Llevo treinta y nueve días encerrada en mi casa. Ahora hablo con las cebollas, peleo con el pan y le cuento mis penas al queso. Las cebollas ya no me hacen llorar, son mis amigas y acompañan mis mediodías cantando las canciones de Rosalía mientras las pico finitas. El pan, por el contrario, decide desaparecer cada tres días poniéndome los nervios de punta porque tengo que salir nuevamente a buscarlo mientras el queso me calma con su cremosa paciencia.

—Tranquila, me dice, todo estará bien, mientras se desvanece en los brócolis que gratiné para la cena.

Durante el día tengo alucinaciones con las manzanas, que me juran y rejuran que son donuts redondas rellenas de manjar, que me las coma todas gritan al unísono pero no les creo: ya he caído en su trampa antes.

Por la noche tengo sueños extraños con el pan extraviado: secuestra a las cebollas y al queso, se los lleva lejos, tan lejos que ya no los puedo ver desde la ventana de mi habitación. No puedo salir a buscarlos. La angustia se va cuando regresan juntos, convertidos en una carroza brillante, como la de un cuento de hadas, que viene a recogerme.

— Debe haber sido todo el vino, digo entre dientes cuando me despierto a medianoche, otra vez en el sofá. Voy a la cocina, medio dormida, medio despierta. Agarro el pan, las cebollas, el queso y más vino.

A la mañana siguiente, conjuro el trance haciendo la receta que les comparto a continuación.

¡Buen provecho!

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Grilled Cheese con Cebollas Caramelizadas

Receta Grilled Cheese

Ingrendientes:
4 cucharadas de mantequilla sin sal
2 cebollas blancas peladas, cortadas a la mitad y en rodajas finas
4 onzas de cualquier queso maduro, rallado
4 rebanadas de pan
2 cucharaditas de vinagre de jerez, vino tinto o vino blanco (opcional)
½ cucharada de azúcar
Sal y pimienta negra

2 PORCIONES / 30 MINUTOS

En un sartén derrite 2 cucharadas de mantequilla a fuego medio-alto, agregue las cebollas y sazona con sal y pimienta. Tapa el sartén y deja que se cocinen, revolviendo una o dos veces, hasta que las cebollas se ablanden, de 3 a 5 minutos.

Destapa el sartén, reduce el fuego a medio-bajo y revuelve ocasionalmente hasta que estén doradas por aproximadamente 20 minutos. Echa el azúcar y dos o tres cucharadas de agua, una a la vez para que las cebollas no se quemen ni se sequen demasiado.

Cuando las cebollas estén listas, puedes echar el vinagre o vino y dejar que se cocinen hasta que el líquido se haya evaporado, aproximadamente por 1 minuto. Sazona al gusto con sal y pimienta.

Agrega el queso a las cebollas y revuelve para combinar. Coloca la mezcla de queso y cebolla en dos rebanadas de pan. Cúbrelas con las rebanadas de pan restantes.