Después de las elecciones de 2016 en Estados Unidos, cuando Trump sorprendió al mundo al derrotar a Hillary Clinton, ella publicó What Happened, el libro donde examina —y justifica— varias de las posibles razones del desenlace. La larga explicación, por supuesto, no se habría escrito si Clinton hubiera ganado. Trump no era lo obvio, ni lo esperado. Había que explicarlo. En Ecuador, el 7 de febrero de 2021 también nos debe una explicación.

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En los últimos días de la campaña electoral hubo mucha incertidumbre, pero la idea general que se había instalado —gracias a las encuestas— era que el candidato del correísmo, Andrés Arauz, llegaría primero, y le seguirían Guillermo Lasso, de CREO, y Yaku Pérez, candidato de Pachakutik. Las últimas mediciones previas a la votación del 7 de febrero, mostraban una distancia muy reducida entre Lasso y Pérez, lo que invitaba a la duda sobre quién quedaría en segundo lugar.

Adicionalmente, sonaba el ascenso considerable de Xavier Hervas de la Izquierda Democrática. En estas circunstancias, las preguntas se multiplicaban. ¿Quién quedaría segundo? ¿Cuánta votación alcanzaría el primero? Y, en vista de la posible división de votos entre el segundo, tercer y cuarto lugar, ¿sacaría Arauz suficiente distancia como para cruzar el umbral del 40% y ganar en primera vuelta? 

Con el  98% de actas escrutadas, los resultados son así: Andrés Arauz, 32,17%, Yaku Pérez, 19,89%, Guillermo Laso, 19,59%, y Xavier Hervas con el 16%. Eso significa que efectivamente habrá una segunda vuelta, y el contrincante de Arauz sería Yaku Pérez, que hasta ahora supera a Guillermo Lasso con apenas 0,3% —menos de 28 mil votos.

Los resultados confirman, primero, que Guillermo Lasso tuvo un techo. De inicio, el candidato de la alianza CREO-PSC tenía limitantes estructurales —es decir, más allá de sus virtudes y defectos como individuo o candidato que eran difíciles de vencer. 

Hasta antes de estas elecciones, Lasso no había penetrado en la mayoría de territorios de donde salen la mayoría de los votos: Guayas, Pichincha, Manabí, Azuay y Los Ríos, provincias que concentran más del 60% de los votos totales. La mayoría de cantones de cuatro de esas cinco provincias se han ido convirtiendo en bastiones correístas. El territorio más favorable a Lasso era Quito. En los demás, tenía grandes dificultades. 

Porcentaje de votación por Lasso en 2017 versus el porcentaje en 2021.

Porcentaje de votación por Lasso en 2017 versus el porcentaje en 2021.

Con 98% de actas escrutadas, los resultados muestran que en Manabí, Lasso obtuvo 14,7% menos que en 2017, cuando tuvo 18,1%. Arauz obtuvo el 52,3%. En Guayas, el candidato de CREO alcanzó 25,3% —más que en 2017, cuando tuvo 21.2%. Arauz, el 41,9%. En Los Ríos, Lasso alcanzó 15,1% —de nuevo, menos que en 2017, que tuvo 19.9%. Arauz llegó al 47%. En Azuay, Lasso obtuvo 14,1%, menos de la mitad que en 2017 (seguramente allí, la participación de Yaku Pérez influyó en el resultado). Arauz, 20,9%. En Pichincha,provincia determinada, en su mayoría, por la votación en Quito y el territorio en el que tenía tenía más posibilidades, Guillermo Lasso alcanzó una votación de 25,8% (6 puntos por debajo de lo que alcanzó en 2017, y poco más de tres puntos por encima del 22,5% de Andrés Arauz.

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Los resultados también parecen confirmar que el Partido Social Cristiano (PSC) no le aportó mucho a la candidatura de Guillermo Lasso electoralmente hablando porque los votos no se endosan. Además, la forma en que se percibe una alianza de las dos fuerzas más importantes de la derecha es diferente para la clase política que para los electores. De hecho, el PSC y CREO tienen electorados distintos.

