Los guayaquileños han recibido un comentario digno de las peores épocas de la pandemia del covid-19: no salir de sus casas. Lo pidieron las autoridades tras la brutal inundación que sufrió Guayaquil el 23 de marzo de 2023. Las calles cubiertas de una corriente marrón han ocasionado el aumento dramático de enfermedades y pérdidas materiales. Sin embargo, no es la primera vez que el agua cubre la ciudad portuaria ecuatoriana y altera su vida. ¿Por qué se inunda Guayaquil tan repetidamente? Y, sobre todo, ¿es inevitable?

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La respuesta de las autoridades locales ha sido siempre apuntar a la coincidencia de las lluvias con las mareas altas. Por citar un ejemplo, el 23 de marzo, según datos oficiales, la marea estuvo a 5,1 metros de altura. Guayaquil, está a 4 metros sobre el nivel del mar, por lo que se entiende que esa diferencia lleva agua a la ciudad. Además, se desbordaron el río Guayas y el Estero Salado, un brazo de mar que penetra como un cordyceps toda la ciudad

Ese metro y medio es la vara con la que el Municipio ha insistido en que “no hay nada que hacer”. “Váyanse nadando”, bromeó con desatino la alcaldesa Cynthia Viteri, en un conversatorio con los medios de comunicación la mañana del 23 de marzo. 

¿Eso es cierto? ¿Está condenada Guayaquil a hundirse cada vez más en el agua? La respuesta a esta pregunta la dan varios expertos. 

Ubicación geográfica y sedimentación

Christopher Velasco, presidente de la Asociación de Profesionales de Gestión de Riesgos de Ecuador, explica que una de las causas para que el puerto principal sea más inundable es por su ubicación geográfica. “Está en una costa que está muy próxima al nivel del mar, es decir está en un llano”. El experto recalca que también que se deben tomar en cuenta las desembocaduras que tiene la ciudad, como es la del río Guayas —que nace en el Chimborazo, pasa por la provincia de Los Ríos y desemboca en el Guayas— y Durán.

Este recorrido del agua ha provocado un proceso histórico de sedimentación reincrementada en el nivel del río y como no ha sido dragado evidentemente el cauce del río se ocupa con el sedimento y se eleva el nivel con el que el agua puede desbordarse y eso es lo que genera las afectaciones. La última vez fue hace 50 años, según dijo a Primicias Alejandro Chanabá, especialista en este tema. 

contaminación del río Guayas

Pescadores artesanales cruzan el río Guayas. Foto de ahip bajo licencia CC BY 2.0

Con este criterio coincide el urbanista Jhon Dunn. Él explica que el sistema hidrográfico del río Guayas tiene un incremento de sedimentación y cuando este aumenta los ríos Daule, Babahoyo y Guayas “ya no tienen la misma capacidad de poder soportar tanta agua” y pierden su caudal. Lo que provoca que el agua se “empieza a esparcir y a cubrir todas las zonas de las ciudades”, dice el urbanista.

Velasco y Dunn reconocen que aunque Guayaquil esté en una zona llana, sus habitantes no deben vivir con la preocupación de tener inundaciones constantemente, ya que no es la única ciudad en el mundo que tiene esa características, por lo que urge un sistema de dragado eficiente.

La falta de dragado

Ambos expertos coinciden en que otra causa de que Guayaquil se inunde es el ineficiente sistema de dragado. Esta es una técnica que limpia el cauce del río y saca piedras, lodo, que provocan que se incremente el nivel del río, para así recuperar su nivel y cauce natural. El dragado sirve para eliminar la sedimentación.

Velasco aclara que en Guayaquil no ha habido un proceso de dragado del río en las cantidades necesarias. Es decir, no se ha hecho continuamente y paulatinamente. No solo se debe hacer cuando existen problemas de inundaciones o las cosas se salen de control, dice el experto.

Para entender cómo funciona el dragado, Dunn explica que es “como tener un balde para sacar agua de un tanque y si todo está bien, sacamos 1 galón por cada balde”. “Pero si cada vez que se mete el tanque al agua y tengo sedimentación, de repente se pierde el 20 % de la capacidad de ese balde ya no se puede sacar 1 galón. Por lo que el balde ha perdido su capacidad”. Esto es exactamente lo que sucede con el dragado del río Guayas. 

