Habían pasado más de dos horas desde que empecé a preparar la cena y apenas tenía comida para media persona. El reloj colgado en la pared de la cocina era inclemente: faltaba menos de una hora para que más de diez invitados llegasen a mi casa y yo seguía luchando con una masita pegajosa que no terminaba de entender.

Cuando quise demostrar que me había convertido en una adulta responsable, invité a toda mi familia a cenar y no tuve mejor idea que preparar ñoquis por primera vez. Lección aprendida: si cocinar para muchas personas es un desafío, hacerles ñoquis es una misión (casi) imposible. Los invitados terminaron comiendo cuatro ñoquis cada uno y mucho, mucho pan.

Preparar ñoquis parece una lección de vida: terriblemente simples pero tan difíciles de preparar correctamente.

En italiano se escribe gnocchi, que es el plural de gnocco que significa “bulto”. Es una de las preparaciones más antiguas de las que se ha encontrado registros: aparecen en libros de cocina del siglo XIII.

Desde hace 1200 años solo cuatro ingredientes y pocos pasos creando una ilusión de facilidad ¡Qué engaño! En realidad, cuanto menos pasos e ingredientes, más importante es cada uno. Aquella noche, en la cocina, aprendí la complejidad de la simpleza.

Los ñoquis además son un acto de equilibrio y humildad. Se necesitan manos pacientes y modestas para juntar los ingredientes, moldear la masa y convertirla en cientos de almohaditas suaves y agradables que nos reconforten al mezclarse con cualquier salsa puesta en su camino. Al final del día (o de la noche) prepararlos siempre se convierte en un ajetreo feliz.

La otra noche, recordando la cena con mi familia, se me antojaron unos ñoquis. Puse música, me serví una copa de vino y dejé que el reloj fluya sin presiones. Me dieron las diez y las once, pero cené riquísimo.

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Gnocchis de Ricotta

Los ñoquis son una misión (casi) imposible | Receta

Ingredientes:
1 ½ tazas de queso ricotta
3 yemas de huevo
1 taza de harina
¾ tazas de queso parmesano
½ cucharadita de sal
½ cucharadita de pimienta negra recién molida

4 PORCIONES / 1 HORA 30 MINUTOS

En una olla grande, pon a calentar agua con una cucharada de sal hasta que hierva el agua.

Mientras hierve, aparte con unas toallas de papel, quita el exceso de humedad del queso ricotta tratando de absorber la mayor cantidad de líquido posible.

En un tazón grande, mezcla el queso ricotta con las yemas de huevo y luego agrega la harina, el queso parmesano, la sal y la pimienta, y mezcla hasta que se combinen uniformemente.

La masa debe quedar un poco húmeda y quizás un poco pegajosa, pero debería mantenerse unida y no desprenderse. Si se siente demasiado húmeda, solo agrega otra cucharada de harina.

Forma una bola con la masa y córtala en ocho porciones. Amasa suavemente cada pedazo con tus manos y estíralo en forma de tronco. Corta cada tronco en pequeños cuadrados de ñoquis pequeños del tamaño de un bocado y espolvorea los ñoquis con harina una vez más para evitar que se peguen.

Con cuidado, transfiere los ñoquis al agua hirviendo para cocinar. Luego, una vez que flotan (generalmente después de aproximadamente 30 segundos) sácalos del agua.

¡Sírvelos de inmediato, mezclados con tu salsa favorita y cualquier otro ingrediente que suene bien!