El terror de las redes de delincuencia organizada martilla insistentemente en Guayaquil, convertida en una de las ciudades más violentas del mundo. A las tres y media de la mañana del lunes 25 de abril de 2022, un coche bomba estalló frente al Centro de Rehabilitación Social Guayas Zona 8, conocida como cárcel regional Guayas.
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En esa prisión, una de las cinco que conforman el complejo penitenciario de Guayaquil, ubicado en el kilómetro 16,5 de la vía a Daule, están recluidos líderes delictivos como Adolfo Macías Villamar, alias Fito, quien busca hacerse del poder en las cárceles ecuatorianas con la banda Los Choneros. En el mismo centro estaba Junior Roldán, alias JR, que logró, a través de un cuestionado habeas corpus, que le ordenen arresto domiciliario.
El vehículo explotó en medio de los pequeños negocios de comidas y artesanías que se apiñan frente a la cárcel regional, consumidos, en su mayoría, por las visitas de las familias a los presos en prisión. A esa hora, los locales estaban vacíos.
Según registros policiales, una persona manejó el vehículo hasta las inmediaciones de la cárcel. Luego de dejarlo, se subió a una motocicleta, donde lo esperaba otro hombre, y escaparon en medio de la oscuridad de la madrugada. Era un Chevrolet Aveo family, con placa GSX 3364, color plomo claro que, luego de la detonación quedó en la nada.
Sus puertas delanteras y traseras, como los vidrios de las ventanas y las luces, explotaron y llegaron hasta la estructura exterior de la prisión. Aunque no dañó la infraestructura de la cárcel, sí destruyó y redujo a escombros la entrada de un negocio de alimentos —una casa pequeña con techo de zinc.
Varios agentes penitenciarios y miembros de la Policía rodearon el perímetro de la detonación para buscar evidencias. Hasta las ocho de la mañana de hoy, no se reportaron heridos.
Las cárceles, objetivo de atentados
No es la primera vez que se reportan detonaciones en el complejo penitenciario de Guayaquil.
Desde el 2019, cuando la violencia comenzó a intensificarse a la víspera de las cinco masacres carcelarias registradas entre 2021 y 2022, los explosivos en prisión dejaron de ser hechos aislados.
Ahora estallan en un convulso momento para el sistema penitenciario local: la semana pasada, un juez favoreció a alias JR, uno de los líderes de Los Choneros y sus sub células Los Águilas y Los Fatales, para que “temporalmente” cumpliera su condena en su casa en la ciudad agraria de El Triunfo. Desde entonces, ha habido al menos 50 detenciones de presuntos miembros de sus bandas enemigas, Los Lobos, Los Tiguerones y Los Chone Killers.
De hecho, la tensión crece en las cárceles de Guayaquil desde que el futbolista Gabriel Cortez fue trasladado a la Penitenciaría del Litoral, mientras avanzan las investigaciones de su posible vinculación con Los Tiguerones, una banda narcodelictiva con mayor presencia en barrios pobres de Esmeraldas.
La detonación en la cárcel regional es una de las tres documentadas en este año. Ocurrió dos días después de que un artefacto explosivo colocado en parte inferior de la camioneta de un agente penitenciario fuera detonado la noche del sábado 23 de abril.
No fue el único. Hace apenas un mes, el 20 de marzo, otro explosivo estalló durante la mañana frente a la cárcel regional. Sucedió a las 9 y 35 de la mañana. Según registros policiales, fueron —al igual que el incidente de hoy— dos motorizados quienes lanzaron un petardo que dejó a tres personas heridas.