En Ecuador, las armas siguen siendo robadas de dependencias policiales y militares, mientras la violencia en las calles y en las cárceles asciende. El 19 de noviembre de 2022, la Armada ecuatoriana confirmó el hurto de doce fusiles tipo AK-47, hechos en China, de la Base Naval San Eduardo, en el Cuerpo de Infantería de Marina, en Guayaquil. Este es uno de los más de cinco robos de armas a policías y militares conocidos públicamente en el año. 

Última Actualización: 23 noviembre, 2022
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La Armada, a través de un comunicado, explicó que un grupo de militares estaba haciendo un control de rutina de material bélico en el refugio 1 de la Base San Eduardo a las 8 y 30 de la mañana del jueves 18 de noviembre. Durante el procedimiento vieron que la docena de fusiles ya no estaba allí. 

Dijo la Armada que el comandante del Batallón de Infantería de Marina número 23 interpuso una denuncia formal en la Fiscalía ecuatoriana por el hurto de bienes policiales o militares. El Código Orgánico Integral Penal, en su artículo 197, dice que el servidor policial o militar que sustraiga material bélico con armas, municiones, explosivos o equipos que formen parte del arsenal de las instituciones podría enfrentar una condena de entre tres y cinco años de prisión. 

También la Armada informó sobre el hurto de las armas chinas a la Inspectoría General de la Armada para que se “realicen los trámites legales y administrativos que correspondan”. Sin embargo, no ha dado mayor información sobre quiénes custodiaban las armas o cuáles eran los protocolos de protección y custodia del arsenal militar. 

El 21 de noviembre, Eduardo Mindiola, comandante del Cuerpo de Infantería Marina, confirmó que hay cuatro custodios son investigados. Los custodios Cortéz, Delgado, Blacio y Solís son, según la Armada, los principales sospechosos del hurto. Pero esa no fue la única confirmación de Mindiola.

Aún no es posible saber cuándo fueron robados los fusiles, pues la última revisión del armamento se ejecutó hace cuatro meses. 

Los doce fusiles robados formaban parte del arsenal de diez mil fusiles donado por China en 2016 y que, luego de dos informes de 2017 y 2021 que detectaron fallos técnicos, se dispuso que su uso fuera exclusivamente solo para entrenamiento militar. 

Cuatro días después de que se confirmó el hurto de las armas, la Armada confirmó que haría cambios entre los dirigentes del Batallón y del Cuerpo de Infantería de Marina. 

Una funcionaria de la Armada le confirmó a GK que Jonathan Paúl Cadena Torres, comandante del Batallón de Infantería de Marina San Eduardo, será trasladado a la Escuela de la Marina Mercante Nacional. Mientras que Eduardo Mindiola Rodríguez, comandante del Cuerpo de Infantería de Marina, será trasladado a la Dirección General de Educación y Doctrina. Los cambios institucionales constan en un documento oficial de la Armada. 

Hasta las 7 de la noche del 23 de noviembre de 2022, la Armada no ha confirmado si los traslados de Cadena y Mindiola se hicieron como consecuencia de la investigación por el hurto de los fusiles. 

El hurto de armas, una alerta del crecimiento de violencia

El robo de los fusiles es una alerta importante para las autoridades: el 1 de noviembre último, armas del mismo tipo AK-47 fueron usadas en atentados criminales en Durán, en la provincia del Guayas. 

Ese día, luego de que se hicieran masivos traslados en la Penitenciaría del Litoral, hubo atentados en Esmeraldas y Guayaquil desde la una de la mañana hasta casi las cuatro de la mañana. Por la tarde, los atentados se extendieron a ciudades como Santo Domingo y Durán. Al menos cinco policías fueron asesinados durante la violenta jornada. 

En Durán, que forma parte de la Zona 8, la más violenta del país y la segunda con mayor tasa de homicidios en Ecuador después de Esmeraldas, los atentados comenzaron desde las 3 de la tarde del 1 de noviembre. 

