Como resultado de la grave crisis económica por la que atravesaba el país, millones de ecuatorianos salieron del país. Otros tantos perdieron sus ahorros e incluso muchos llegaron a suicidarse.
Hubo una masiva emigración de ecuatorianos a países como España, Estados Unidos e Italia, lo que repercutió en cientos de transferencias de divisas desde el exterior al país. Durante años, los migrantes inyectaron miles de millones de dólares al Ecuador, convirtiéndose en la segunda fuente de divisas del país, tras el petróleo. La cantidad de remesas fue tal que pasó de 200 millones de dólares en 1993 a 1.539 millones de dólares diez años después.
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