Política

Medidas para enfrentar al Covid-19 mejoran calidad del aire en dos ciudades ecuatorianas

Las estaciones de monitoreo del aire en Quito y Cuenca registran niveles de contaminación que no se habían visto antes.
  • menos contaminación de aire por coronavirus

    Desde el 2003 hasta ahora, en Quito no se habían registrado niveles tan bajos en la capital como los que se han registrado en la primera semana de cuarentena y toque de queda por el covid-19. Fotografía tomada de Flickr bajo licencia CC BY-ND 2.0.


Este reportaje es parte de la alianza entre GK y Mongabay Latam


Para reducir el riesgo de contagio del Covid-19 muchos países en el mundo tomaron medidas extremas como restringir la movilidad y las actividades de los ciudadanos al máximo hasta nuevo aviso. Ecuador es uno de ellos, desde el 16 de marzo de 2020 el país está en estado de excepción por la emergencia sanitaria, y las medidas incluyen fuertes restricciones de movilidad y un toque de queda de 15 horas diarias. Estas órdenes han golpeado a muchas industrias, y en general a la economía, pero hay al menos una consecuencia positiva en toda esta crisis: desde que se comenzaron a tomar medidas restrictivas, Quito y Cuenca, dos ciudades de la Sierra, han registrado los niveles más bajos de contaminación de la historia y algunos de los contaminantes se han reducido hasta en un 70 %. 

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En Quito hay estaciones que monitorean en tiempo real la condición del aire. La Secretaría de Ambiente del Municipio tiene nueve estaciones automáticas en la Red de Monitoreo Atmosférico que registran datos las 24 horas del día. Así pueden determinar cómo cambia la calidad del aire dependiendo de la época del año, las condiciones ambientales de la ciudad y la hora del día. Incluso sirve para determinar cómo las condiciones sociales y culturales de una ciudad afectan su nivel de contaminación de aire. 

Desde el 2003 hasta ahora, estos equipos no habían registrado niveles tan bajos en la capital como los que se han registrado en la primera semana de cuarentena y toque de queda por el Covid-19 (desde el lunes 16 de marzo). Ni siquiera las cifras de los 11 días de octubre de 2019 que duró el paro nacional se parecen a los niveles de ahora. En esas fechas, las estaciones de Quito notaron una reducción en la emisión de contaminantes. Como la circulación de vehículos fue limitada y hasta se redujo el trabajo en las fábricas, las emisiones de partículas contaminantes de estas actividades descendieron hasta en un 50 %. En ciertas zonas, sin embargo, los gases contaminantes aumentaron por la quema de llantas durante las protestas.

menos contaminación del aire por coronavirus

La Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito tiene nueve estaciones automáticas en la Red de Monitoreo Atmosférico. Fotografía cortesía de Rasa Zalakeviciute.

Otra ciudad con evidencia de reducción de contaminación del aire es Cuenca, en el sur de la Sierra ecuatoriana, donde los científicos califican la calidad actual como “buena”.  Mongabay Latam también consultó datos sobre la calidad del aire en los municipios de Guayaquil, Ambato y Loja pero en los tres casos la petición fue negada, La información no es de acceso público como sucede en Quito y Cuenca. 

Los efectos de la contaminación

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire causa aproximadamente 4,2 millones de muertes cada año, asociadas a derrames cerebrales, enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas. La OMS tiene límites máximos establecidos a los que deben llegar los contaminantes para que el aire se considere apropiado. Alrededor del 91 % de la población mundial vive en lugares donde los niveles de calidad del aire exceden esos límites. 

En general, las principales fuentes de contaminación son los vehículos, la generación de energía, los sistemas de calefacción de edificios, la incineración agrícola y de residuos y la industria. Estas actividades producen contaminantes que se quedan en el aire. 

Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA por sus siglas en Inglés) — manejada por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses —  los seis principales contaminantes atmosféricos son: monóxido de carbono (CO), plomo, óxidos de nitrógeno (NO2), ozono a nivel del suelo (O3), material particulado (PM2.5) y óxidos de azufre (SO2). Todos tienen efectos negativos en la salud de las personas. El O3, el NO2, el material particulado y el SO2 causan tos, dificultad para respirar y aumentan enfermedades respiratorias como el asma. Mientras que el CO entra al torrente sanguíneo y reduce la cantidad de oxígeno que llega a los órganos y a los tejidos del cuerpo. La exposición a este último gas puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. 

