En diciembre de 2019, el Covid-19, en ese momento conocido simplemente como coronavirus, infectó a una persona en Wuhan, China. Dos meses más tarde, ya habían más de 7 mil casos confirmados solo en ese país. Hoy, tres meses y medio después del primer paciente, hay más de 236 mil personas con Covid-19 en todo el mundo. De esos, 367 (hasta ahora) son ecuatorianos.
El Covid- 19 es distinto a otras pandemias a las que hemos sobrevivido antes. El epidemiólogo Esteban Ortíz explica que, como la transmisibilidad del nuevo coronavirus de persona a persona es por vía respiratoria, su infectabilidad es mucho mayor que la del ébola, por ejemplo, que era por secreciones y sangre. “Por eso se pudo contener esa epidemia en un solo continente. No saltó tanto entre país y país”, dice Ortiz.
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La gran diferencia con otros virus del mismo tipo es que, en algunos casos, los síntomas de Covid-19 toman hasta 14 días en aparecer. Así que hay muchas personas que, sin saberlo, tienen el nuevo coronavirus y lo están contagiando. Sin aislamiento y otras medidas preventivas, los contagios pueden multiplicarse sin que sus transmisores siquiera se den cuenta que lo están propagando.
En este momento, durante la primera etapa de la pandemia, su crecimiento es exponencial. Para calcular este tipo de crecimiento, se usa el número de casos que hay al momento del cálculo, el número de casos que había al principio y el número de personas infectadas por cada persona enferma. Es decir, la tasa de propagación del virus dependerá del número de personas infectadas cada día.
Como muchos pacientes son asintomáticos durante las primeras dos semanas después de contagiarse, hay un subregistro de pacientes con Covid-19. “Lo que estamos viendo ahora probablemente no es lo que realmente está pasando aquí”, dice la doctora Doménica Cevallos. Como todavía no se ha hecho pruebas masivas para descartar o comprobar la existencia de más casos, no podemos saber el número real de pacientes con Covid-19 en Ecuador. Según Cevallos, los contagios podrían duplicarse y ese crecimiento aumentará a menos que se tomen decisiones drásticas para reducir el contacto social y aislar a los infectados de los demás ciudadanos.
Solo así podremos detener el crecimiento exponencial del virus y llegar a un punto de inflexión en el que el número de casos nuevos diarios empiece a disminuir, el riesgo de contagio sea menor y el número de pacientes recuperados aumente. Ese punto solo se logrará si el aislamiento y el distanciamiento social funcionan, como ya lo han hecho en otros países.
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Uno de los mejores ejemplos del buen manejo de una pandemia es Singapur. El país asiático fue uno de los primeros afectados por la pandemia por su fuerte relación comercial con China. Pero se dio cuenta rápidamente de que este virus era más grave que una gripe normal y tomó decisiones rápidas.
Un día después de confirmar un caso de Covd- 19, las autoridades ya tenían reconstruida una compleja cadena de posible transmisión de una persona a otra. Y una vez bien identificado el cerco epidemiológico les hacían pruebas. En menos de tres horas se podía confirmar si tenían el virus o no. El resultado fue claro: 243 casos y ningún muerto.
Singapur demuestra la importancia de tomar medidas drásticas al principio del brote. Hoy, ya la mayoría de las actividades se desarrollan con normalidad, pero no se ha dejado de lado las precauciones necesarias. Muchas personas todavía usan mascarillas y mantienen el distanciamiento social, especialmente en lugares públicos.
Otros países asiáticos, como China y Corea del Sur, también tomaron medidas drásticas, aunque no tan tempranas. Corea del Sur hizo millones de pruebas rápidas para evitar que el virus se siga expandiendo por pacientes no identificados. Y China decretó un aislamiento masivo estricto para su población. El 19 de marzo de 2020, por primera vez en más de tres meses, China no registró nuevos contagios.
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Otro de los parámetros que se toma en cuenta para calcular el crecimiento exponencial de contagios es la cantidad de personas infectadas por cada persona enferma. Según cálculos de Adam Kucharski, matemático y epidemiólogo del London School of Hygiene & Tropical Medicine, cada portador del Covid-19 contagiará a un promedio de 2,5 personas, que a su vez continúan contagiando a otras 2,5 más, y así sucesivamente. Ese cálculo se puede aplicar para la persona promedio, pero hay personas que lo pueden esparcir mucho más: los superspreaders (en español, súpertransmisores).
