Las comunidades que habitan en el valle de Íntag, en la provincia de Imbabura, Ecuador, encabezan una nueva lucha para proteger su vasta biodiversidad. En alianza con organizaciones, presentaron una Acción de Protección ante el Estado ecuatoriano, para exigirle frenar el avance del proyecto minero Llurimagua que pondría en riesgo a las especies de flora y fauna, sobre todo, a 22 de anfibios registradas en distintas categorías de amenaza y que están en riesgo de extinción.
Este reportaje se publicó originalmente en Mongabay Latam
Luego de casi 30 años de resistencia a la minería, las comunidades habían obtenido un fallo judicial a su favor para salvaguardar a las especies y, en general al valle de Íntag donde habitan.En septiembre de 2020, se consideró un hecho sin precedentes que las ranas de Ecuador ganaran un juicio contra Llurimagua, el proyecto minero de la Empresa Nacional Minera (Enami EP) y la Corporación Nacional de Cobre de Chile (Codelco) que busca la extracción de cobre. Sin embargo, meses después, un juez de la Corte Provincial de Imbabura desestimó la decisión.
Por eso, a inicios de 2022, al ver que el logro se tambaleaba y se puede favorecer nuevamente a la actividad extractiva y no a la naturaleza, las comunidades tomaron impulso para defenderse.
A finales de diciembre de 2021, la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) solicitó un arbitraje a la Secretaría General del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), para exigir que se cumplan los acuerdos —que iniciaron en 2015 y se concretaron hasta 2019— suscritos con la Empresa Nacional Minera del Ecuador (Enami) sobre el proyecto minero Llurimagua. Pero la concesión no se entregó.
Las especies bajo amenaza
Gustavo Redín, abogado y accionante, sostiene que la acción de protección exige que se declare la vulneración a dos derechos: el de la consulta ambiental en las comunidades —reconocido en la Constitución del Ecuador desde 1998, por lo que es una obligación para el Estado y la compañía minera—; y el derecho de la naturaleza a ser respetada en su integridad, por lo que el Estado debe adoptar medidas de precaución y restricción para evitar la extinción de especies.
“La resistencia en Íntag es la resistencia antiminera más larga del país”, dice Redín, también presidente de la Coordinadora Ecuatoriana de organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma). “Las comunidades han dicho reiteradas veces que no quieren explotación minera en sus territorios. Además, no se realizaron los estudios de impacto ambiental de manera correcta, generando una vulneración a los derechos de la naturaleza”.
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El valle de Íntag se ubica entre las cuencas del Río Íntag y parte del Río Guayllabamba, donde coinciden dos regiones de alta biodiversidad: los bosques del Chocó ecuatoriano, reconocidos como un ‘hotspot’ por organizaciones internacionales de conservación; y los Andes Tropicales, la región más biodiversa del mundo.
Íntag es el hábitat de varias especies En Peligro, como la rana de cristal de Lynch (Centrolene lynchi), y otras En Peligro Crítico de extinción, como el pez prenadilla (Astroblepus ubidiai), además de plantas, aves, anfibios y mamíferos como el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), tapir de montaña (Tapirus pinchaque) y el mono araña (Ateles fusciceps).
Para ejemplificar lo que está en juego, Andrea Terán Valdez, bióloga, accionante y coordinadora de proyectos del Centro Jambatu, dedicado a la investigación y conservación de anfibios, narra que, en 2016, la comunidad científica redescubrió en Íntag a una rana que se creyó extinta: la arlequín hocicuda (Atelopus longirostris). Esta especie se distribuía en varias provincias del Ecuador, pero desapareció a finales de los años ochenta, por lo que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la categorizó como extinta.
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“Pero en 2016 la rana fue redescubierta únicamente en Junín, en Íntag”, dice Terán. “Este es un redescubrimiento muy importante e inmediatamente se hace una publicación científica donde se reporta y se comienza a trabajar en la investigación y en la conservación de la rana. Esto nos hizo involucrarnos en la minería, porque comenzamos a leer el estudio de impacto ambiental [de Llurimagua] de 2014, que no considera la existencia de la especie”.
