Xavier Hervas, el candidato presidencial de la Izquierda Democrática no surgió de las filas de la organización política. Él reconoce que no ha tenido, a lo largo de su vida, ni militancia partidista ni recorrido político. Participará, sin embargo, respaldado por uno de los partidos políticos que llevó, en una ocasión, a un candidato al sillón de Carondelet: Rodrigo Borja, en en 1988. De eso, han pasado 32 años, durante los cuales, la organización pasó por muchos altibajos. Ahora le apuesta a un personaje que no ha pasado jamás por el sector público pero que cree, podrá trasladar su experiencia en el sector privado, a un eventual gobierno.
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El día que grabamos la entrevista, Xavier Hervas llegó quince minutos antes y entró al set junto a su jefa de campaña que lo acompañó durante toda la entrevista. Mientras conversábamos movía mucho las manos e intentaba incluir, en sus respuestas, algunos de sus mensajes. Parecía que lo habían entrenado para hacerlo.
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Vestía una chaqueta beige, pantalón y camisa blanca, con los primeros botones abiertos. No llevaba corbata pero sí tenía, en la solapa, un pin de la Izquierda Democrática. Su cabello oscuro parecía engominado —nunca se despeinó ni ligeramente— y llevaba un aro de matrimonio.
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Hablamos sobre la importancia de tener una banca pública con plazos e intereses menores a la banca privada; del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional —y la posibilidad de hacer acuerdos con otros organismos multilaterales—; la despenalización de las drogas; el presupuesto de las fuerzas armadas, el juicio de alimentos en su contra y la deserción escolar en niñas embarazadas, entre varios otros temas.
