A principios de 2020, el Grand Hotel Lobo de Mar, en la Isla Santa Cruz, Galápagos, tenía preventas hasta 2022 entre paquetes turísticos, alojamiento, transportes y otros servicios. El panorama era tan prometedor que proyectaron que el hotel cerraría el 2020 con un 25% más de ingresos que en 2019, según Andrés Vilema, su gerente comercial. Apenas dos meses después, la situación cambió drásticamente. Cuando comenzó el confinamiento por la pandemia del covid-19 en Ecuador, el hotel cerró, liquidó a sus empleados, las reservas se cancelaron y las prometedoras proyecciones se esfumaron.

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No es una historia aislada. El sector turístico fue uno de los más impactados por la pandemia en Ecuador y en el resto del planeta. El colapso en los viajes internacionales en 2020 provocó una pérdida de más de 1,3 billones de dólares —es decir, un millón de millones— en todo el mundo. 

En el país, según el Ministerio de Turismo, los ingresos del sector turístico de marzo a diciembre de 2020 se redujeron en un 58,9% —2.822 millones— en comparación al mismo periodo del año anterior. Las enormes pérdidas incluyen a todas las actividades de la cadena de valor de la industria, no solo a las de alojamiento como el Hotel Lobo de Mar, sino también a las empresas de alimentos, bebidas, transporte, a las agencias de viajes y de otros servicios relacionados. 

La caída de los ingresos provocó que se cierren empresas y que despidan a sus trabajadores. Vilema dice que hubo un ligero incremento de turistas en Galápagos desde septiembre de 2020. Desde ese mes, el Hotel Lobo de Mar reabrió y volvieron a contratar “solo al personal esencial”: un 30% del que tenían. A nivel nacional, según el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en 2020 los empleos en el sector turístico se redujeron en un 31% —es decir, se habrían perdido 38.404 plazas de trabajo. 

Otras fuentes estiman que el desempleo es mucho más elevado. Raúl García, presidente de la Cámara de Turismo de Pichincha, dice que se han perdido más de 60 mil empleos. Según García, el valor de la industria del turismo es “totalmente transversal” a toda la economía: influye en taxistas, albañiles, agricultores y muchos otros gremios. Una elevada actividad económica turística fomenta el trabajo de los otros que están directa e indirectamente relacionados. 

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A casi un año del anuncio del confinamiento en Ecuador, la recuperación todavía está lejos. En las islas Galápagos, uno de los principales destinos turísticos naturalistas del mundo, avanza lentamente, según Vilema. Incluso, dice, hay meses en los que se estanca. La reactivación económica de las islas está estrechamente ligada al ingreso de turistas: más del 80% de las actividades productivas de la zona dependen de este sector. 

Desde mediados del 2020, según las autoridades, se tomaron varias decisiones que han permitido que el sector empiece a sobreponerse en todo el país. Ricardo Zambrano, viceministro de Turismo, dice que una de las principales es la reapertura de los vuelos internacionales desde Quito y Guayaquil en junio, lo que facilitó el ingreso de turistas extranjeros al país. Sin embargo, y aunque los vuelos comerciales a Galápagos se reactivaron en agosto, Vilema dice que las frecuencias se redujeron y que muchas veces se reprograman porque los vuelos no tienen suficientes pasajeros para cubrir sus costos operacionales.

Otra de las medidas tomadas para contribuir a la recuperación del sector fue la eliminación de la cuarentena obligatoria en un hotel de 15 días para todas las personas que ingresaban al país. Según el viceministro Zambrano, eso afectaba al turismo porque alargaba el tiempo de estadía e incrementaba costos. Desde agosto se cambió el requisito de la cuarentena por la presentación de una prueba PCR de covid-19 negativa. “Ayudó muchísimo a que los flujos turísticos internacionales empiecen a incrementarse”, dice Zambrano. Sin embargo, esa decisión también eliminó una de las pocas fuentes de ingreso que tenían los hoteles en uno de los momentos más complicados de la pandemia. 

La empresa Selina fue una de esas. Cuando comenzó la pandemia cerraron 4 de los 5 hoteles que tienen en Ecuador. El que se mantuvo abierto fue el de Quito. “Gracias a las cuarentenas logramos sobrevivir y manejar ciertos costos”, dice Alba Figuero, gerente nacional de marketing de Selina Ecuador. Cuando la cuarentena para los turistas se eliminó, Figuero dice que perdieron lo único que le daba ingresos al hotel en ese momento. 


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Inicialmente pensaron mantener cerrados los Selina de Cuenca, Baños, Montañita y Tena por solo 3 meses. Como la pandemia se extendió, también se alargó su cierre. “Inevitablemente tuvimos despidos”, dice Figuero. Dice que aquellos que conservaron su trabajo, lo hicieron con recortes de sueldos. En octubre de 2020 volvieron a abrir 3 de los 4 hoteles. El de Tena se abrirá el próximo mes. Según Figuero, se están sosteniendo con el turismo nacional. Dice que no es suficiente, pero los ayuda mientras se reactiva el turismo internacional. 

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Aunque la actividad turística nacional e internacional ha aumentado, todavía está muy lejos de llegar a las cifras de años anteriores. La Organización Mundial del Turismo (OMT) dice que algunos expertos creen que se llegará a niveles prepandémicos recién en 2023. Otros son menos optimistas y estiman que el restablecimiento se alcanzará en 2024 o después. La OMT dice que le tomará al menos dos años y medio recuperarse de la peor crisis en su historia. 

