Una mujer civil denunció hace cinco años que fue violada por un oficial en el fuerte militar Paquisha. Este es uno de los recintos militares más importantes del Ecuador, ubicado en La Balvina, en el Valle de los Chillos, en las afueras de Quito. 

El miércoles 21 de diciembre, el oficial del Ejército, Vinicio Rodríguez, fue sentenciado a 29 años 4 meses de prisión por violación. 

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En 2017, Elizabeth M.* denunció que fue violada entre la noche del 25 y la madrugada del 26 de mayo de ese año en el cuartel militar. Han pasado más de cuatro años y medio entre diligencias en la Fiscalía, recepción de testimonios y versiones, pedidos de documentación al Ejército y peritajes. 

El 26 de enero de 2022, Sol Borja publicó una investigación en GK sobre el caso revelando la versión de Elizabeth M. y las supuestas sanciones que le impusieron a su presunto agresor, el mayor Vinicio Rodríguez. Esta es una breve explicación del caso.

Aunque la pena máxima para un caso de violación es de 22 años, esta puede aumentar cuando se considera que hubo agravantes. Y ese fue el caso de Rodríguez. El tribunal que lo condenó en primera instancia, consideró que existían dos agravantes. 

El primero, contemplado en el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), es que hubo uso de violencia —de acuerdo al testimonio de Elizabeth M. y al parte médico, incluso hubo un desgarre anal, producto de la violación—. 

El segundo, fue que el hecho ocurrió en un recinto militar. Por ambos agravantes, la condena aumentó a 29 años 4 meses. 

Marcelo Dueñas, abogado de Elizabeth M., dice además que en la lectura de la sentencia —aún no ha sido notificado con la sentencia escrita— se conoció que la justicia ordenó al Ministerio de Defensa publicar en su página web la sentencia en contra del oficial Rodríguez. También ordenó que se coloque una placa a la entrada de Paquisha, el recinto militar en el que ocurrió la violación. 

Los detalles sobre qué debe decir la placa y qué otras formas de reparación —si es que las hay— ordena el tribunal, serán conocidas cuando se reciba la sentencia por escrito. Sí se sabe que el tribunal ordenó una reparación económica de 10 mil dólares para Erika —a pesar de que su defensa había solicitado un monto de medio millón de dólares—. 

La decisión del tribunal fue unánime. “Esa reparación es absurda, es ridícula. Nosotros vamos a apelar a esa reparación porque esto le marcó a Elizabeth y eso no le alcanzará ni para un tratamiento psicológico.”, dice Dueñas. 

El oficial sentenciado tiene aún dos instancias superiores a las que podría apelar antes de que la sentencia quede ejecutoriada. “Por ahora, él tiene que seguirse presentando semanalmente ante la justicia y nos preocupa que no haya garantías de que cumpla la pena, si es que se ratifica en otras instancias”, dice Dueñas.

¿Qué pasó en el cuartel militar en 2017?

La noche del jueves 25 de mayo de 2017, Elizabeth M. —que en ese entonces tenía 27 años, se había graduado de la universidad hacía poco y trabajaba como recepcionista en el Club de Oficiales de la Policía de Quito— fue a una reunión en el cuartel militar de Paquisha.   

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Uno de sus amigos, el teniente Javier Ushiña la fue a recoger a la salida de su trabajo. Ellos se conocían porque habían  sido compañeros en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro (Esmil), donde se forman los oficiales para servir en las distintas ramas del Ejército. Elizabeth le dijo a GK en enero de 2022 que tuvo que abandonar su carrera militar en 2011 por una lesión en las piernas.

Fueron al Grupo de Aviación del Ejército No 45 (GAE) Pichincha, al que pertenecía Vinicio Rodríguez. “Acordaron ir a la Brigada de Aviación, ya que ahí no tendríamos problemas porque estábamos ingiriendo alcohol”, dijo Elizabeth M. en una carta en la que le contaría lo que habría sucedido aquella noche dirigida al teniente coronel Carlos Chávez, entonces Comandante del Grupo de Aviación. 

Esa noche, dice Elizabeth M., conoció al entonces capitán Vinicio Rodríguez. “Sentí que me miró con morbo pero no le hice mucho caso”, le dijo a GK sobre la primera impresión que le causó el hombre al que luego acusaría de haberla agredido sexualmente. Según Elizabeth, en la madrugada, tras algunas horas de estar bebiendo, ella pidió una habitación para descansar porque se sentía mareada. 