Esto pudo deberse a varios motivos, dice Terán. Para ella no se trata solo de que, para la fecha del estudio, la rana se creyera extinta, sino a que las técnicas de muestreo que han usado son deficientes y han dejado fuera a numerosas especies. De esta forma, sin conocer a detalle la biodiversidad presente, no se puede plantear un plan de manejo ni acciones de conservación y protección suficientes, afirma, y agrega que mucho menos cuando la minería puede significar el riesgo de contaminación del agua, donde muchos anfibios tienen la primera parte de su ciclo de vida y lo que significaría una pérdida inminente.
“Pero ellos [Llurimagua] presentan un estudio de impacto ambiental para poder extender el área de concesión y presentan un estudio complementario en 2018”, agrega la experta. “Este todavía no ha sido aprobado, pero llama la atención que tampoco se reporta la existencia de esta rana. Es la última población de una especie que se creía extinta, no hablamos de cualquier rana, esto ya estaba publicado y abierto para que todo mundo sepa”.
Es tan poco lo que se sabe de la biodiversidad de la zona, insiste Terán, que el propio Centro Jambatu, mientras trabajaba con la arlequín hocicuda en Junín, encontró una nueva especie para la ciencia: la rana nodriza confusa (Ectopoglossus confusus), tampoco reportada por el proyecto minero. La comunidad científica todavía no sabe cuáles son las condiciones ambientales exactas para que estas ranas puedan sobrevivir, pero Íntag las tiene, asegura la experta. Hasta ahora, se tiene registro de 22 especies de ranas, pero Jambatu estima que pueden existir más de 100 especies en toda esta región.
“Sin minería, si no generamos las estrategias suficientes para conservar a estas especies, se van a extinguir. Pero es peor con minería, están corriendo un riesgo inminente”, dice Terán. La bióloga asegura que el Estado no está regulando estas actividades ni está exigiendo las medidas necesarias para salvaguardar a estas especies.
Las comunidades que viven en Íntag insisten en que hay que proteger la riqueza natural de la región. Su demanda es apoyada por Cedenma, la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos, Amazon Frontlines y la iniciativa “Íntag Santuario de Vida”, con la que exigen atención al Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica del Ecuador (MAATE), al Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables (MERNNR) y la Procuraduría General del Estado (PGE) sobre el peligro en el que se encuentra Íntag si se efectúa la explotación de cobre.
Natalia Greene, bióloga, politóloga y vicepresidenta de Cedenma, apunta que esta demanda tiene peso a nivel económico por lo que puede representar detener un proyecto minero de gran escala, pero, sobre todo, significaría una verdadera garantía a los derechos de la naturaleza que ya están reconocidos en la Constitución de Ecuador desde 2008.
“Es bastante icónico y simbólico que, en un país que reconoce los derechos de la naturaleza, estas ranas hayan aparecido y se estén enfrentando sus derechos como especies claramente en peligro de extinción versus proyectos mineros que las van a afectar definitivamente y no solo a ellas, sino también a la población”, señala. “El mundo entero está viendo al Ecuador y dando seguimiento a este caso, porque se logra demostrar que la vida de estas especies vale y tienen derechos, deberíamos poder ganar esta demanda”.
Precisamente, el caso de Íntag y la lucha de las comunidades han hecho eco a nivel internacional. Tanto, que personalidades como el actor estadounidense Leonardo DiCaprio, se han pronunciado al respecto en sus redes sociales, con un llamado a los tribunales de Ecuador a defender los derechos de la naturaleza.
“El futuro del insustituible valle de Íntag de Ecuador, así como el de las comunidades locales que dependen del saludable ecosistema del bosque nuboso y la increíble biodiversidad que alberga la región, está en juego”, escribió DiCaprio en su cuenta de Instagram.