Mientras la pandemia continúe, será muy difícil volver a depender de los visitantes extranjeros. Mónica Burbano Montalvo, licenciada en turismo con estudios en economía y gestión empresarial, dice que incluso desde que  las personas empezaron a viajar de nuevo, la tendencia ha sido hacerlo a lugares cercanos. Ella dice que lo que los turistas están buscando es estar cerca de su país, donde saben cómo es el tratamiento de problemas de salud. Por eso, según Burbano, es mejor no pensar en los visitantes extranjeros como una solución a corto plazo para la crisis. 

Enfocarse en el turista ecuatoriano ha provocado que varios de los negocios del sector deban cambiar su enfoque y sus técnicas para atraer a los clientes. Mauricio Letort, presidente de la Asociación de Hoteles de Quito —institución gremial que reúne a los establecimientos de la provincia de Pichincha—, dice que los viajeros ecuatorianos no son turistas que gastan. “Necesitan descuentos, se mueven hacia la oferta”, dice. Esa es una de las técnicas que el Grand Hotel Lobo de Mar ha implementado. Vilema dice que están ofreciendo promociones en las que se debe pagar poco para recibir muchos beneficios. Así esperan que sus paquetes sean más atractivos para el mercado nacional.

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Selina está empleando una técnica similar. Alba Figuero dice que ampliaron sus ofertas y bajaron los precios. Además, han modificado otros aspectos de su enfoque de promoción. Figuero dice que cambiaron el lenguaje de su publicidad para acercarlo al turismo nacional. “Antes era mucho más enfocado en lo extranjero. De hecho, muchas de nuestras publicaciones eran en inglés”, dice. 

El cambio también ha permitido que descubran cosas nuevas sobre lo que los ecuatorianos están buscando al viajar. Figuero dice al ser un hotel pet friendly —que admite mascotas han podido cumplir una de las necesidades de los viajeros locales que estaba insatisfecha. 

Mientras el turismo internacional se reactiva, es necesario promover lo que Ecuador tiene para ofrecer como lugar turístico y garantizar la seguridad de quienes lo visitan. Para eso, el viceministro Zambrano dice que es importante que Ecuador se posicione como un destino seguro. En agosto, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) creó el sello Safe Travels. Desde ese momento, el Ministerio de Turismo —la entidad autorizada para entregarlo dentro del país— lo ha otorgado  a más de 30 localidades y 525 establecimientos que cumplían con los requisitos. 

Aunque reconoce que obtener una certificación es importante, Raúl García cree que el sello que el Ministerio está dando no es lo suficientemente estricto. Dice que antes el sistema privado tenía una certificación propia que incluía “una auditoría presencial bastante rígida”. Por eso daba más seguridades que el sello Safe Travels, que consiste solo en presentar protocolos, según García. Mónica Burbano, en cambio, cree que tal vez este no es un momento para sellos. “Ahora estamos tratando de que lugares con capacidad para 60 personas puedan recibir 10 y sobrevivir”, dice. Ella recomienda trabajar en una estrategia para mejorar la percepción que tienen los visitantes del país y ayudar a subsistir a las empresas afectadas por la crisis —más allá de los sellos que se entreguen. 

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Garantizar la seguridad de los visitantes es otro punto esencial. Mauricio Letort, de la Asociación de Hoteles de Quito, dice que los viajeros temen enfermarse en Ecuador. Letort dice que se preguntan si podrán ser atendidos por los servicios médicos que han llegado a su límite por el covid-19. En enero, según las últimas cifras del Ministerio de Salud, a nivel nacional estaban ocupadas el 40% de las camas hospitalarias y más del 86% de las unidades de cuidados intensivos (UCI). En algunas provincias, la ocupación era del 100%. En el mundo actual, la situación sanitaria de un país puede ser determinante para escoger o no visitarlo.

Ecuador tiene potencial para ser uno de los principales destinos que los turistas prefieran cuando vuelvan a viajar como antes. Según las tendencias que se han visto hasta el momento y las medidas de bioseguridad necesarias por la pandemia, los expertos de la OMT prevén que aumente la demanda de las actividades al aire libre, basadas en la naturaleza y los “viajes lentos” (a diferencia de aquellos en los que ven la mayor cantidad de atracciones en poco tiempo, como tours de varios países o ciudades en un período corto). Según el viceministro Zambrano, al ser Ecuador un país en el que el 20,29% de su territorio es de áreas protegidas, puede posicionarse como un lugar clave para satisfacer las tendencias que están apareciendo como distanciamiento físico y menos aglomeración de personas.  

Otro de los nuevos intereses son lugares que fomenten el wellness o  bienestar general logrado con el equilibrio saludable de lo físico, mental y emocional. Zambrano dice que por eso se lanzó la campaña “Be well in Ecuador” (Siéntete bien en Ecuador) para promocionar el país a nivel internacional. Con esta aproximación, Alba Figuero dice que su hotel espera recuperar al menos un 60% de su ocupación para agosto de este año y en un 100% para principios de 2022. 

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La pandemia cambiará completamente algunos aspectos del turismo. Andrés Vilema dice en el Hotel Lobo de Mar están enfocados en acondicionar sus instalaciones para las exigencias de un mundo pospandémico. Vilema dice que se están preparando para el turismo “en burbujas” —en el que se viaje en familia o con personas con las que tienen algún grado de cercanía y que uno sabe que se están cuidando. Sin embargo, no todas las empresas turísticas pueden permitirse transformar sus servicios en este periodo de transición porque no tienen ingresos suficientes para pagar los cambios. Hay muchas que están concentradas en simplemente sobrevivir. 


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