El Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional un veto parcial con 53 observaciones al proyecto de Ley de Economía Circular Inclusiva. En el veto, el presidente Guillermo Lasso dice que la ley estaba solo enfocada en la gestión de residuos o reciclaje inclusivo, pero es necesaria una redacción más amplia para poder tener un verdadero sistema de economía circular.
Aquí te explicamos qué involucra este concepto y por qué es importante.
La economía circular es un modelo productivo y económico que propone cambiar el sistema lineal, en el que se usa y se desechan los productos, por otro en el que se les dé varios y nuevos usos, según Andrea Garzón, quien lidera la iniciativa Huella Verde, que trabaja por disminuir los desechos en los patios de comida. Para lograrlo se establece un flujo —llamado círculo de valor— para repensar, reutilizar, reparar, restaurar, remanufacturar, reducir, reproponer, reciclar y recuperar los recursos. Garzón dice que el objetivo es ser más eficiente con los recursos naturales que se utilizan para que no se conviertan en basura rápidamente. Así la contaminación también se reducirá.
La Fundación Ellen MacArthur, creada con el objetivo de acelerar la transición a la economía circular, dice que representa un cambio sistémico en el que participan individuos, grandes y pequeños negocios, organizaciones y las autoridades. La Fundación dice que además de dar beneficios ambientales y sociales, la economía circular también genera oportunidades económicas y “construye resiliencia a largo plazo”.
La circularidad de los recursos, dice la Fundación Ellen MacArthur, es antigua y surgió de varias escuelas filosóficas. Sin embargo, resurgió en los países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial. Garzón dice que es algo que se ha hecho por años sin notarlo. Por ejemplo, con las botellas retornables. Sin embargo, dice que debe ser una práctica más extendida porque algunas iniciativas como esa se están perdiendo.
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Antes de llegar a trabajar con los desechos, en lo que estaba enfocado el proyecto de ley antes del veto del Ejecutivo, hay varios pasos. Daniela Córdoba, PhD en economía circular, dice que el modelo parte desde el diseño de los productos. Según ella, el 80% de los desechos actuales se producen por un mal diseño. Ella lo compara con los legos: puedes hacer un carro o una casa, pero también tienes piezas individuales que pueden ser reutilizadas para hacer algo más. “No hay pérdidas en la economía circular”, dice Córdoba.
La economía circular tiene dos ciclos. Los primeros son los biológicos, en los que ocurre el consumo. En esos ciclos los alimentos y otros materiales de origen biológico —como el algodón o la madera— deben ser diseñados para regresar al círculo de valor y regenerar sistemas vivos, como el suelo.
Los otros ciclos son los técnicos, en los que se recuperan y restauran los componentes no biológicos a través de la reutilización, reparación, remanufactura o, en última instancia, el reciclaje.
Córdoba dice que una parte importante del proceso debe enfocarse en los distribuidores y vendedores porque ahí se genera el 45% de los impactos para el ambiente. En esta etapa los productos son empacados y transportados hasta llegar a los puntos de venta y luego al consumidor. Por eso, la logística también debe pensarse desde el modelo de economía circular para reducir los envoltorios o hacerlos de un material que pueda utilizarse de otra manera.
Otra parte clave es el consumidor: de ellos dependerá que el círculo de valor se cumpla. Córdoba sugiere incluir indicaciones en las etiquetas o con códigos QR para que la persona que compra un producto pueda saber cómo darle un nuevo uso, cómo reciclarlo o cómo desecharlo correctamente. “Es el talón de Aquiles del proceso”, dice Córdoba, “si no saben qué hacer solo lo van a botar a la basura”.
Por ejemplo, dice, ella conoce un emprendimiento en el que venden quesos en envases de cerámica. Cuando se termina el producto, queda la vasija que puede ser usada múltiples veces con distintos propósitos. Además, como están hechas de arcilla, si se rompen, se pueden destruir completamente y usarse como alimento para las plantas. Pero si el consumidor no sabe que tiene todas esas posibilidades con un solo producto, no las utilizará y el sistema de economía circular no funcionará.
La Fundación Ellen MacArthur dice que para que haya una mayor reutilización de materiales y que el aprovechamiento de los recursos sea una práctica común es necesario que haya políticas públicas que impulsen la economía circular. Eso incluye colaboración de las autoridades, reformulación de incentivos, establecimiento de reglas claras y acceso a financiamiento. Condiciones como esas facilitan que se aplique la economía circular a nivel individual, local y nacional. Daniela Córdoba dice que si se lo hace bien, con el veto parcial, las modificaciones que deben hacerse y un reglamento técnico para aplicarla, la Ley de Economía Circular Inclusiva podría ser un gran impulso para la economía del país.