Elecciones de 2017: comparación del porcentaje de votos entre Cynthia Viteri y Guillermo Lasso.

Elecciones de 2017: comparación del porcentaje de votos entre Cynthia Viteri y Guillermo Lasso.

En 2017, por ejemplo, en aquellas parroquias donde a Lasso le fue mejor, a la candidata socialcristiana Cynthia Viteri le fue peor, y viceversa. El número de electores es, además, determinante. Las parroquias con mayor cantidad de electores en Guayaquil (Tarqui, Febres Cordero, Letamendi) votaron abrumadoramente por Viteri y muy poco por Lasso en 2017. 

En Guayaquil, los electores que votan masivamente por alcaldes socialcristianos (Viteri ganó con 53% en 2019), también votan mayoritariamente por candidatos presidenciales correístas: Moreno obtuvo el 35% en 2017

Lo mismo ocurre en muchos otros cantones. El PSC no es una gran maquinaria electoral que se podía poner al servicio de Lasso, y el argumento de que sí es porque “el PSC arrasó en las alcaldías en 2019” es incorrecto. Los resultados seccionales no corresponden con los resultados nacionales, y los votos locales no se transfieren a lo nacional.

Por último, este año, Lasso no podía capitalizar el voto inconforme (como sí pudo en 2017) porque era percibido como corresponsable del malestar al haber “cogobernado con Moreno”, una acusación recurrente en su contra. Yaku Pérez, Xavier Hervas, e incluso Álvaro Noboa, si hubiera participado, tenían mucho más sabor a outsider y posibilidades de capitalizar la inconformidad con el actual gobierno. 

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Los resultados también son un termómetro del correísmo: era difícil para Andrés Arauz ganar en primera vuelta, lo que se podía ya proyectar en enero pasado. De hecho, quedó lejos del umbral del 40%. El apoyo al correísmo ha venido disminuyendo en los territorios determinantes, aquellos de donde salen la mayoría de los votos. En agregado, Arauz obtuvo 32,2%, siete puntos por debajo del 39,3% alcanzado por Moreno en 2017. Al momento, los resultados parecen corroborar el retroceso.

¿Cómo fue la votación Correa versus Moreno?

¿Cómo fue la votación Correa versus Moreno?

En Manabí, Arauz obtuvo 52,3% , casi 2 puntos menos que en 2017. En Guayas alcanzó 41,9% —3 por encima de 2017. En Los Ríos, alcanzó 47%, 3 puntos por encima de la elección presidencial de hace cuatro años. En Azuay y Pichincha, se da el retroceso más amplio: en Azuay obtuvo 20,9%  (menos de la mitad que en 2017, buena parte de eso seguramente debido a la participación de Yaku Pérez). En Pichincha, obtuvo 22,5%: 15 puntos por debajo de lo alcanzado en 2017 por Moreno. El voto duro correísta seguramente sigue siendo de entre un 22 y 25%. A eso se debe agregar un voto blando de cerca del 10%. 

Arauz efectivamente se enfrentó al dilema de centrar su campaña en la promesa de volver al pasado, sabiendo que varios de sus posibles electores estaban inconformes con ese pasado. Algunos, haciendo de tripas corazón, seguramente le dieron el voto. Pero no fueron suficientes.

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Los resultados que obtuvieron Yaku Pérez, de Pachakutik, y Xavier Hervas, de la Izquierda Democrática, son inéditos. Un candidato de Pachakutik nunca ha alcanzado una votación tan alta. De su lado, el candidato de la Izquierda Democrática alcanzó mucho más de lo que se esperaba que logre. 

