Más de 30 repartidores de Glovo en Quito realizaron un plantón hoy, 3 de diciembre frente a las oficinas de la aplicación de mensajería y entrega. Los repartidores llegaron en una caravana, haciendo sonar sus bocinas en protesta porque uno de sus compañeros fue atropellado la tarde de ayer, miércoles 2 de diciembre.
Los repartidores de Glovo hacían sonar los pitos de sus motos pidiendo que algún representante de Glovo Ecuador los reciba. Ellos pedían que la empresa ayude a la familia del fallecido con los gastos funerarios.
Glovo es una empresa española que opera en Europa, África y Latinoamérica. Ofrece el servicio de compra y entrega de productos a domicilio a través de su aplicación móvil.
El repartidor fue atropellado alrededor de la 1 de la tarde de ayer, 2 de diciembre de 2020, por un autobús en el norte de Quito.
Los repartidores coinciden en que el conductor del autobús intentó fugarse pero los pasajeros del vehículo lo detuvieron. El conductor está detenido, dijeron los repartidores de Glovo que también trabajan con otras aplicaciones de reparto.
Por más de una hora, los repartidores tocaron los pitos de sus motos y formaron una pirámide con las mochilas de reparto frente a las oficinas de Glovo.
Harrison Matamoros, uno de los repartidores que estaba en el plantón, dijo que este trabajo no les permite tener un salario fijo sino que reciben pagos diarios. Matamoros es venezolano y trabaja hace un año haciendo entregas en Quito a través de la aplicación de Glovo.
Ni él ni sus compañeros tienen ninguna relación de dependencia laboral con Glovo y deben asumir los gastos de reparación o mantenimiento de su moto, el pago del plan de datos para estar conectados a la aplicación para recibir y entregar los pedidos. Harrison Matamoros dice que el fallecido también era venezolano, padre de tres niños, que vivía con su esposa y su suegra, que no tienen el dinero para el funeral.
Yuli Ramírez representante de Glovers Ecuador, como son denominados los repartidores de Glovo, dijo que suponen que su compañero fue atropellado cuando estaba parado en un semáforo recibiendo un pedido, “si tú no te paras a tomar el pedido, la aplicación te sanciona”.
Ramírez dice que la metodología de uso de la aplicación es complicada a pesar de que Glovo diga que el trabajo en su aplicación es autónoma y los repartidores pueden escoger los pedidos que quieran recibir. La realidad es otra cosa, dice, porque si no aceptan un pedido la aplicación los sanciona o los bloquea y no pueden continuar trabajando.
Yuli Ramírez dice que la muerte de su compañero es responsabilidad indirecta de la empresa porque “las aplicaciones obligan a hacer el trabajo con sus condiciones, porque no somos autónomos de conectarnos y desconectarnos cuando nosotros queramos”. Matamoros dice que trabaja desde las seis de la mañana a las tres de la mañana del día siguiente “Aunque uno escoge las horas que quiera trabajar”, dijo, “las condiciones de trabajo no son las adecuadas”.
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Los guardias de seguridad del edificio donde están las oficinas de Glovo dijeron que ningún empleado de la empresa está trabajando presencialmente y que nadie los podrá recibir. Poco a poco los pitos fueron silenciados y los repartidores abandonaron el plantón.
Enseguida llegó la Policía Nacional para pedir a los repartidores que se vayan del lugar con el mismo mensaje: “Nadie los va a recibir”, dijo uno de los policías. Este no es un caso aislado según Ramírez, quien dice que hasta hoy cuatro de sus compañeros han fallecido mientras trabajaban haciendo repartos bajo pedidos de Glovo. Un empleado de la compañía en Ecuador dijo que no sabía quién podía dar una declaración sobre el pedido de los repartidores.