El teniente Arboleda, uno de los presentes en la reunión, la llevó a una habitación en el segundo piso. Ella dice que él se acostó a su lado y se durmió. No sabe cuánto tiempo después, se despertó al sentir una almohada sobre su cara. Se levantó y vio que se trataba de Rodriguez. 

Ella le contó a GK que cuando se despertó se dio cuenta de que estaba semidesnuda y que Rodríguez le dio una bofetada, le golpeó la cabeza contra la pared y la violó. 

Elizabeth M. le dijo a GK que logró escaparse y correr, semidesnuda, hacia otra habitación en la que estaban sus amigos. Rodríguez fue detrás de ella. Según dos fuentes reservadas, mientras esto ocurría, la capitana Karina Heredia, jefa del cuartel, y la capitana Diana Aguirre, oficial de guardia, estaban en la habitación que compartían. Cuando bajaron las escaleras para desayunar, vieron a una mujer desconocida en el pasillo del edificio de habitaciones.

Ordenaron que abrieran la puerta para saber qué pasaba porque se escuchaba el llanto de una mujer (que habría sido Elizabeth), pero la puerta del cuarto no se abrió. Elizabeth dice mientras ella lloraba en ese cuarto dos oficiales le habrían pedido que “por favor no llore ni hable” porque los “va a meter en problemas”.

El 28 de junio de 2017, casi un mes después de la reunión en el cuartel militar, Elizabeth M. presentó en la Fiscalía una denuncia por el presunto delito de violación. 

Presuntas sanciones disciplinarias

Según al menos tres fuentes protegidas que coinciden en la narración, la capitana Heredia habría informado a su oficial superior, el mayor Diego Campaña, jefe de control, sobre lo que había visto. Un documento enviado por el director de comunicación del Ejército, el coronel Carlos Ayala, después del informe hecho por la capitana Heredia dice que hubo sanciones disciplinarias contra Rodríguez y el teniente Cordones, otro de los oficiales que participó en la reunión en el cuartel.

El entonces capitán Rodríguez fue sancionado por “ingresar, permanecer o permitir el ingreso al personal militar o civil a áreas restringidas de los repartos militares, sin previa autorización”, según el documento enviado a GK. De castigo, dice el documento, le dieron “tres días de arresto de rigor”. El teniente Cordones fue sancionado por un día por la misma falta. 

La respuesta del Ejército no dice si el teniente Ushiña fue sancionado o no; ni siquiera lo menciona. Sin embargo, según una fuente que pidió la reserva de su identidad, en su hoja de vida también consta una sanción de “un día de arresto de rigor”. Ese castigo se le dio por llegar tarde, según la documentación

Las consecuencias del presunto delito

Elizabeth M. le contó a GK que ha necesitado ir al psicólogo y al psiquiatra después de la violación. Además, desarrolló fibromialgia, una enfermedad que provoca dolor constante, fatiga y problemas de sueño que, además, se desarrolla después de un traumatismo físico, cirugía, infección o estrés psicológico significativo.

En diciembre de 2018 —año y medio después de los hechos denunciados— tomó una sobredosis de Anapsique, un fármaco para la fibromialgia y que tiene propiedades antidepresivas y sedantes. “Tomé 12 pastillas, solo quería dormirme y no despertar. Perdí todas las ilusiones de vivir, no tengo nada que me ate aquí”, le dijo Elizabeth a GK en enero de 2022

También en 2018 comenzó a cortarse los brazos. Según Liz Toro, psicóloga clínica especializada en violencia, es uno de los síntomas que pueden presentarse en mujeres que han sido víctimas de violencia sexual como un intento de reemplazar el dolor emocional con dolor físico. 

Vinicio Rodríguez sigue en las Fuerzas Armadas. Ha superado las evaluaciones que le permiten ascender dentro del Ejército. Ahora es mayor y cumple funciones en el Grupo de Aviación del Ejército Nro. 43, en Portoviejo, capital de la provincia costera de Manabí. Desde mayo de 2021, el mayor Rodríguez se presenta periódicamente ante un juez, para cumplir la medida cautelar dictada en su contra.

Como parte de su investigación, Sol Borja contactó al hoy mayor Rodríguez para que pudiera dar su versión sobre las acusaciones. Sin embargo, él solo le respondió en un mensaje de WhatsApp que “por razones legales” no podía hablar. 

*Elizabeth M. es un nombre protegido

Susana Roa 150x150
Susana Roa Chejín
(Ecuador, 1997) Periodista lojana y jefa de la redacción de GK. Cubre economía, sexualidad y derechos. Le interesan los temas de empleo, educación financiera y salud sexual y reproductiva.

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