Desde entonces, cada inicio de diciembre, en Quito las bandas suenan con más fuerza que nunca, aunque el resto del año en toda la sierra del Ecuador, participan de celebraciones, fiestas privadas y populares, y hasta cortejos fúnebres. Según Giovanny Puchaicela, autor del estudio “Bandas de pueblo: memoria, revitalización social y valor cultural en Ecuador”, las bandas de pueblo “son un ícono dentro de la cultura popular e historia musical de nuestro país”