Dos policías fueron asesinados en el sector de María Piedad mientras que la Unidad de Vigilancia Comunitaria del barrio Oramas González fue atacada con balas. Lo mismo ocurrió con la Unidad de Policía Comunitaria de El Recreo, en la tercera etapa de Durán. Además hubo una detonación explosiva fuerte frente al Municipio de Durán. 

El coronel Jorge Haddaty, jefe del distrito Durán, dijo ante medios de comunicación la tarde del 1 de noviembre que, debido a una alerta, se desplegó un operativo en la avenida Nicolás Lapentti, que es una vía principal del cantón, para detener a los presuntos responsables de la serie de atentados en la ciudad. 

Hubo un enfrentamiento armado entre los miembros de las bandas criminales y los policías, que se trasladaban en moto, y los perseguían para detenernos. Incluso la Policía divulgó un video en el que se observa a dos hombres con fusiles de armamento militar que intentaron escapar. Pese al fuego cruzado, la Policía logró detener a ocho personas. Entre ellas, dos menores de edad con, al menos, siete antecedentes penales. Ese día, la Policía responsabilizó de los atentados en Durán a la banda Los Chone Killers —cuyos miembros en las prisiones fueron reubicados de pabellón la tarde anterior.

A los miembros de la banda los detuvieron con los dos fusiles AK-47 —el mismo modelo de las armas hurtadas en la base de la Armada—, tres pistolas, municiones sin percutir y tres automóviles en los que se trasladaban los procesados por los atentados. Seis de los procesados cumplen prisión preventiva en cárceles para adultos, mientras que los menores también cumplen con internamiento preventivo. 

El tráfico de armas, el otro lado de las redes de delincuencia organizada

El hurto de fusiles no es el único documentado en Ecuador en 2022. De hecho, el 17 mayo de 2022, dos fusiles tipo HK fueron robados del Batallón Selva N. 55 de Putumayo, en Sucumbíos. En ese robo, dos militares fueron heridos, luego de que se desatara el fuego cruzado.

En dependencias policiales la situación se repite. El 16 de mayo de este año, 150 armas de fuego fueron robadas del Cuartel Modelo de Guayaquil. GK tuvo acceso al parte policial oficial en el que se confirma el robo de armas. 

El parte dice que quien se dio cuenta del robo fue un Sargento que estaba encargado del Rastrillo de Consignas —un depósito— del Cuartel Modelo en la ciudad de Guayaquil. Según el documento el Sargento estaba haciendo una inspección del armamento cuando notó que “dos cajas de madera que contenían 150 armas de fuego tipo pistola Smith & Wesson se encontraban vacías”.

La madrugada del 12 de julio, 19 armas fueron robadas de la Unidad de Policía Comunitaria, asentada en la ciudadela Bellavista, en Portoviejo. 

El domingo 24 de julio, también hubo un robo en la Subsecretaría de Control y Administración de Sustancias Psicotrópicas sujetas a Fiscalización del Ministerio del Interior. Los ladrones no lograron llevarse la droga, confirmó Fausto Salinas, comandante general de la Policía, pero sí las armas de los policías que intentaron neutralizarlos.  

Incluso, este año las municiones elaboradas en la empresa pública Santa Bárbara —que abastecen a la Policía y a las Fuerzas Armadas— han sido usadas por las bandas criminales dedicadas a los sicariatos, como ocurrió con asesinatos el 5 y 6 de febrero de este 2022.

De los 13 asesinatos documentados en esos días, el 50% de las balas utilizadas eran de la fábrica. “Tenemos 6.061 municiones. Gran cantidad de esas municiones pertenecen a la fábrica Santa Bárbara. Necesitamos realizar la trazabalidad para determinar cómo fueron comercializadas”, dijo, el subcomandante de la Policía en la Zona 8, Holguer Cortez, en rueda de prensa en ese mismo mes. 

Para el investigador Luis Córdova, coordinador del programa de investigación Orden, Seguridad y Conflicto,  el tráfico de armas, municiones y explosivos es la “otra cara de la violencia criminal” y son “fenómenos inseparables”. 

