Desde que ganó las elecciones, Pedro Palacios camina como un artista famoso entre los cuencanos. Lo saludan con entusiasmo, lo abrazan, se hacen fotos, le dicen que confían en él. Hasta el día que se inscribió como candidato a la Alcaldía de Cuenca por las listas 4-20 era una figura desconocida, y así permaneció durante el primer mes de campaña. Su victoria fue sorpresiva. Con una campaña austera venció con poco más del 28% de los votos a los favoritos —el campeón olímpico Jefferson Pérez, el actual alcalde Marcelo Cabrera, y el exprefecto Paúl Carrasco.

Palacios supo ganarse el voto de quienes querían un relevo en el poder local y un cambio en la forma de gestionar la ciudad. Llenar esas expectativas será su principal reto al asumir la Alcaldía de Cuenca, la tercera ciudad del país, la que se ha ganado la fama de próspera y pionera, y que sin embargo no ha logrado superar desafíos sustanciales para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Cuenca es la ciudad con el mejor índice de prosperidad urbana del país, según la medición hecha por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en el 2018: 60,91/100. El promedio nacional es de 54,5/100. Pero tiene un problema que pone en riesgo lo alcanzado: su modelo de crecimiento urbano. Ordenarlo es uno de los retos urgentes que tiene Pedro Palacios.

La ciudad crece rápidamente y se expande de una manera muy dispersa y desordenada, ocupando mucho espacio. Esa es una de las causas de un problema que hoy tiene saturada a Cuenca: el acelerado crecimiento del parque automotor, incrementa un 10 por ciento cada año, provocando contaminación del aire, ruido y congestión.

Un estudio efectuado como parte del programa  Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) al que pertenece Cuenca, advierte que la población de la ciudad crecerá en un 96% hasta el 2050. Será un problema por la falta de espacio para su expansión. El 52 por ciento del área que rodea a Cuenca está afectada por algún tipo de limitante, ya sea geográfico o legal, que impide el crecimiento y, por lo tanto, es un territorio que debería ser protegido del proceso de urbanización.

“Si no se gestiona el riesgo asociado al crecimiento de la ciudad, el riesgo de desastres se incrementará, exponiendo la ciudad a una posible catástrofe”, sentencia el Plan de Acción elaborado entre el Municipio y el Banco Interamericano de Desarrollo para que Cuenca sea una ciudad sostenible.

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La sostenibilidad ambiental es el eje en el que Cuenca muestra su mayor debilidad, según el estudio de la Flacso. La gestión del agua, de los residuos, de los ecosistemas y la preparación para los efectos del cambio climático son los principales desafíos en los que el nuevo alcalde deberá centrarse, explica Daniel Orellana, miembro del Grupo de Investigación LlactaLab de la Universidad de Cuenca.  

Cuenca es una ciudad atravesada por cuatro ríos, tiene un parque nacional —El Cajas— con más de 200 lagunas. Por ello, “una de las falsas percepciones de los cuencanos es que tenemos demasiada agua y que no nos debemos preocupar”, dice Orellana. Pero la realidad es que las previsiones, sobre todo en escenarios de cambio climático, son complejas para los próximos 50 años. Según estimaciones de la Empresa Municipal de Agua Potable (Etapa) si solo se utilizan las fuentes actuales, para el 2050 Cuenca tendrá un déficit de agua de 2 mil litros por segundo.

Parque El Cajas

El parque nacional El Cajas es una área protegida que está dentro de los límites de la ciudad. Fotografía de depositphotos/xura

Otros problemas ambientales que Cuenca enfrenta están poco visibilizados: sus habitantes no separan los desechos y el relleno sanitario acumula toneladas de material no biodegradable, principalmente plástico. La ciudad está perdiendo ecosistemas claves por el avance de la frontera agrícola y zonas que tienen una excelente tierra para la producción se han convertido en urbanizaciones. Los cuencanos respiran un aire cada vez más contaminado, uno de los efectos del parque automotor. La ciudad tiene desde 2009 un sistema de monitoreo y medición de los gases de efecto invernadero, pero está pendiente el plan de mitigación.

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Los temas de género y derechos humanos fueron escasos en el último proceso electoral en Cuenca. De los 13 candidatos que postularon a la Alcaldía, 10 mencionaron en sus planes de trabajo la situación vulnerable de las mujeres, algunos ofrecieron continuar con “el trabajo de los albergues”, “crear espacios”, “dar énfasis en las políticas” —de acciones concretas muy poco se dijo. María Isabel Cordero, subdirectora de la Fundación Sendas, que trabaja desde hace 20 años por la equidad social y de género, considera que el principal reto que tiene el nuevo gobierno local es comprender lo que significa el enfoque de género y su transversalización en la gestión pública municipal.

En Cuenca, siete de cada 10 mujeres sufren alguna forma de violencia de género. Según datos del Consejo de la Judicatura, en 2018 se registraron más de 4100 denuncias por esa causa: un promedio de 11 por día. Las mujeres y las niñas sufren violencia principalmente en las calles, buses, parques y mercados, según la Encuesta de violencia y acoso en el espacio público elaborada por ONU Mujeres, Sendas y el Municipio de Cuenca. Solo el 24% de las mujeres encuestadas para ese estudio afirmó no tener ningún temor cuando están en el espacio público durante el día. Por la noche, apenas 6% no teme durante la noche.

Esos datos evidencian que el espacio público no es un lugar seguro para las mujeres y es algo en lo que debe trabajar la próxima administración municipal. Como esos, existen muchos datos de estudios efectuados en la ciudad en los últimos 20 años, incluso existe un Plan Cantonal para la erradicación de la violencia de género. Por ello, Cordero considera que ahora “lo que tienen que hacer las autoridades es tomar decisiones”.

Calles de Cuenca

El uso del espacio en el centro de la ciudad es uno de los desafíos que enfrentará Palacios. Fotografía de depositphotos/lspencer

La ciudad que eligió a Pedro Palacios como su próximo alcalde, a pesar de su fama de conservadora, ha tenido un rol importante en el cumplimiento de los derechos de la población GLBTI en Ecuador.

Fue ahí donde nació el proceso que llevó a la despenalización de la homosexualidad en 1998, ahí también vive la primera mujer del país a la que le reconocieron sus derechos como viuda de una pareja homosexual. Por eso, cuando se conoció que el alcalde electo se autodefine como provida y profamilia, su postura despertó la atención de los colectivos y de grupos de mujeres.

Sin embargo, en las entrevistas que Palacios ha dado a las medios ha sido muy enfático al expresar que no administrará la ciudad desde sus criterios personales, sino “una ciudad para todos donde los derechos de todos se cumplan”. El movimiento de mujeres le ha tomado la palabra.

Las expectativas de los cuencano sobre Pedro Palacios son altísimas. Empezarán a medirse cuando asuma los retos inmediatos que le esperan como alcalde: poner en marcha el tranvía -una obra que lleva más de cinco años-, resolver los problemas financieros del Municipio, aprobar un nuevo plan de ordenamiento territorial, y sobre todo, diseñar una ciudad más sostenible, inclusiva y equitativa.