Las cifras positivas

Uno de los valores que más ha bajado en Quito es el material particulado. Usualmente las partículas provienen de las actividades industriales, de los tubos de escape de los vehículos o de los incendios forestales. La ingeniera Valeria Díaz, coordinadora de investigación, análisis y monitoreo de la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito, dice que hay una reducción considerable en el promedio diario de partículas. 

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Según datos de la Secretaría de Ambiente, la capital del Ecuador ha pasado de un promedio diario de entre 25 y 50 microgramos de material particulado por cada metro cúbico de aire (µg/m3) a un promedio diario de entre 4 a 7 µg/m3. Esto, explica Díaz, se debe a las restricciones de movilidad y a la disminución de la actividad industrial. 

Según un gráfico realizado por docentes de la Universidad de Las Américas (UDLA) con los datos de la Secretaría de Ambiente, el material particulado en Quito se redujo en un 50 % entre febrero y marzo. 

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Gráfico elaborado por la Universidad de Las Américas y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.

Los límites están más abajo de los establecidos por la OMS para este contaminante. 

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Gráfico elaborado por la Universidad de Las Américas y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.

En Quito también se redujo el dióxido de Nitrógeno (NO2). Este gas se forma por la quema de combustibles fósiles de vehículos y otras actividades industriales. El NO2 contribuye a que se formen otros contaminantes como el ozono, que está muy relacionado con enfermedades respiratorias, como el asma. 

Rasa Zalakeviciute, ingeniera ambiental y docente de la UDLA que analiza los datos obtenidos por la Secretaría de Ambiente, dice que el NO2 en Quito se redujo en un 70 % en menos de un mes. La concentración de este gas en la ciudad pasó de 30 µg/m3, en febrero de 2020, a 5 µg/m3 en la tercera semana de marzo. Esta fue la primera semana en la que hubo medidas restrictivas debido a la pandemia del coronavirus.

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Gráfico elaborado por la Universidad de Las Américas y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.

Zalakeviciute no tiene dudas de que esto se debe totalmente a la reducción de vehículos en las calles y a una disminución general de las actividades humanas como el trabajo industrial. 

Otra ciudad beneficiada

Quito no es la única ciudad en la que los contaminantes se han reducido, ni la única que realiza monitoreo constante de su aire. En Cuenca, las restricciones de movilización también han reducido los niveles de concentración de los contaminantes. Así lo confirman los datos de la Universidad del Azuay (UDA) y de la Empresa Pública de Movilidad (EMOV) que realizan monitoreo automático segundo a segundo de la calidad del aire de Cuenca desde 2009. 

Según el índice de calidad del aire (ICA), el aire de Cuenca se ha mantenido como bueno desde la semana del 16 de marzo. El ingeniero Chester Sellers, responsable del proyecto y docente de la UDA, explica que Cuenca usualmente tiene un nivel de aire moderado y que en algunos días llega a un nivel poco saludable. Sin embargo, Sellers confirma que no se han visto valores tan bajos de O3, NO2, CO y SO2 desde que comenzaron a monitorearlo en 2009. 

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En Cuenca, en general, se notan los efectos positivos sobre el aire por cuenta de la reducción de actividades que se han dado debido a la pandemia del covid-19. Fotografía tomada de Flickr bajo licencia CC BY-ND 2.0.

Las partículas finas (PM 2,5) actualmente superan los 13 µg/m3. Este es el único contaminante  que pesar de su reducción durante la cuarentena, ha llegado a tener niveles menores a 10 µg/m3 en estos más de 10 años de monitoreo. La presencia de PM 2,5 — el material particulado que proviene de las actividades industriales, de los tubos de escape de los vehículos o de los incendios forestales— no se ha reducido tanto como otros contaminantes a lo largo de todo el mes de marzo. El ingeniero Sellers explica que esto se debe a varios factores: el principal es el volcán Sangay, ubicado en la provincia de Morona Santiago, al sur del país, que está emanando ceniza desde el 23 de marzo hacia ciudades cercanas como Cuenca y Azogues. A pesar de esto, la actividad volcánica inusual no ha impedido que, en general, se noten los efectos positivos sobre el aire por cuenta de la reducción de actividades debido a la pandemia del Covid-19. 

