Este reportaje es parte de la alianza entre GK y Mongabay Latam
Bomberos y brigadas forestales de guardaparques del Parque Nacional Cayambe – Coca lograron controlar el incendio en Mojanda provocado por una fogata encendida por visitantes que llegaron al área. El sargento Segundo Yamberla, de los bomberos de Otavalo, a cargo de la emergencia en la provincia de Pichincha, dice que se afectaron casi 150 hectáreas de flora, además de fauna propia de la zona como conejos, liebres, zarigüeyas, tigrillos de monte, colibríes, gavilanes y pavas de monte. “Encontramos conejos y ratones de la montaña ya quemados”, indica. El guardaparques Byron Lagla, quien participó en las operación de control de los incendios, agrega que el cerro Fuya Fuya de 4275 metros de altura, que solía estar cubierto por una gran cantidad de pajonales, fue totalmente consumido por el fuego.
Hasta el momento se sabe que ambas emergencias fueron atendidas por al menos 100 personas entre militares, bomberos, guardaparques y personal del Ministerio del Ambiente y Agua, y gobiernos locales. Además, que si bien las zonas quemadas no son parte de las áreas protegidas del Ecuador, están reconocidas como áreas de conservación local por una ordenanza municipal.
Incendio provocado por una fogata
El domingo 2 de agosto de 2020 a las cuatro de la tarde, el ECU911 alertó sobre el incendio en Mojanda —una zona conocida para hacer turismo y escalada — a los bomberos de la provincia de Imbabura. El fuego empezó en el sector de la Laguna Grande, entre el límite del cantón Otavalo en Imbabura y el cantón Pedro Moncayo en Pichincha, y se extendió en dirección a este último, explica el capitán Carlos López, jefe del Cuerpo de Bomberos del cantón Otavalo a cargo de la emergencia. En ese sector, López estima que se afectaron más de 100 hectáreas de pajonales, principalmente pequeños bosques de Polylepis —comúnmente conocido como árbol de papel— que son endémicos de la zona. Aún no se puede calcular un número exacto de hectáreas quemadas.
Claudia Segovia, bióloga experta en polylepis y docente de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE), explica que esta especie es muy importante porque no se encuentra en ningún otro sitio y es mucho más vulnerable en un incendio; además alrededor de la Laguna Grande hay poblaciones híbridas naturales solo reportadas en esta zona como la chuquiragua, romerillo, locaria y Puya.
En la Laguna Grande no hay guardaparques, pues no forma parte de ninguna de las 59 áreas protegidas que hay en Ecuador. López explica que esa es la razón por la que la comunidad cercana a la Laguna Grande y el gobierno cantonal de Pedro Moncayo controlan el ingreso de visitantes a la laguna, que es considerado un espacio turístico. “Ahí no hay una revisión, no hay una persona que haga algún tipo de prevención”, explica López sobre la falta de cuidados en esa zona.
El jefe del Cuerpo de Bomberos del cantón Otavalo señala que el fin de semana que comenzó el incendio hubo la visita de al menos 100 turistas, y que alguno de ellos encendió una fogata para asar sus alimentos. “Desafortunadamente como no tienen mucho conocimiento de cómo se debe generar una fogata, se la hizo cerca de los pajonales y se olvidaron de la fogata, de apagarla”, agrega López. Además, dice el jefe de bomberos, el incendio se extendió a causa de los vientos fuertes, la resequedad del sector y la topografía, que tiene pendientes o laderas.
Luego de dos días, sin embargo, el fuego fue controlado por los bomberos de Imbabura, de Puerto Quito, de Santo Domingo, militares, personal del Ministerio del Ambiente y Agua, y del Municipio de Otavalo. También la alcaldía de Quito envió el Bambi Bucket, un sistema con un balde plegable —similar a un globo— que recoge agua de una fuente — como ríos, lagos y represas— y, con una válvula controlada por el piloto de un helicóptero, descarga una columna concentrada de agua a las llamas.
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El incendio ahora es monitoreado para evitar que los focos de calor se vuelvan a encender, señala el MAAE en un comunicado.
Quemas agrícolas provocaron el segundo incendio
El 2 de agosto también se registró un incendio forestal en el sector del volcán Imbabura, en la provincia del mismo nombre. Según un comunicado del Ministerio de Ambiente y Agua, este fue provocado por quemas agrícolas que se salieron de control.
En las faldas del Imbabura se quemaron aproximadamente 150 hectáreas de pajonales, dicen los bomberos. Claudia Segovia dice que la parte externa de los pajonales es seca por lo que es mucho más fácil que se queme. El guardaparques Byron Lagla precisa que no hubo animales afectados en ese sector.
A través de un video enviado a Mongabay Latam, el Ministro de Ambiente y Agua del Ecuador, Paulo Arturo Proaño, confirmó que el área quemada no pertenece a alguna de las áreas protegidas del país. Sin embargo, las brigadas de guardaparques del Parque Nacional Cotacachi-Cayapas y de la Reserva Geobotánica Pululahua participaron en la atención de la emergencia.
Lagla dice que los guardaparques acudieron a atender los incendios sin contar con el equipamiento necesario. Según el Ministerio de Ambiente y Agua, después de la emergencia entregaron herramientas a los guardaparques de la Reserva Geobotánica Pululahua, del Refugio de Vida Silvestre Pasochoa, la Reserva Ecológica Los Illinizas y el Área Nacional de Recreación el Boliche. Uniformes, cascos, cortafuegos, machetes, palas y picos fueron entregados para la prevención de incendios forestales. Lagla dice que tienen la capacitación del Programa Amazonía sin Fuego del Ministerio del Ambiente y Agua para asistir incendios forestales, pero aclara que solo los cinco guardaparques de la Reserva Geobotánica Pululahua estuvieron equipados.
En la entrevista, el guardaparque recordó que a pesar de la inestabilidad laboral que enfrentan, no dudaron en colaborar en las labores de atención de los incendios, “los guardaparques somos la voz de los sin voz, por eso ahí estamos”. En junio de 2020, la Asociación de Guardaparques hizo un reclamo público sobre la terminación de sus contratos laborales y la incertidumbre sobre la renovación. El ministro del Ambiente, Paulo Arturo Proaño, dijo que la desvinculación de los guardaparques era una noticia falsa y que jamás dejaría a las áreas protegidas sin guardianes, pero en realidad el ministerio cambió su condición laboral de nombramiento provisional a contrato ocasional, es decir, en Ecuador con un contrato ocasional el trabajador no tiene derecho a indemnizaciones por despidos ni incentivos para jubilación.
Al cierre de esta publicación las autoridades reportaron que ambos incendios han sido controlados, aunque todavía no han detenido a ninguna de las personas responsables. En el Ecuador, el Código Integral Penal sanciona con una pena de uno a tres años de cárcel a quien provoque “directa o indirectamente incendios o instigue la comisión de tales actos, en bosques nativos o plantados o páramos”.
*Este contenido fue publicado originalmente en Mongabay Latam