resuelve con una cosa. 

Son varias cosas que hay que hacer en el país, que hay que ir sumando. Hay que ir armando un rompecabezas, pero digamos que el objetivo debería ser ese de manera permanente: crecer 4,5 o 5%. Ahí sí vamos a notar cambios en el mercado laboral. 

Uno de esos elementos del rompecabezas son las inversiones, pero es todo un conjunto de elementos que te permiten crecer entre 4,5 y 5%. Mientras no crezcamos a ese nivel, siempre vamos a tener un mercado laboral complicado. 

Hay que reconocer que en el mundo actual, con todos los problemas: el covid-19, de la guerra de Ucrania, y todas estas cosas, crecer 4,5 o 5% no es fácil, evidentemente. 

¿Qué otros elementos aparte de las inversiones podrían confluir para que la economía siga creciendo?

Es todo un paquete de cosas. Hay que incluir la seguridad social, el mercado laboral, el tema de la apertura al mundo, la reforma del Estado, atraer inversión extranjera, empujar el petróleo y la minería que son dos sectores importantes donde hay oportunidades. 

Ahí tienes varias cosas para armar el rompecabezas. Más bien ahí la pregunta es en cuál de esas cosas nos podemos poner de acuerdo los ecuatorianos. Uno dice, el tema de la seguridad social es complicado, el tema del mercado laboral es complicado. El tema de la apertura al mundo, de pronto esa es una actividad en la cual sí podemos ponernos de acuerdo. El tema del petróleo y la minería, también es una complicación, pero bueno hay que tratar de ponerse de acuerdo. 

Es importante preguntarse en cuántas de esas cosas sí podemos ponernos de acuerdo. Si la conclusión es que no podemos ponernos de acuerdo en ninguna, bueno ahí estamos fregados, ¿no? 

asambleístas de Pachakutik

Algunos de los asambleístas de Pachakutik en la sesión del pleno en la que se archivó la ley de inversiones, presentada por el gobierno. Fotografía tomada de la cuenta de Twitter de Pachakutik.

También es necesario que las autoridades se pongan de acuerdo, ¿no? Últimamente hemos visto que eso no pasa entre las funciones del Estado. 

Es una decisión entre políticos, obviamente, entre el gobierno y la Asamblea. Para eso están los políticos, para representarnos y tomar esas decisiones, pero también es una decisión que involucra a la sociedad. 

Por ejemplo el tema petrolero o de minería, ¿es solo un tema de los políticos? No, es un tema de la sociedad de lograr un equilibrio entre crecimiento económico y protección del medioambiente, ahí hay que encontrar un término medio. 

El tema de la seguridad social, ¿es un tema solo de los políticos? No, es un tema de todos los ciudadanos, de entender que tenemos un sistema de jubilación que está quebrado y que hay que reformarlo. Entonces ahí intervienen los jubilados, los futuros jubilados, etcétera. No solo son los políticos, es un tema que va más allá, al conjunto de la población. 

¿Hay algún ejemplo que podríamos tomar de otros países, tal vez vecinos o que tengan una realidad similar a nosotros, en temas de reformas laborales?

Hay países que tienen mercados laborales más flexibles que el ecuatoriano. 

Perú es un gran agroexportador. Es el principal productor mundial de aguacates, de cochinilla, de espárragos, de mil cosas, y ellos dicen que una de las cosas que funcionan en el Perú es que hay flexibilidad laboral. 

Hay diversos sectores agrícolas, que hacen diversas cosas, donde los trabajadores se van adaptando a las circunstancias. Eso favorece a los empresarios y también favorece a los trabajadores. Entonces, ahí hay un mercado laboral más flexible.

Hay experiencias en el mundo de eso. Que no son simplemente para abusar de los trabajadores, no, no es para eso la reforma laboral. La reforma laboral es para adaptar mejor lo que necesitan los empresarios y lo que necesitan los trabajadores. 

¿Qué es mejor: hacer una reforma de sentido común y que pueda tener un trabajo o que esa persona siga teniendo una mala situación laboral? Ese es el tema de fondo, no para abusar, es para aumentar las oportunidades.

En 2022  se hicieron reformas laborales en España y también se solucionaron —o se  intentaron solucionar— algunos problemas similares a los nuestros. Por ejemplo, que en la ley que estaba vigente y que se hizo después de la crisis de 2008, la contratación era extremadamente cara y los despidos igual. Por eso se crearon varios contratos temporales y eso provocó que la temporalidad laboral sea demasiado grande. ¿Cree que algunas de las posibles soluciones en Ecuador también podrían causar otros problemas?

Si uno juzga el mundo desde la perfección, entonces nuevamente todo está mal. No se puede hacer nada, nuevamente la pregunta es “¿qué es mejor: que alguien tenga un trabajo temporal o que no tenga un trabajo?” Creo que la respuesta es obvia. 

Ahora, a la larga, si tuvieras un país a 10, 20 o 30 años plazo, la pregunta es “¿qué quiero yo en un país: que haya más empleos temporales o que haya más empleos estables?”. Obviamente yo quiero que haya más empleos estables. 

Si tú le preguntas a un buen empresario “¿qué prefiere tener a la larga: un empleado temporal que va y viene, o un empleado estable que se capacita, que conoce la empresa, que trabaja bien?”. Es obvio que el empresario también prefiere trabajadores estables. 

Entonces la economía debe generar más empleo estables, pero en ciertos momentos tiene que generar lo que puede generar. Pueden ser más empleos temporales, empleos con menos horas, empleos que tienes que trabajar el fin de semana, e irse adaptando. 

Ese es el tema de fondo: no es la perfección, es cómo logras ir creando un mejor mercado para la gente, pensando que en el largo plazo sí quieres tener un mercado más estable. 

Es decir, ¿no hay una solución inmediata, todo va a tomar tiempo y va a ser progresivo?

Pero hay que hacerlo porque si seguimos viendo el lado malo, siempre pensando que algunos van a abusar, que algunos no van a tener un empleo tan estable, que otros tal cosa y tal cosa, entonces no hacemos nada. 

Y dentro de un año vamos a conversar exactamente lo mismo, vamos a decir “¿qué pasó con el mercado laboral?, sigue teniendo problemas, ¿qué hay que hacer?”. Las mismas cosas que estamos conversando ahora, volveremos en un año a conversar lo mismo. 

Hay que sentarse y ponerse de acuerdo. Por eso insisto: ponerse de acuerdo en cosas del sentido común y caminar. Quiero que al cabo de un año, alguien diga “se hizo la reforma de sentido común y el mercado laboral en el Ecuador no ha cambiado radicalmente, siguen habiendo problemas”. 

Por supuesto que no va a cambiar radicalmente, van a seguir existiendo problemas, pero estoy seguro que habrá mejorado para un grupo no despreciable de ecuatorianos. Y esos ecuatorianos que han mejorado van a decir “qué bueno, la situación si mejoró, esta bien”.

No se puede esperar milagros, pero algún rato hay que empezar a hacer las cosas. Ese es el problema, en Ecuador, seguimos ahí estancados diciendo “es que es problemático”. 

En un año va a ser aún más problemático todavía, si no atacamos el problema. Eso sucede en la vida diaria a todos cuando no enfrentamos el problema que tenemos, un año después nos encontramos con los mismos problemas más agravados.

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Susana Roa Chejín
(Ecuador, 1997) Periodista lojana y jefa de la redacción de GK. Cubre economía, sexualidad y derechos. Le interesan los temas de empleo, educación financiera y salud sexual y reproductiva.

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