Resultados que no se entregan

La Dirección de Ambiente del Municipio de Guayaquil también tiene estaciones de monitoreo de aire. Guayaquil es el cantón que tiene más casos confirmados de Covid-19 del Ecuador. Mongabay Latam pidió información a esta entidad pero no aprobaron su entrega. “Me indican que prefieren no participar en esta ocasión, que seguro será para una próxima oportunidad”, contestó Paola Plaza, asesora de comunicación de la Dirección de Ambiente de Guayaquil. 

La ingeniera Gladys Rincón, investigadora de la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL) ubicada en Guayaquil, dice que ella ha solicitado en varias ocasiones la información al municipio pero nunca se la han entregado. Rincón asegura que los datos del monitoreo no se publican ni se comparten con la ciudadanía o con la Academia por lo que hasta el momento no han podido realizar análisis que detallen las condiciones del aire de toda la ciudad. “Lo que sí sabemos es que el aire está más limpio porque no hay fuentes de emisión” dice Rincón.

También se solicitaron datos a los municipios de Loja y Ambato, dos ciudades en las que se maneja al menos una estación de monitoreo de contaminantes. Sin embargo, hasta el cierre de edición de este artículo no se obtuvo respuesta de ninguno de los dos. 

Ángel Benítez, investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), maneja un proyecto de monitoreo de aire basado en plantas que se ubican en distintas zonas de la ciudad. Según Benítez, tanto a la estación de monitoreo del Municipio como a su equipo de investigadores, les tomará tiempo analizar los resultados y determinar cuál fue el impacto del Covid-19 en el aire de Loja. Estos resultados probablemente, dice Benítez, no se obtendrán hasta después de que se termine el estado de excepción.

Aprovechar el “break” del Covid-19

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es un “asesino invisible” a pesar de tener un alto riesgo de mortalidad. La calidad del aire que se respira tiene efectos directos en la salud de las personas. La OMS dice que respirar aire limpio puede reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias, como el asma. 

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Con los datos registrados por la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito se puede determinar cómo cambia la calidad del aire dependiendo de la época del año, las condiciones ambientales de la ciudad y la hora del día. Fotografía cortesía de la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.

Incluso podría ayudar a que las personas estén mejor preparadas para combatir el nuevo coronavirus y, aunque no significa que proteja completamente, ayuda al sistema inmunitario a combatir las enfermedades de manera más efectiva porque mantiene a los glóbulos blancos más sanos, según se ha reportado en varios estudios. La exposición a contaminantes del aire modifica las respuestas inmunes respiratorias. 

La ingeniera Rasa Zalakeviciute explica que estamos acostumbrados a las altas concentraciones de contaminantes en el aire así que deberíamos aprovechar este “break”, tomando todas las precauciones necesarias para evitar el contagio del coronavirus. “Ojalá este tiempo nos ayude a limpiar nuestros pulmones, para estar más fuertes para lidiar con esta enfermedad” dice Zalakeviciute. 

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La ingeniera Valeria Díaz coincide en que la menor contaminación de aire podría ser una ventaja contra el Covid-19. “Esto nos pone en mejores condiciones para soportar una pandemia de este tipo, que afecta justamente al sistema respiratorio”, dice Díaz. 

Estos niveles reducidos de contaminantes en el aire de algunas ciudades ecuatorianas y del mundo no va a durar por mucho tiempo. Probablemente dure lo mismo que las medidas restrictivas. Y luego, mientras las actividades van regresando a la normalidad, los niveles de contaminación usuales se alcanzarán poco a poco. 

Este fenómeno mundial ha demostrado una vez más que las actividades humanas son las que provocan la mayor contaminación. No solo se trata del aire, durante el aislamiento por la pandemia la contaminación del agua también ha disminuido y las condiciones para la flora y la fauna de varias ciudades del mundo han mejorado. 

Según Valeria Díaz, es necesario generar políticas públicas que ayuden a que los niveles bajos de contaminación de aire no sean algo que pase solo durante situaciones tan extremas como esta, sino que se conviertan en soluciones a largo plazo. “Ya vimos que son los autos los que más contaminan, es momento de hacer normas para reducir el tráfico y mejorar la calidad del aire de las ciudades para siempre”, dice.  

Este contenido fue publicado originalmente en Mongabay Latam.