Córdova desentraña los hechos —en sus publicaciones de análisis llamadas Policies Briefs – y dice que “a medida que se deterioran las capacidades del Estado para proveer protección a la sociedad y se multiplica la extorsión, la demanda de armas pequeñas y ligeras también crece desde la sociedad civil. Esta es la amenaza más peligrosa para el Ecuador por las vulnerabilidades que tiene el Estado”. 

El abogado Roberto Calderón, analista en temas políticos y de seguridad, dice que este tipo de hurtos no pueden ocurrir sin un “facilitamiento”. Es decir, “que alguien desde adentro de la institución brinde los datos para que se concrete el robo”. 

Los robos, afirma, son también alertas graves, pues fusiles robados pueden ser “fácilmente” usados por bandas criminales. De hecho, dice Calderón, los fusiles AK-47 son usados por las narcoguerrillas y grupos armados. Son comunes porque son “todo terreno” y su efectividad les permite, incluso, perforar chalecos antibalas.  

Fusiles de origen chino en Ecuador 

El fusil tipo AK-47 fue diseñado y creado por el soldado ruso Mijaíl Kaláshnikov en el marco de la Segunda Guerra Mundial. De entrada a la década de los años 50, posteriores a la batalla bélica, el AK-47 se convirtió en el arma más emblemática del ejército soviético. Dice el abogado Roberto Calderón, analista en temas políticos y de seguridad, que este tipo de arma fue replicado en países como China, pero también en Turquía, Albania, Egipto, Bulgaria, Hungría, India, Irak, Irán, Italia y Estados Unidos. 

En 2014, la República Popular de China —como parte de un acuerdo entre el Ministerio de Defensa ecuatoriano y la Embajada china— suscribió la donación de diez mil fusiles AK-47 tipo 56-2. Pero llegaron dos años después, en 2016 junto a tres lanchas patrulleras. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas los distribuyó así: 7 mil para la Fuerza Terrestre, 2 mil para la Fuerza Aérea y mil para la Fuerza Aérea. 

Sin embargo, un año después, en 2017, un informe del Grupo de Especial de Operaciones de Ecuador emitió un informe en el que determinó que no había municiones suficientes para capacitar al personal militar con los fusiles chinos, además que la empresa Santa Bárbara no fabricaba el tipo de munición que necesitan los fusiles para ser operados.

No fue el único motivo para recomendar no utilizarlos: de acuerdo con ese documento, esas armas habrían sido fabricadas para zurdos y la gran mayoría del personal militar es diestro. También recomendó que sean solamente usados para instrucción, y no para ejecución de operativos. 

El abogado Calderón explica que los fusiles AK-47 tipo 56 usan las municiones 7.62 x 39, mientras que las usadas en Ecuador son 7.62 x 51. 

Cuatro años después, el 26 de mayo de 2021, la Contraloría ecuatoriana aprobó y emitió el informe en el que examinó el proceso de donación, recepción, registro, control, uso y destino de las armas. Allí, determinó que los fusiles continuaban en los inventarios militares y que cada uno de los componentes de las armas estaban almacenados, engrasados y con el código original y grupo de serie del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Decía, además, que no había una normativa interna que estableciera procedimientos y acciones a tomar.

En su momento, la Contraloría recomendó al Ministerio de Defensa que se hiciera una comisión para determinar si los fusiles podrían tener un beneficio institucional. También sugirió al Comando Conjunto que emitiera una normativa interna que fijara los procedimientos y la debida actuación militar en torno a material bélico como los fusiles no usados. 

Un año después, el 7 de abril de 2021, el entonces ministro Oswaldo Jarrín anunció la chatarrización de los fusiles AK-47 por “fallas para su uso”, además que prohibió que se usaran Sin embargo, cuando Fernando Donoso asumió el ministerio de Defensa, descartó esa resolución, luego de una reunión con el embajador de China, Chen Guo You. Finalmente. se dispuso que las armas fueran usadas para fines de entrenamiento. 

Para el analista Calderón, el entrenamiento con esas armas no resulta tan negativo, pese a los informes que sugieren que no se usen. “Esos fusiles son usados, sobre todo, por la guerrilla de Colombia a los que también se enfrenta el Ejército. A veces, en combate, te toca usar incluso las armas del oponente”, dijo. 

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.
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