Durante décadas, los latinos en el cine hemos sido gánsters, traficantes o prostitutas. Es como si, básicamente, hubiese un solo rol que interpretar. Pero eso está cambiando: en febrero de 2020, Netflix estrenará dos series con un elenco mayoritariamente latino, Gentefied y The Expanding Universe of Ashley Garcia, que además romperán con el rol que tradicionalmente se nos asigna: el delincuente, la criada, el latin lover y el objeto sexual. En 2018, solo 3 de las 495 series producidas en Estados Unidos se concentraban en familias latinas sin caer en estereotipos dañinos. Bad hombres, diría Donald Trump.
La representación latina en el cine y la televisión estadounidense —que es vista en buena parte del mundo— ha sido problemática: personajes que por lo general carecen de complejidad, sin mayor presencia de pantalla. Un estudio de la Iniciativa de Medios, Diversidad y Cambio Social (MDSC) de la Universidad del Sur de California dice que solo 5,8% de los personajes que tienen diálogos y nombre en las series hollywoodenses son latinos, a pesar de que representan el 18% de la población estadounidense y son el grupo étnico que más consume productos culturales. Aún así, su representación no ha cambiado desde la década de 1950, cuando Desi Arnaz pasó una década interpretando al estereotípico galán latino en Yo amo a Lucy.
Setenta años más tarde, la diversidad racial ha permeado la industria, pero aún sus roles siguen cortados por una misma tijera. Aunque las cifras de representación latina no son tan alentadoras, hay al menos 15 series (entre nuevas y antiguas) que estarán disponibles en 2020 en cable y plataformas de streaming que tienen personajes latinos no estereotipados. Sin embargo, el cambio no ha sido total: en el Latino Media Fest 2019, un espacio que celebra a los creadores que trabajan por la diversidad, varios profesionales latinos de la televisión hablaron sobre las dificultades que han encontrado en la industria.
Además, hablaron de la incertidumbre sobre el destino de sus series, la falta de financiamiento y la dificultad que tienen los actores para obtener papeles; los productores y actores latinos siguen luchando contra los estereotipos. Como el actor Noel Gugliemi, cuya marca, según el sitio especializado Internet Movie Database (IMDB) es representar “con frecuencia a delincuentes y/o gángsters”. Gugliemi, que tiene ascendencia mexicana e italiana, ha interpretado 10 veces a un personaje llamado “Héctor” desde que inició su carrera, hace 20 años. Es un ejemplo claro de cómo los papeles se escriben y qué roles pueden conseguir estos actores.
Hay algunos que ya han dicho basta. Una de ellas es la actriz Stephanie Beatriz, que fue a la hermana de Gloria, la muy escandalosa y exagerada latina interpretada por la colombiana Sofía Vergara en Modern Family. Aunque Modern Family intentaba romper con los estereotipos sobre la conformación de las familias, fallaba en evitar el lugar común sobre los latinos. Gloria solía siempre referirse a su país de origen como peligroso, lleno de prostitutas y vagos. Cuando a Beatriz le tocó hacer de su hermana, le preguntó a Gloria dónde estaba el río para lavar la ropa. Fue la gota que rebosó la copa de los estereotipos: Beatriz decidió que debía tomar papeles en series que representen mejor a su cultura. Ahora, es una de las dos latinas que protagonizan la serie Brooklyn 99, sobre un escuadrón de policía en Nueva York.
Con Gentefied y The Expanding Universe of Ashley Garcia Netflix busca equilibrar su cuota de productos latinos después de cancelar One Day At A Time. Era la historia de una familia latina de clase media que vive en Los Ángeles. La serie hablaba de discriminación, del desorden de estrés postraumático, el uso de armas, el feminismo, la sexualidad, entre otros temas que no llevaban, necesariamente, la marca del estereotipo latino.
Netflix le dijo adiós en marzo de 2019. Cuando anunció la cancelación, la cadena dijo que no había “suficientes personas que vieron la serie para justificar otra temporada”. La plataforma —como es su costumbre— no reveló números de audiencia, pero reconoció que muchas personas latinas se sintieron representadas “por primera vez” por la serie.
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La cadena les pidió que no tomen la cancelación como una señal de que “su historia no es importante”. La respuesta de los fans, dijo Netflix, le recordó que debe seguir “buscando maneras de contar estas historias”.
Parece que Gentefied y The Expanding Universe of Ashley Garcia, que se estrenan esta semana, son dos de esas nuevas formas. Son series familiares y, cada una a su manera, va a desafiar los estereotipos que con frecuencia rodean a los personajes latinos en la producción estadounidense. Gentefied cuenta la historia de tres primos latinos que trabajan para hacer crecer el negocio familiar y cumplir el sueño americano de sus padres y abuelos. Gentefied tiene un elenco de 15 actores latinos con nombres propios y diálogos. Ashley Garcia es una adolescente genia de 15 años que es ingeniera y trabaja en la NASA. Ambas series abordan también el problema de lidiar con las consecuencias de marginalización de la cultura latina en Estados Unidos.
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La forma en que los latinos —y, en general, cualquier comunidad minoritaria— son representados en medios crea el imaginario popular. La antropóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Gisela Cánepa, dice que los estereotipos aplicados en las pantallas pueden tener repercusiones en cómo el público percibe a las personas representadas. La socióloga guatemalteca Diana Sagastume dice que esa representación simplista está marcada por “la cultura dominante que desarrolla estos estereotipos y los reproduce como una constante”.
Si uno se atiene al dibujo mediático de los latinos, somos criminales violentos, narcotraficantes, terroristas, violadores, vagos, entre otras cosas. Un discurso que ya ha sido retomado con fines populistas por el presidente Donald Trump en discursos y publicaciones en redes. Esos argumentos demagógicos se refuerzan con este tipo de personajes en series y películas.
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Pero no son solo los demás los que se forman una imagen, sino nosotros mismos. Gisela Cánepa dice que es importante pensar en las series como “productos culturales” que generan “productos sociales”. Su impacto positivo y negativo, estará definido por quién la produce, quién la consume, cómo se aborda el tema y en qué entorno social. Cánepa dice que en Perú, por ejemplo, se está incluyendo a más personajes asiáticos, negros e indígenas en la televisión. Pero ese esfuerzo no ha contribuido a una mayor comprensión de la diversidad peruana porque “cada uno tiene su lugar” y siguen encajonados en estereotipos.
No se trata de ningunear nuestras taras y problemas, ni de santificar a los latinos. Se trata de ampliar la mirada. Algo que ya han hecho otras series de Netflix como La Casa de las Flores, Club de Cuervos y Gran Hotel.
Incluso Narcos, que está inspirada en la historia real de los carteles de drogas latinoamericanos, se ha esforzado por mostrar qué pasó en realidad en los años 80 y cómo ha sido la lucha para tratar de controlar esta industria masiva, pero también ha hecho un énfasis en un responsable que por décadas no era señalado: el propio Estados Unidos, sus servicios de seguridad y el apetito insaciable de su población por drogarse. No son un estereotipo, un recurso narrativo barato —son personajes que muestran la dura realidad de algunas partes del continente.