La paradoja de las elecciones es que toda la atención se pone sobre los números, pero la explicación nunca está en ellos. Al momento de escribir este artículo, Yaku Pérez ha alcanzado el 19,89% de los votos. Va segundo, pero la distancia con Guillermo Lasso es apretadísima, menos de 0,3%

Todo apunta a que el desenlace será complicado. Con una diferencia tan corta y una disputa voto a voto en el último tramo del conteo, sin duda habrá más de una llamada a un nuevo escrutinio y validación de los votos. De todos modos, la votación de Yaku Pérez es histórica para un candidato de Pachakutik compitiendo sin alianzas.

Detrás de él, Xavier Hervas alcanzó 16%: un crecimiento impresionante si se compara con los datos de diciembre de 2020, que le daban menos del 2% . Eso dice que, efectivamente, Hervas es un ganador en esta elección.

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La explicación sobre los porqués de estos resultados (tanto para Hervas como para Pérez) pasa por el análisis de los hechos de octubre de 2019, el desgaste de la clase política, las preferencias de los jóvenes —aunque soy escéptico con respecto a este argumento—, la pandemia, y el trabajo de Yaku Pérez en la Sierra sur, entre otros. Pero por ahora, los resultados parecen también corroborar la observación de que este año había condiciones estructurales que aumentaban la probabilidad de las sorpresas

Una de estas fue la dispersión del voto provocada por el gran número de candidatos. Contiendas con más de 13 candidatos tienden a generar dispersión en el voto y bajo porcentaje para el ganador, abriendo la posibilidad a resultados inesperados. Esto, a diferencia de, por ejemplo, las elecciones en las que participan entre cinco y 13 candidatos).

 

Número de candidatos y porcentaje del candidato electo por cantón.

Número de candidatos y porcentaje del candidato electo por cantón.

Se consideran “sorpresas” las victorias inesperadas dadas las expectativas hasta el día de las elecciones. Por varias razones, dado que el número de candidatos compitiendo parece efectivamente invitar a la dispersión y a la baja votación de los ganadores, estábamos en un escenario donde podía haber (grandes) sorpresas. Ciertamente las hubo. Ver aquí una discusión más detallada al respecto.

Además, queda el análisis del voto nulo que no sería superior a la tendencia histórica. El nulo, este año, alcanzó el 9.5% (según la página del CNE al momento), apenas superior al 7% de 2017 y debajo del pico histórico de 11.8% en 2006.

Porcentaje del voto nulo entre 2002 y 2017.

Porcentaje del voto nulo entre 2002 y 2017.

El voto nulo, además, junto al voto en blanco, es de interés porque determina la forma cómo todos los votos emitidos se transforman en votos válidos. Los nulos y blancos no entran al denominador para calcular el porcentaje final obtenido por cada candidato.

Porcentaje de votos válidos y cotos emitidos, primero y segundo lugar en primera vuelta. Elecciones presidenciales entre 2002 y 2017.

Porcentaje de votos válidos y cotos emitidos, primero y segundo lugar en primera vuelta. Elecciones presidenciales entre 2002 y 2017.

En general, no es preciso decir que “ siempre un mayor porcentaje de voto nulo favorece al primer lugar”. Todo depende de la distribución de votos en los primeros lugares. Aquí hay una discusión más detallada al respecto

Este año, el voto nulo fue “medio” (puesto en perspectiva histórica), y la distancia de Andrés Arauz con respecto al segundo lugar fue amplia. En consecuencia, la conversión de votos emitidos a votos válidos fue más favorable a Arauz que a otros candidatos, pero no en las proporciones esperadas. La forma específica como los emitidos se tradujeron en válidos lo sabremos pronto con datos definitivos.

Los resultados confirman las hipótesis planteadas desde antes del inicio del período oficial de campaña. Están todavía por validarse y certificarse, y parece que esa tarea no será fácil ni estará libre de controversia dada la diferencia entre Lasso y Pérez. De eso dependerá cómo se moverán las alianzas y se conformarán los frentes para disputar la elección en segunda vuelta. Algo cierto: uno de los efectos de la polarización en las sociedades es que dibujan las alternativas bien marcadas. Lo difícil no será identificarlas, sino decidirse por una de ellas.