El enfrentamiento entre bandas en las cárceles ecuatorianas es frontal. Solo siete horas después de que un coche bomba explotara frente a la cárcel regional de Guayaquil, un enfrentamiento en la cárcel de El Inca, en el norte de Quito, dejó al menos 15 heridos. 

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GK conoció, extraoficialmente, que aquel enfrentamiento fue entre la banda Los Lobos y miembros de los Latin Kings, una pandilla urbana que mutó a organización delictiva, según expertos. Comenzó a las diez de la mañana y culminó casi a las dos de la tarde. 

El coronel Enrique Bautista, comandante policial del Distrito Metropolitano de Quito, confirmó que 11 personas están estables y tienen heridas leves. Fueron atendidas por personal médico de El Inca. Cuatro presos fue trasladado a una casa de salud, pues tiene algunas heridas en sus tendones. Pero, hasta el momento, no tiene complicaciones de salud, aseguró Bautista. 

Un fuerte contingente policial y militar se apostó afuera de la cárcel. Otro entró a la prisión, donde decenas de presos se sentaron en el piso, con las manos en la cabeza, en señal de rendición. De a poco, los internos regresaron a sus celdas, mientras un grupo de agentes policiales del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) realizaba una rápida requisa. 

Hallaron varios artículos prohibidos. Entre ellos, al menos veinte cuchillos grandes, tubos metálicos (que sirven como armas), martillos, celulares y cargadores de teléfonos. 

No es el primer incidente violento en El Inca 

El 22 de febrero de este año, hubo un enfrentamiento entre las mismas bandas delictivas, confinadas en dos pabellones diferentes de la cárcel. Ese día no hubo heridos

Lo mismo ocurrió cuatro meses antes, el 16 de septiembre de 2021

Ese día, dos presos comenzaron a pelear en un pabellón conocido como Guerreros de Luz. Luego más internos se unieron al enfrentamiento, que culminó en la quema de varios colchones en el patio central de la cárcel. Una persona presa fue herida con un cuchillo

Los enfrentamientos, una constante penitenciaria

En 2019, la violencia comenzó a intensificarse en las cárceles. Hasta hoy, el Estado, reafirma expertos, no logra encontrar un rumbo efectivo para cesar la violencia, tampoco una política pública de rehabilitación. 

Ecuador ha llegado a un clímax de violencia, en el que las propias bandas delictivas exigen que la “justicia sea equitativa”, como ocurrió el domingo 24 de abril en la cárcel de Esmeraldas, una cárcel liderada por la banda Los Tiguerones, organización aliada de Los Lobos. 

Con micrófono en mano, un preso, identificado como miembro de esa organización delincuencial, anunció en el patio central de esa prisión que no permitirían la salida de cientos de familiares hasta no tener una respuesta sobre los traslados en esa prisión. 

Era un comunicado de parte de Los Tiguerones hacia las autoridades y hacia la policía nacional que nos está haciendo la persecución en las calles y dentro de las cárceles. La persecución es solo para nosotros. Quieren trasladarnos, amedrentarnos y alejarnos de nuestras familias cuando estamos en paz, en armonía”, dijo el hombre. 

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.

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