Eran las 12 del día y el sol no tenía clemencia en Melchor Múzquiz, una ciudad pequeñita en el norte más norte de México: kilómetros planos de montañas áridas, cactus y rocas solitarias, donde las sombras de los objetos son inexistentes y el oxígeno, aparentemente, también. Parada en la única esquina que el sol parecía haber olvidado, yo contaba uno a uno los centímetros que me quedaban de sombra mientras las gotas de sudor caían una tras otra sobre mi frente. 

Cuando estuve a punto de desmayarme, un vasito de nieve de limón llegó a mis manos, acompañado de un coro de ángeles con ventiladores salvadores. Cuando di el primer bocado, los ángeles se convirtieron en mi amiga María, que me preguntaba si quería más:

— Tráeme todos los que tengan, por favor.

Las nieves, granitas o raspas, son un oasis en el ardiente desierto norteamericano: los cristales de hielo que se rompen de a poquito en la boca son hojuelas que refrescan hasta la piedra más seca del desierto. Su sabor de miel y limón es el conjuro perfecto para las bocas saladas por el sudor.

La historia cuenta que cuando el tlatoani Moctezuma, regente de Tenochtitlan, capital del imperio mexica, tenía calor, mandaba a pedir nieve traída del volcán Popocatépetl,​ endulzada con miel de abejas o de avispas. Entonces los mexicas transportaban el hielo de los volcanes y la servían en grandes copas de oro a veces acompañadas de semillas de cacao. Ese día en Múzquiz, me sentí como una reina.

Hoy celebro el newsletter número 50 desde el mar y el calor, porque todos, hasta Moctezuma y los Mexicas, nos merecemos un descanso.

¡Buen provecho!

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Granita de limón

receta granita de limón

Ingredientes:
500 ml de jugo de limón amarillo
500 ml de agua
250 gramos de azúcar o miel

6 PORCIONES / 30 MINUTOS

Vierte el agua en una olla, llévala a ebullición, añade la miel o el azúcar y deja que se diluya hasta que el líquido se vuelva transparente. Apaga el fuego y deja enfriar el jarabe obtenido.

Corta los limones por la mitad y exprime su jugo. Filtra bien el líquido con la ayuda de un colador para evitar semillas y algún otro residuo.

Incorpora el jugo de limón al jarabe ya frío, batiendo muy bien la mezcla. Vierte el líquido en un contenedor de metal y llévalo al congelador.

Después de media hora, retira la mezcla del congelador y vuelve a batir vigorosamente para romper los cristales de hielo que se hayan formado. Repite la misma operación cada media hora (dos a tres veces más) hasta que la mezcla tenga una consistencia de granizado.

Sirve en vasos o copas y ralla la cáscara de un limón para decorar. Puedes darle un toque especial agregando a la mezcla inicial un vasito de vodka o gin.