Dunn explica que ahora el río Guayas ha perdido su capacidad natural para evacuar el agua porque la “mitad de lo que era el fondo antiguo del río debe estar debajo del lodo, si es que no es más. En algunas partes entre la isla Santay y Durán el lodazal es caminable” .

Según Dunn “el dragado es más urgente , pero incierto”. Enfatiza que los guayaquileños “no podemos seguir resignados a que las cosas son así y la naturaleza nos trata así. Nosotros tenemos que hacer los cambios para que las condiciones y la vida se pueda hacer de manera óptima”. 

Christopher Velasco, por su parte, explica que no es posible que la prefectura intente hacer el dragado cuando la inundación ya sucedió y miles de personas han sido afectadas.

El ineficiente alcantarillado

El alcantarillado es otro de los problemas que Dunn y Velasco consideran que la ciudad debe solucionar de forma urgente.

Cristopher Velasco explica que la capacidad que tiene el alcantarillado de Guayaquil es antiguo y data de los años 70, aproximadamente. Por eso, el caudal que tiene la ciudad no fue elaborado a la infraestructura que hoy tiene el puerto principal y por ende no puede recoger todo lo que sale del alcantarillado. 

El experto en riesgos señala que a este problema se suman temas estructurales porque Guayaquil tiene una deficiente cobertura de alcantarillado: ronda alrededor del 60%.  “Si la cobertura no cubre ampliamente a la ciudad se generan unas lógicas que las aguas superficiales, como el agua lluvia corran por las calles  o la ciudad se inunde. Según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), el 31,4% de la población en Guayaquil es pobre por necesidades básicas insatisfechas— sus habitantes que no tienen una vivienda digna, ni acceso a servicios básicos.

Velasco dice que Guayaquil no se inunda “por un tema de las lluvias sino un tema de desarrollo que ha producido exclusión porque todas las zonas de la ciudad tienen alcantarillado y el agua no tiene por dónde irse, y sino son zonas inundables hay deslizamientos de tierra”. Dunn acota que  en Guayaquil hay zonas con muchos asentamientos informales que vierten sus aguas servidas con las aguas lluvias, lo que quita capacidad de caudal.

La deforestación también afecta

Según John Dunn, Guayaquil tuvo un manglar que servía como “esponja”. Hace 50 o 60 años dice que existía más manglar, lo que aumentaba la capacidad de absorción del suelo. Muchas zonas donde había manglar ahora son camaroneras. Por eso, la parte norte de la ciudad, especialmente, se ha visto afectada.

Velasco también coincide en que la pérdida del manglar impide contener el desbordamiento del río. “Si la ciudad no tiene manglares cuando el agua entra por un caudal se desborda en la ciudad”.  

Dunn menciona que para solucionar este problema se deben diseñar mejores sistemas para evacuar el agua lluvia y otros subsistemas de contingencia. “No creo yo, de manera tajante, que por el hecho de estar en una zona de manglares simplemente nos vamos a tener que resignar a inundarnos”. También dice que no tenemos que resignarnos a que “la naturaleza nos trate así”. Al contrario, se deben buscar soluciones que permitan gestionar diligentemente este problema.

Para el urbanista, buscar una solución a las inundaciones se debe convertir en agenda nacional, ya que a través de los puertos de Guayaquil pasan el 80% de las exportaciones y el 90% de las importaciones no petroleras. “Cuando tengamos inundaciones parecidas o peores que lleguen a afectar la infraestructura portuaria, ahí si vamos a ver qué le pasa a la economía de este país”.  

Velasco opina que para solucionar las inundaciones se debe mejorar, en primer lugar, la cobertura del alcantarillado. Después, se debe lograr que el dragado del río sea un proceso “permanente y paulatino”. 

En tercer lugar, hay que iniciar planes de recuperación de los “pocos servicios ecosistémicos” que tiene la ciudad, como el manglar, el bosque, las quebradas y riachuelos. También, para aumentar la permeabilidad del suelo, el experto recomienda incrementar el arbolado urbano y aumentar los corredores verdes. 

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Liz Briceño y José María León
Liz Briceño es reportera de GK. Cubre migración, derechos humanos, salud mental y otros. José María León es el editor general de GK. Es el colaborador del New York Times en Ecuador.
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