José Ramos y su esposa Lorena Veintimilla han tenido una cuenta de banco conjunta desde 2016, cuando llevaban poco más de cinco meses de novios. Este año cumplirán cuatro años de casados y siguen manteniendo el mismo sistema para administrar sus finanzas. Decidir cómo se va a manejar el dinero y cuáles son sus expectativas financieras son una parte importante de cualquier relación de pareja, incluso antes del matrimonio.
Cuando José Ramos y Lorena Veintimilla eran novios, depositaban un monto mensual o semanal en esa cuenta y lo utilizaban para financiar sus salidas y otros pagos en conjunto. Ahora que ya están casados, sus dos sueldos —de sus trabajos como publicista y profesora— llegan en su totalidad a esa misma cuenta. “Para nosotros es como si ganáramos un solo sueldo grande”, dice Veintimilla. De ahí salen todos los pagos de arriendo, comida, entretenimiento, entre muchos otros que tienen que hacer los dos.
En muchos casos, no tener claridad sobre el manejo financiero puede causar discusiones y hasta la separación. Un estudio del Consejo Nacional de Relaciones Familiares de Estados Unidos concluyó que los desacuerdos financieros entre parejas fueron los que más incidieron en divorcios comparados con otros desacuerdos maritales comunes. La psicóloga Lorena Cordovez, experta en terapia de pareja, dice que las personas que están involucradas románticamente tienen “el gusto y la obligación” de construir formas de actuar que sean muy propias de su relación.
Cordovez dice que llegar a esos acuerdos sobre el manejo del dinero será muy similar a, por ejemplo, cómo se harán compromisos sobre con quién y cómo se pasa Navidad: se necesitan consensos.
Los mecanismos que cada pareja escoja dependerán de sus particularidades. “No hay una receta que te diga ‘esto te va a funcionar’. Eso va a salir de conocerse a sí mismos y conocer la situación del otro”, dice Katherine Rosero, consultora de finanzas personales. Ella tiene clientes a los que les funciona unificar sus ingresos y pagar todo de ese fondo común, como a Lorena Veintimilla y José Ramos. En otros casos, sus clientes prefieren manejar su dinero por separado. Algunos, dice, tienen un modelo mixto en el que hacen un fondo común solo para ciertas cosas.
Katherine Parra y su esposo Jaime Sojo tienen una separación financiera bastante marcada. En sus 8 años de casados —de los 13 que han estado juntos— han tenido sus cuentas bancarias y negocios por separado. Ella tiene un laboratorio veterinario —que también incluye consultas y peluquería para mascotas— y él un centro médico con laboratorios, radiografías y consultas para seres humanos. “Manejamos nuestras ganancias por separado, en cuentas y con tarjetas separadas”, dice Kathernine Parra. Además, tienen bien definido de qué gastos se encarga cada uno.
Jaime Sojo, que gana más dinero, cubre los pagos más grandes como las cuotas de los dos carros que tienen. Ella, en cambio, cubre la guardería, el transporte y la niñera de su hija. Para las compras del hogar, él le transfiere a ella una cantidad mensual con la que, según su presupuesto, cubren todos los rubros necesarios. ¿Hay un método mejor que otro? No. Rosero dice que lo importante es tener metas en común y trabajar juntos para conseguirlas, incluso si las cuentas están por separado.
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Las conversaciones sobre finanzas deben comenzar desde las etapas más tempranas de una relación. “Hay que romper el tabú de hablar de dinero en el noviazgo. Se debe conversar sobre las metas de cada uno para saber si hacen match”, dice Katherine Rosero. José Ramos y Lorena Veintimilla lo hicieron y decidieron unir una parte de sus finanzas desde que comenzaron su relación, pero en ese punto no entraron en detalles específicos sobre la situación del otro
Antes de casarse hicieron un curso prematrimonial en el que discutieron abiertamente de sus bienes, deudas y expectativas financieras a futuro. “Antes no habíamos hablado de pormenores”, dice Lorena Veintimilla. En ese curso les enseñaron por qué es importante definir cuáles son los egresos relevantes y cómo se manejarían. Ahí armaron metas conjuntas en las que han ido trabajando en sus cuatro años de matrimonio.
Las conversaciones sobre dinero tienen que estar marcadas por la honestidad. “Deben ser claras y frontales”, recomienda la economista Bertha Romero, experta en finanzas personales. Esas son las conversaciones que Bianca Ricaurte y Daniel Quirola han tenido por gran parte de sus 8 años de noviazgo.
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Bianca Ricaurte dice que son bastante claros cuando se trata de dinero. “Nos gusta hablar seriamente del tema, sin filtros, porque se puede complicar”, dice. Desde mediados del 2021, Quirola le da —los meses en los que puede— 50 dólares a ella para contribuir a la comida de sus dos perros —uno de ellos, un regalo de su novio. Hay meses en los que no le alcanza para contribuir. En esos casos, ella le pregunta abiertamente si va a poder hacerlo. “Si no puede, no hay problema, no lo hago en modo de reclamo”, dice, “lo hago para poder organizarme en mis cuentas”.
