He tenido por muchos años un placer secreto: recopilar sonidos crocantes de una larga lista de objetos. Es más larga que la historia del mundo: CRUNCH en el rechino de mis dientes rompiendo un cubo de hielo, al caminar sobre hojas secas que se quiebran delicioso, KRANCH cuando mi perro mastica sus croquetas con su bocota abierta, y cuando íbamos en el auto de viaje con mi familia y pedía una más, dale unita más, solo una papita más en forma de lengua que explotaban en mi boca y me las terminaba comiendo todas de un tarro metálico: CRONCH.

Crunch es una palabra importante, la onomatopeya más placentera que existe. Siempre lo supe, desde chiquita, solo que no me había dado cuenta de mi obsesión por los sonidos crujientes hasta que un día me dio insomnio y después de intentar de todo para poder dormir, llegué a esto. Obvio que no logré conciliar el sueño pero si el sonido de una fritura quebrándose con los dientes no les provoca un cosquilleo en la piel, no son de los míos, amigos.

Les propongo algo: escuchen el video con audífonos, en un volumen razonable, sin ver a la pantalla. Cuéntenme: ¿qué sintieron?

Los sonidos también se comen. Los alimentos crocantes son vida, frescura y diversión. ¿Se imaginan una papa frita que no cruja, o una manzana que no haga KRANCH cuando se parte en nuestra boca? El crunch es sinónimo de indulgencia. Hace que las comidas tengan otro nivel de ricura. Comer algo crujiente en mi adultez es como volver a esos polvitos dulces de mi infancia que me hacían sentir una explosión de chispas y sabor en mi boca.

Esta semana les dejo la receta de las reinas del crocante: unas papas fritas recién hechas, humeantes y bien crujientes que seguramente van a estallar en su paladar.

¡Buen provecho!

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Papas fritas perfectas

papas fritas

Ingredientes:
3 papas cholas, peladas
½ taza de agua, o según sea necesario
1 taza de aceite vegetal para freír
Sal y paprika o pimienta de cayena al gusto

4 PORCIONES / 40 MINUTOS

Pela las papas y córtalas en rodajas de 1 centímetro de grosor. Luego, corta cada rodaja en bastones de 1 centímetro de ancho por 5 centímetros de largo hasta que todas tengan forma de tiras.

Remoja las papas cortadas en un plato hondo con agua durante aproximadamente 15 minutos. Esta parte es esencial porque así eliminas parte del almidón, evitando que al freírse se peguen unas a otras.

Para tener unas papas crujientes, se recomiendan estas dos etapas de fritura. Para la primera, calienta la mitad del aceite en un sartén grande a fuego medio-alto. Si tienes un termómetro, puedes medir la temperatura a 140º y freír las papas durante unos 1 a 8 minutos.

Para la segunda fritura, en otro sartén, calienta el resto del aceite a 190º y echa las papas hasta que se doren y estén crujientes durante unos 5 minutos más.

Coloca las papas sobre papel absorbente de cocina para retirar el exceso de aceite que puedan haber retenido. Espolvorea sal y pimienta al gusto.

Sírvelas calientes, acompañadas de las salsas que más te gusten o de una bebida fría.