avenida simón bolívar

Las cruces sobre la Simón Bolívar

La avenida quiteña, la más peligrosa del país, es un viacrucis de infinitas estaciones, donde hay que rezar para que sus muertos encuentren el camino a la vida eterna.

Diseñada para aligerar el tráfico de la ciudad, la avenida Simón Bolívar de Quito ha terminado por ahondar sus penas. La Agencia Metropolitana de Tránsito contó, solo en 2024, 287 accidentes que dejaron 30 muertos. En años anteriores, las cifras fueron similares. Pero lo que los datos duros no cuentan, lo relatan las cruces sobre la Simón Bolívar: desgarradores testimonios familiares a la memoria de alguien que murió en la que podría decirse, sin miedo alguno, es la vía urbana más peligrosa del Ecuador.

avenida simón bolívar en Quito
Muertes En La Simon Bolivar Scaled

Hay una vieja leyenda, escuchada por primera vez en la infancia: que esas cruces se ponían en la carretera para evitar que las almas de quienes murieron cuando el auto perdió los frenos en esa curva, o el conductor parpadeo demasiado largo en la noche y no vio el parterre, el árbol, el tráiler detenido, se quede vagando ahí, sin encontrar rumbo al más allá. 

cruces en la Simón Bolívar

Si es así, esas cruces son conmemoración y señalética espiritual. Son, también, muestra del sincretismo de creencias precolombinas y cristianas, madre de todos los mestizajes andinos: porque para el cristianismo más purista no hay puntos intermedios, ni estancias terrenales, ni fantasmas. 

Pero aquí, en esta tierra donde celebramos la muy cristiana fiesta de los fieles difuntos con guaguas de pan, esos figurines que representan la tradición indígena de cargar a los muertos por las plazas de las ciudades, y que los españoles prohibieron a su llegada. 

Entonces, aquí, a diferencia de los perros, no todos vamos al cielo, pero nadie se queda recogiendo los pasos, ni penando. Eso, decían las abuelas, era brujería, cosas que resolver con rosarios, novenas, misas del séptimo día. 

Entonces no solo muestran el camino, sino que imploran un acto de misericordia: por las almas en pena hay que rezar para que lleguen al cielo quienes murieron en la autopista urbana más peligrosa del Ecuador: la avenida Simón Bolívar de Quito.

Y no es por los peligros de la inseguridad a la que aún no terminamos de acostumbrarnos, como si fuese un traje que nos aprieta o unos incómodos e indeseados zapatos nuevos.  Es la inseguridad del exceso de velocidad, de los frenos sin mantenimiento que se fueron, del conductor agotado que cabeceó, de los peatones imprudentes que cruzaron por donde no debían, de la calzada mojada, de la curva mal diseñada, de los motociclistas con los que esta autopista se ha ensañado: casi la mitad de sus muertos iban en dos ruedas.

Limite De Velocidad Avenida Quito Scaled

Las cruces de la Simón Bolívar están sembradas en el filo mismo de la vía y en su parterre. Clavadas en tierra seca, ladeadas, como si también hubieran sido golpeadas por un carro, aunque en realidad solo las ha dañado el tiempo. A veces tienen una fecha de nacimiento y la del accidente fatal, y el nombre del familiar, del amigo, del amor que alguien perdió en ese exacto punto. Otras, una foto que se desvanece con el tiempo. Flores, a veces un peluche, a veces nada. Solo la cruz y la promesa de no ser olvidado que, como nos recordó Miguelito y su abuela Coco, es la verdadera muerte. 

peatones Simón Bolívar
paso a desnivel Simón Bolívar

Nadie las cuenta. Las cruces aparecen en los tramos donde nadie debería estar parado: en medio de la maleza, junto a las barandas rotas, a veces pintadas con el nombre de alguien. No hay edad para morirse en la Simón Bolívar.

Buses Simon Bolivar Avenida Scaled
Avenida Simon Bolivar De Quito Scaled

La ciudad se mueve por esa vía como si no supiera lo que ahí pasa. Como si le fuese más conveniente obviarlo, para poder seguir transitando sin aparente preocupación. Pero lo sabe. Todos lo sabemos. Porque las cruces memoriales en las carreteras son memoria y advertencia: una suerte de señal de tránsito cristiana que no consta en ninguna guía de escuela de conducción, pero que todo el mundo entiende. Porque la marca de la cruz es siempre marca de sacrificio, dolor, pérdida, resignación. Pero también un llamado a no olvidar: a rezar por los muertos y evitar que se pierdan entre las sinuosas curvas de la Simón Bolívar y deambulen, extraviados como turistas y chagras recién llegados, por toda la eternidad. 

Cruces En La Avenida Scaled
tumba en la Simón Bolívar

La Simón Bolívar no tiene demasiadas veredas. No está hecha para caminarla, ni para esperarla, ni para llorarla. Sí para rezarla, como las estaciones de un viacrucis sin fin, de un gólgota que no sube, sino que le da la vuelta a Quito. Sus cruces son, entonces, marcas georreferenciales del dolor, en la vida terrena y la vida eterna, que algún artesano del concreto y la fe funde para reclamar ese pedacito de Quito a la memoria de alguien que no volverá. Y por el que hay que rezar para que encuentre esa otra autopista, perpetua y feliz, en la que tantos creen.

Vaca En La Simon Bolivar Scaled
cruces en avenida de Quito
senal de tránsito en avenida simón bolívar
Nicole Moscoso Vergara Jose Maria Leon Cabrera
Nicole Moscoso Vergara y José María León Cabrera
Nicole es la directora audiovisual de GK, y José María, el CEO y director creativo de GK. Juntos desarrollan el proyecto de ensayos fotográficos de GK.

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