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Otro punto importante de las conversaciones sobre el dinero y el futuro, según Romero, es tratar de encontrar puntos en común y un equilibrio entre metas. Para encontrarlo, la economista Romero sugiere que se hagan pruebas de compatibilidad financiera —como esta— que se pueden encontrar en varios sitios web y que sirven para determinar cuánto tienen en común las metas económicas de una pareja.
En el último año, Bianca Ricaurte y Daniel Quirola han comprado cosas juntos porque van a casarse. “Un horno, la licuadora, ese tipo de cosas que no son tan caras”, dice ella. Además, desde que están juntos, una vez al año, han comprado un adorno navideño porque a los dos les encanta la Navidad. “Pero todavía no tenemos una cocina, una refrigeradora, una sala”, dice Bianca, enumerando las cosas que les falta conseguir para cuando se muden juntos. Otro factor que están considerando en su presupuesto futuro es que —incluso cuando salgan de las casas de sus padres—, van a seguir aportando dinero para sus mamás. Son dos rubros que deberán considerar en su presupuesto futuro.
El manejo de las finanzas en la pareja también puede estar marcado por la desigualdad. En algunos casos, dice Lorena Cordovez, eso puede conducir a la violencia patrimonial o económica. Un tipo de violencia de género en la que se limitan los ingresos de las mujeres o se destruyen sus bienes. Más del 16% de las mujeres en el país viven ese tipo de violencia. Cordovez dice que eso suele pasar en las relaciones heterosexuales cuando el hombre gana más dinero que la mujer o cuando ellas tienen un trabajo del hogar que no es remunerado.
Esos roles de la pareja también son parte de las conversaciones esenciales que deben tener. “Es distinto cuando se toma esta decisión después de un proceso consciente que cuando la toma por default”, dice Cordovez. Cuando hay diálogo detrás de esa elección, se pueden llegar a acuerdos como destinar un monto específico para los gastos de la casa, pero también para las necesidades de la mujer que decidió quedarse en el hogar. Incluso se puede destinar un monto para un aporte voluntario a su seguridad social. La psicóloga Cordovez dice que es mucho menos probable que haya violencia patrimonial si es que se lo habló y decidió darle valor al trabajo de la casa.
Todo tipo de violencia, por leve que parezca, es preocupante. Puede escalar. Es decir, esa violencia patrimonial podría transformarse en violencia física o sexual. Por eso, dice Cordovez, a veces es necesaria la ayuda de un profesional o tomar recursos legales para proteger a la mujer.
Esa ayuda profesional externa también se puede buscar en los casos en los que no hay violencia, pero se quiere mejorar ciertos aspectos económicos de la vida en pareja. Bianca Ricaurte dice que no han tenido problemas directamente relacionados con el dinero, pero que ella y su novio fueron a terapia para trabajar en lo que ella llama “temas laterales” que influyen en su forma de gastar. “El mayor problema es que yo veo la vida de forma romántica”, dice ella. Por eso fueron a una terapista que los ayudó a trabajar en que ella sea más realista y que él deje de esperar que pase algo milagroso —como ganarse la lotería— para tomar decisiones importantes.
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En sus casi cuatro años de matrimonio, Lorena Veintimilla y José Ramos se han reunido una vez a la semana para revisar su presupuesto. Ven cuánto han gastado esa semana y los pagos que tienen pendientes. Establecer un horario para esas conversaciones, como lo hicieron Veintimilla y Ramos, es otra de las recomendaciones de los expertos. Katherine Rosero dice que eso ayuda a evitar que las finanzas no se pasen por alto o que permeen en otras conversaciones. El experto en finanzas personales Fabián Decker recomienda que en esa reunión —que puede ser semanal o mensual— se revise quién está aportando para qué y cuánto. Además, dice que se puede definir objetivos de ahorro e inversiones. Aunque advierte que al principio puede tomar tiempo conversar abiertamente de dinero.
Las conversaciones financieras les han permitido a Lorena Veintimilla y José Ramos sobrellevar algunos obstáculos en su matrimonio. Cuando él se quedó sin trabajo por unos meses, decidieron usar sus ahorros. Cuando a él le duplicaron su sueldo, revaluaron cómo manejar su presupuesto.
Este año, Lorena y José están buscando cómo manejar mejor su dinero. Decidieron ponerse esta meta después de que Lorena escuchó un episodio del podcast Se regalan dudas sobre finanzas personales. “Sentía que estábamos solo registrando nuestros gastos, pero no administrando bien el dinero”, dice. Por eso decidieron trabajar más en cómo organizar y destinar mejor sus recursos revisando en qué pueden mejorar, cómo están ahorrando, dónde se está gastando más de lo que tenían planeado, entre otras cosas.
Esperan que con estos cambios puedan fortalecer las otras cuentas que también tienen en conjunto en las que están guardando dinero en caso de una emergencia y para sus planes futuros como viajar y también tener un bebé. Están seguros que cuando su familia crezca, esas conversaciones cambiarán de nuevo para incluir sus nuevas prioridades.