Antes de las cinco de la mañana del 24 de febrero de 2022 —en Ecuador aún eran las diez de la noche— el presidente ruso, Vladimir Putin, cruzó el rubicón de la guerra: anunció el inicio de una “operación militar especial” en Ucrania. 

La invasión rusa entró a Ucrania por múltiples puntos —incluso desde Belorrusia, denunció Volodymir Velenski, presidente ucraniano. En días pasados, Rusia había entrado y reconocido como repúblicas independientes a dos regiones separatistas prorrusas, Donetsk y Luhansk.

Esa madrugada, la escalada bélica rusa creció y atacó varias ciudades ucranianas, incluyendo la capital Kyiv. El New York Times confirmó las primeras imágenes de la entrada de los militares rusos a territorio ucraniano, una imagen que ha evocado previos tensos momentos de la historia contemporánea

La ofensiva militar rusa invadió a Ucrania desde tres lados y, hasta la mañana de hoy, se ha confirmado la muerte de cuarenta ucranianos. Entre ellos, miembros de la guardia fronteriza de ese país y al menos diez civiles fallecidos, según reportan medios internacionales. La mirada del mundo se posa sobre el conflicto bélico, condenado por organismos internacionales.

El anuncio de Putin

El pronunciamiento del presidente ruso, Vladimir Putin, duró casi una hora. Más de cincuenta minutos que alarmaron al mundo, incluido Ecuador. “He tomado la decisión de llevar a cabo una operación militar especial”, anunció, desde su escritorio. 

Putin sustentó la invasión para “proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kyiv durante ocho años”. Para hacerlo, “nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también para llevar ante la justicia a quienes han cometido numerosos y sangrientos crímenes contra la población civil, incluidos los ciudadanos de la Federación de Rusia”, dijo Putin. Además, Putin adujo que Ucrania planea convertirse en una potencia nuclear —una afirmación que expertos consideran sin fundamento.

El presidente ruso dijo que no ocupará territorios ucranianos y lanzó una amenaza. Afirmó que “cualquiera que intente interferir o amenazar a Rusia tendría consecuencias que nunca ha experimentado en su historia”. Además, hizo una ominosa advertencia: Rusia sigue siendo, dijo, uno de los “más poderosos estados nucleares”. Con esas palabras, Putin ignoró el pedido del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (presidido por Rusia)—que mantuvo una reunión emergente la noche del 23 de febrero— para evitar una guerra en el territorio ucraniano. 

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Horas más tarde, el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, dio un anuncio que marcó su posición contra la ofensiva rusa. “Ucrania se está defendiendo y no renunciará a su libertad. Piensen lo que piensen en Moscú. Para los ucranianos, la independencia y el derecho a vivir en su propia tierra según su voluntad es el valor más alto”, dijo, durante una rueda de prensa. 

Zelensky vinculó las acciones de Putin con el nazismo e informó que ya están distribuyendo armas que serán entregadas a “todos aquellos que quieran proteger nuestra tierra, a todos aquellos que sean capaces de defender nuestra soberanía”. 

Explosiones y desesperación en varias ciudades

Cuando Putin daba su anuncio, ya se escuchaban detonaciones y explosiones, mientras miles de ucranianos alistaban sus maletas y encendieron sus carros entre la desesperación y la alerta para abandonar su país, ante el inminente riesgo de morir. Kyiv, la capital de Ucrania, fue una de las primeras vulneradas por explosiones. Las sirenas y las detonaciones también se dieron en Kharkiv, uno de los epicentros ucranianos de industrias culturales y de armas. 

El ejército ruso también está atacando Odessa, la tercera región más grande de Ucrania y que, además, tiene salida al Mar Negro. 

Lo mismo está ocurriendo en la ciudad de Dnipropetrovsk, la cuarta más grande del país, y en Mariúpol, ubicada en el sureste de Ucrania. 

Con artillería sofisticada, equipo pesado y armas pequeñas, Rusia está bombardeando Ucrania. Hay al menos cuarenta muertos y el gobierno ucraniano estima que el balance de muertos seguirá creciendo mientras el conflicto continúe. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reiteró su llamado a Rusia para que retire a su ejército. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo: “debo decir, presidente Putin: En nombre de la humanidad, devuelva sus tropas a Rusia. En nombre de la humanidad no permita que comience en Europa la que podría ser la peor guerra desde principios de siglo”. Guterres expresó su temor por las “consecuencias no solo devastadoras para Ucrania, no sólo trágicas para la Federación Rusa, sino con un impacto que ni siquiera podemos prever en relación con las consecuencias para la economía mundial”. 

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su gobierno apoyará a Ucrania, luego de que el mandatario Volodymir Zelensky llamara a una coalición internacional que apoye la defensa de su país. Calificó al ataque ruso como “injustificado” y enfatizó que los aliados de Ucrania —su país es uno de ellos— responderán “de manera unida y decisiva”. 