Se estima que durante una pandemia, un 20% de las personas infectadas será responsable del 80% de las transmisiones. En Corea del Sur fue la “paciente 31”. No se sabe dónde se contagió de Covid-19, pero antes de ser diagnosticada tuvo un accidente y fue a un hospital, almorzó en un hotel y hasta fue a su iglesia varias veces. Pasó diez días sin ser diagnosticada. Poco después, miles de casos comenzaron a confirmarse. La mayoría estaban relacionados con ella: 2418 habían asistido a su iglesia y 119 estuvieron en el hospital al que fue.
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Según la doctora Doménica Cevallos, la primera paciente con Covid-19 en el Ecuador, que llegó de España y falleció el 13 de marzo, pudo haber sido una súpertransmisora. “No lo podemos saber realmente, pero es lo más probable”, dice Cevallos. En los primeros 8 días, al menos 13 de los 15 casos confirmados eran contagios estrechos con la primera paciente. Ahora ya estamos en la etapa de contagio comunitario, que es cuando las personas que se contagiaron del virus sin haber salido del país y sin tener contacto con un paciente infectado identificado dentro del cerco epidemiológico. Rastrear el origen del contagio es prácticamente imposible y ya no es posible saber si los pacientes con Covid-19 están directamente relacionados con la probable súpertransmisora.
No se sabe por qué un pequeño grupo de personas transmiten infecciones a muchas más personas que la mayoría. Hay varias teorías, pero ninguna es una respuesta definitiva. Solo una cosa es segura: es imposible saber quién será un súpertransmisor y quién no. Por eso, es tan importante reducir el riesgo de contagio al máximo quedándonos en casa.
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En Ecuador todavía no estamos cerca del punto de inflexión. La doctora Doménica Cevallos dice que los casos en el país podrían duplicarse. Según la actualización más reciente, en menos de 24 horas pasamos de 260 personas con Covid-19 a 367. Estas cifras son los resultados de la falta de precauciones de hace una o dos semanas. Cevallos explica que muchos pacientes asintomáticos no tomaron las precauciones de aislamiento necesarias, y ahora estamos viendo las consecuencias en estas cifras.
No hay una vacuna contra el Covid-19, no hay una cura y es un virus distinto. Ante tanta incertidumbre, es nuestra responsabilidad hacer lo poco que sí podemos: quedarnos en casa. Según la doctora Doménica Cevallos, el aislamiento es lo único que podría reducir el riesgo de contagio y hacer que ese crecimiento exponencial llegue al punto de inflección.
Los expertos todavía están familiarizándose con el virus y su comportamiento. Ya hay algunos modelos matemáticos que se han hecho para intentar predecir cómo será el futuro del Covid-19 en Ecuador. Mode Mat, el Centro de Modelización Matemática en Áreas Clave para el Desarrollo de la Escuela Politécnica Nacional, publicó un modelo estocástico. Este tipo de modelo toma en cuenta el índice de contagio por persona, pero también considera variables sociales y culturales, y qué medidas se están tomando para determinar cuál será el impacto de cada caso en la realidad ecuatoriana.
Según el modelo de Mode Mat, en la provincia de Pichincha, si el 75% de población está en cuarentena se controlaría la propagación en los próximos 20 días. Mode Mat hizo cálculos similares para Guayas, Los Ríos, Azuay y Manabí. En todas estas provincias, que la mayoría de la población respete la cuarentena significaría una reducción considerable de la tasa de contagio y recuperar el control de la situación.
Los modelos matemáticos están directamente influenciados por todos los cambios del Covid-19. Según Cevallos, las predicciones podrían cambiar en los siguientes días por la tasa de mortalidad — la cantidad de gente que muere por el virus—, cuánto aumentan los casos, entre otros factores. “Todos los días cambia el modelo, no se puede decir que según esto tenemos un valor determinado. No es algo exacto” dice la doctora Cevallos.
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Los resultados que vemos hoy, los 260 casos confirmados de Covid-19, no pasaron porque ayer la gente no cumplió la cuarentena o el toque de queda. Son el resultado del Ecuador de hace dos semanas. Todo lo que hagamos ahora será una inversión para el futuro: lo vamos a ver en las cifras de los próximos quince días. Por eso es tan necesario cumplir con las restricciones establecidas por las autoridades. El aislamiento social muy importante en esta parte del crecimiento exponencial de este coronavirus y para que lleguemos al tan anhelado punto de inflección.
No podemos regresar el tiempo, pero sí podemos tomar acciones para mejorar el futuro. Hacer nuestra parte, quedándonos en casa. Y esperar que el Gobierno ecuatoriano haga la suya, garantizando la seguridad de quienes no pueden hacerlo.