César Montúfar llegó solo a la entrevista en GK. Vestía un calentador azul y llevaba una carpeta con documentos y una agenda. Cuando le preguntamos si nadie de su equipo lo acompañaría dijo que quizás «más tarde» llegue alguien. Tímido y silencioso, se lavó las manos —como todos los otros candidatos— , se tomó las fotos, se dejó poner un poco de polvo en la cara y se sentó.
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La primera pregunta —sobre por qué tiene más derrotas que triunfos electorales— lo molestó. Aunque casi no alza la voz, sí la moduló para enfatizar que ganar elecciones no es el único rol de un político. Contó, entonces, sobre su trayectoria y lo que considera sus logros a lo largo de su carrera política. Se tomó varios minutos en explicarlo y en repetir que no es una pregunta para un candidato si no para un politólogo.
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Habla lentamente, sus explicaciones parecen dadas por alguien que no tiene prisa. Mientras escuchaba las preguntas, tomaba pequeños sorbos de agua, del vaso que estaba sobre la mesa, junto a él. Su tono es pausado e incluso cuando las preguntas le incomodan no intenta evadirlas. Recuerda que es profesor y dice que cree que también, como político, se puede enseñar. Evita recordar su respaldo pasado a quien ahora es su oponente, Guillermo Lasso y sí menciona al expresidente Rafael Correa y a su período de gobierno, varias veces.
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Montúfar, hoy aliado con el Partido Socialista Ecuatoriano y otras organizaciones, explicó que renunció a la franja electoral que, por Ley, le corresponde recibir por parte del Consejo Nacional Electoral. Dijo que no le parece ético recibirlo en medio de una pandemia. Habló también del embarazo adolescente, de su visión sobre la seguridad interna y la vigilancia a las fronteras; de quiénes conformarían su equipo de gobierno y de cómo hará para distribuir la vacuna del covid-19.