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La  Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un conglomerado defensivo militar de varios países occidentales, ya confirmó que activó sus planes de defensa para fortalecer la seguridad de los aliados tras la invasión rusa para que se puedan desplegar fuerzas de respuesta rápida hacia la nación ucraniana. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó la voluntad de los aliados para ayudar a Ucrania

El abogado ecuatoriano Juan Pablo Albán, miembro del Comité de Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas, recordó que la ofensiva rusa es un “acto de agresión bajo la definición adoptada por la Asamblea General de la ONU” en la resolución 3314, suscrita el 14 de diciembre de 1974. 

Ecuador también está a la expectativa del conflicto, pues 700 migrantes nacionales viven y estudian allí. 

Otro de los efectos que ha tenido el ataque ruso es el incremento de los precios de petróleo que han subido a más de cien dólares por barril y se proyecta un incremento aún mayor. Por ejemplo, el crudo Brent –uno de las dos referencias globales, además del WTI— subió a 105, 40 dólares, un ascenso que no se registraba desde hace más de siete años. El precio del petróleo West Texas Intermediate (WIT, que es referencia para Ecuador) subió a más de 100 dólares. Esta cifra bajó, pero volvió a fijarse por encima de los 100 dólares —el domingo 28 de febrero, alcanzó 108 dólares. 

Los primeros siete días de guerra y un cese al fuego

En los primeros siete días de invasión, las fuerzas rusas se han encontrado con una férrea resistencia ucrania. Varios analistas internacionales creen que aunque Putin logre una victoria militar, ha perdido ya esta guerra. Para el 3 de marzo de 2022, Kiev sigue en control del gobierno de Volodimir Zelenski, el comediante convertido en político y que ha logrado el respaldo de buena parte del mundo. 

Putin y su gobierno ha recordado insistentemente que su país sigue siendo una potencia atómica. Sus amenazas nucleares, lejos de amedrentar a Ucrania y sus aliados occidentales, los han fortalecido. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo ha desestimado. Varios analistas  sospechan que Putin está mentalmente inestable, aunque el 3 de marzo de 2022, el presidente francés Emmanuel Macron habló con él. Según reportes de prensa, Putin le habría dicho a Macron que su operación militar avanza según lo esperado. Desde el 1 de marzo de 2022, un convoy militar ruso de 60 kilómetros de largo se agolpa a las afueras de Kyiv, en lo que parece la preparación para el gran asalto a la capital ucraniana.

Las reacciones han llegada desde variados ámbitos. Por ejemplo, desde el deporte. La Fórmula 1 ha cancelado su gran premiola FIFA ha dicho que Rusia no podrá participar como país en las eliminatorias al mundial de Catar (sino solo como la Unión de Fútbol Rusa, jugando de local en territorio neutral). Más relevante, por supuesto, han sido las durísimas sanciones económicas que Occidente le ha impuesto a Rusia. La expulsión de los bancos rusos del sistema SWIFT (que sirve para hacer transacciones internacionales) podría hacer que el PIB ruso se contraiga hasta en un 5%. Es una medida que se ha tomado antes, pero que por su severidad ha sido llamada “la opción nuclear”.

Además, se han congelado bienes y capitales rusos en todo Occidente. Incluso la aparentemente sempiterna neutralidad de Suiza ha dado un giro: el país, que es un destino favorito del dinero de oligarcas y plutócratas rusos, anunció que congelaría fondos rusos. Por otro lado, Alemania suspendió la certificación del gasoducto Nord Stream 2.

Como consecuencia de todas las sanciones, el rublo se desplomó, el mercado ruso también y miles de rusos retiraron fondos de sus bancos. La estrategia de Occidente será seguir socavando el valor del rublo. Su moneda, explican Patricia Cohen y Jeanna Smialek en el New York Times, es su mayor debilidad. “Las decisiones de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea que restringen el acceso del Banco Central de Rusia a gran parte de sus reservas de divisas extranjeras, valoradas en 643.000 millones de dólares, han desbaratado gran parte de los cuidadosos esfuerzos del Kremlin para suavizar el impacto de posibles sanciones”, dice Cohen y Smialek.

Ha habido dos rondas de conversaciones entre ambos países. El 3 de marzo, se firmó un cese al fuego temporal para poder evacuar a civiles de las zonas del conflicto. El ejército ruso no ha tenido miramientos a la hora de disparar en contra de complejos habitacionales y edificios gubernamentales. Las cifras de muertes civiles superan las 2000 personas, según el gobierno ucraniano. Rusia fijó hoy su cifra de bajas en 498, pero analistas internacionales estiman que el ejécito ruso ha sufrido muchas más —entre 1.500 y 2.000.

Los antecedentes del conflicto entre Rusia y Ucrania, explicados

Miles de tropas rusas se han asentado en la frontera este de Ucrania en el último mes, incrementando las tensiones y la posibilidad de guerra entre ambos países. En los últimos días,  miles de personas han huido o intentan huir porque los bombardeos de los separatistas apoyados por Rusia se han intensificado.

