La pandemia no tiene ningún aspecto positivo, pero sí deja muchas lecciones. Uno de los cambios que se ha visto, tras continuas semanas de paralización, es cómo la calidad del aire se ha recuperado. No es un dato menor: ya hay estudios que califican su contaminación como un factor de riesgo de las complicaciones respiratorias que llevan a la muerte a muchos pacientes de covid-19. Tres investigadores de la Universitat Politècnica de València de España realizaron un estudio para medir la disminución de dióxido de nitrógeno (NO2) antes y durante los días de cuarentena. Los resultados de sietes siete ciudades ecuatorianas muestran hasta el 31% de reducción de NO2 en el ambiente.
Elena Sánchez García, Itziar Irakulis Loitxate y Luis Guanter son los tres científicos a cargo del estudio. Explican que el dióxido de nitrógeno se genera por los incendios forestales o las erupciones volcánicas, pero también en la combustión de los motores de los carros que usan diésel. El NO2 es un indicador de la calidad del aire: sus altas concentraciones pueden causar daños en el sistema respiratorio de los humanos. De acuerdo al Instituto para la Salud Geoambiental de España, el NO2 disminuye la capacidad pulmonar, produce bronquitis aguda, asma y el desarrollo de alergias —en especial en los niños.
La reducción de emisiones de dióxido de nitrógeno se debe a la paralización industrial, de la combustión de automotores, “pero las brutales emisiones que generan las industrias son un factor determinante en la contaminación del aire que respiramos” dice Elena Sánchez García, una de las autoras del estudio. Ahora que el Ecuador pasará a una fase de aislamiento social, para reemplazar a la cuarentena obligatoria (y evitar otro tipo de daño a gran escala, el económico), estos resultados servirán para entender y diseñar mejores dinámicas sociales que permitan un mejor cuidado ambiental.
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La investigación tomó datos que llegan del espacio. Fueron recogidos por el satélite 5P de la misión Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA por su sigla en inglés), explica Sánchez García. El satélite 5P monitorea la contaminación atmosférica del planeta. Fue lanzado al espacio el 13 de octubre de 2017, y ha enviado imágenes con un alto nivel de detalles, que los científicos consideran impresionantes. Además, tiene integrado un sensor muy avanzado llamado Tropomi que permite registrar dióxido de nitrógeno, metano, monóxido de carbono o aerosoles, entre otros agentes contaminantes.
El análisis de los datos sobre la contaminación por NO2 se realizó en dos etapas. La primera, antes del aislamiento social del 1 al 18 de marzo de 2020 —dos días después que en Ecuador se declarará emergencia sanitaria por el aumento de casos de covid-19. La segunda, desde el 19 de marzo al 9 de abril de 2020 cuando las restricciones de movilidad eran ya muy estrictas.
En Ecuador se analizaron los niveles de NO2 de Guayaquil, Quito, Cuenca, Santo Domingo, Ambato, Manta y Machala. Los resultados muestran que en Guayaquil en la primera etapa el NO2 alcanzaba 50.68 µmol/m2, que son las unidades de medida de los valores del dióxido de nitrógeno en el aire. En la segunda etapa Guayaquil tenía 25.32 µmol/m2, lo que representa una disminución del 50% de NO2 en el aire. En Quito, pasó de 20.91 µmol/m2 a 11.48 µmol/m2; es decir el 45% de reducción del NO2. En las otras cinco ciudades, la reducción de NO2 varió de entre 3 a 5 µmol/m2.
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La investigadora Elena Sánchez García dice que mientras se mantenga el aislamiento social, la calidad del aire seguirá mejorando. Pero explica que hay que tomar en cuenta otras variables como las condiciones atmosféricas como vientos fuertes o lluvias, la situación geográfica, entre otros gases como monóxido de carbono (CO) y dióxido de azufre (SO2). Según la investigadora, para mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades tenemos que optar por alternativas menos contaminantes y migrar hacia modelos energéticos renovables.