Las tensiones entre ambos países podrían remontarse a 1991, cuando la Unión Soviética se disolvió y Ucrania —y otros países— se declararon repúblicas independientes. 

Desde que Rusia era la principal de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el gran imperio comunista fundado en 1917, ha tenido una constante preocupación de ocupar y controlar sus fronteras con los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza militar occidental nacida en 1949 —cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y en los albores de la Guerra Fría, como se conoce al tenso período entre 1947 y 1991 en que Estados Unidos y la URSS se disputaron la hegemonía mundial —patrocinando guerras convencionales y no convencionales subsidiarias en África, América Latina y Asia. 

Mientras existió, la URSS mantuvo un férreo dominio de los puntos donde su vasto territorio limitaba con las naciones pro democracia de Occidente. 

En ese entonces, países como Polonia y la ahora extinta Checoslovaquia tenían una gran importancia para lo que la URSS consideraba la defensa de su territorio. 

Con la caída del Muro de Berlín y el fin del fallido experimento comunista soviético, entre 1989 y 1991, esos países se democratizaron y dejaron de estar fuera de la esfera de control ruso. La nueva frontera entre Rusia y Occidente la marcaba la también pro occidental Ucrania. 

La cercanía ucraniana con Occidente siempre ha sido una molestia para la Rusia de Vladimir Putin, quien ha gobernado —directamente o por interpuesta persona— desde 1999. En 2008, la OTAN invitó a Ucrania y Georgia a sumarse a la organización. Pero Rusia se opuso. 

Cinco años después, el presidente ruso Vladimir Putin obligó a Víctor Yanukóvich —entonces presidente de Ucrania— a no seguir adelante con un acuerdo de asociación que tenía previsto firmar con la Unión Europea.

En marzo de 2014, cientos de personas salieron a las calles de Kyiv, la capital ucraniana, para protestar contra Yanukóvich por haberse retractado de firmar el acuerdo con la Unión Europea. Las protestas fueron reprimidas con violencia, y decenas de personas murieron. Más tarde, en ese mismo año, Rusia invadió la península de Crimea, al sur de Ucrania y la anexó a su territorio

Para Rusia fue una gran victoria. Crimea era un territorio que Rusia perdió después de la Segunda Guerra Mundial y que el Kremlin soñaba con recuperar. 

Esta pensísula es estratégica, pues da acceso al Mar Negro, donde está una de las mayores reservas de gas natural del mundo.

Rusia ha dicho que no puede permitir que Ucrania se una a la OTAN. Según Rusia, la presencia del gran conglomerado militar es un riesgo pues la organización tiene una actitud “agresiva” y planea instalar misiles que podrían usarse en su contra. Todas estas afirmaciones han sido desmentidas por la OTAN. 

La invasión de Crimea desencadenó más protestas y en el este de Ucrania —en la región de Donbás—, empezó a notarse la presencia de grupos separatistas prorrusos. El conflicto se agudizó, y desde 2014, enfrentamientos entre proeuropeos y separatistas —apoyados por el gobierno de Putin— han causado la muerte de cerca de 14 mil personas. 

En 2021, Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, habló de la posibilidad de solicitar unirse a la OTAN y las tensiones han crecido. En los últimos meses, Rusia ha movilizado tropas a la frontera este de Ucrania. Se estima que el país liderado por Putin ha acumulado grandes tropas de más de 90 mil soldados y una gran cantidad de cargamento bélico, por lo que se teme que una guerra estalle pronto.  

A finales de 2021, Rusia hizo varias demandas a los países pro democracia sobre Ucrania. En especial, Rusia busca firmar un tratado de seguridad con Estados Unidos en el que, entre otras cosas, dice un borrador ruso, se incluiría la prohibición de que la OTAN siga expandiéndose hacia el Este. Además, si se firmase tal acuerdo, la organización no podría buscar que más países ex soviéticos se unan al tratado.

En el borrador de tratado propuesto por Rusia, se incluye también una prohibición a que Estados Unidos establezca más “bases militares” en los territorios de ningún antiguo estado soviético que aún no sea miembro de la OTAN, ni “utilizará su infraestructura para ninguna actividad militar ni desarrollará una cooperación militar bilateral con ellos”. 

En febrero de 2022,  el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que una invasión rusa a Ucrania era inminente. Su declaración estaba fundamentada en informes de inteligencia estadounidenses. Mientras tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, se había embarcado en una última cruzada, el domingo 20 de febrero, para intentar frenar la escalada que podría desembocar en una guerra a escala global. Pero 4 días más tarde, ningún esfuerzo diplomático dio frutos. 

Según diplomáticos rusos, aún mantienen “tensas” conversaciones con la OTAN y los Estados Unidos.

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.

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