Un grupo de apoyo —casi siempre— suena como una buena idea. Un grupo de personas apoyándote para conseguir un objetivo te ayuda a no perder la motivación, pero ¿qué sucede cuando ese objetivo puede ser mortal?
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Con una rápida búsqueda en Google pude encontrar a Rawr – Miaw 3.0, un grupo de whatsapp formado por 240 personas, en su mayoría adolescentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador, que comparten ‘tips para bajar de peso’ y conseguir tu ‘objetivo’.
Cuando entras, debes decir tu nombre, edad, estatura, peso actual y peso deseado y debes identificarte como ‘Ana’ o ‘Mía’ —los ‘apodos’ de anorexia y bulimia. En el chat, las reglas son simples: debes ser activa y no debes molestar a los otros miembros del grupo. Una de las causas para eliminarte son que no “compartas el estilo de vida” de las “princesas” o “príncipes” ‘Ana’ o ‘Mía’ —que, en realidad, son pacientes con anorexia o bulimia.
Las adolescentes miembros de ese grupo sufren de anorexia o bulimia, trastornos alimentarios y psiquiátricos que podrían causarles la muerte. Casi cada 3 minutos al chat llegan 25 mensajes entre preguntas y respuestas de cómo dejar de comer, cómo hacer para que tus padres o familiares no te obliguen a hacerlo, y quejas sobre “cuán gordas” se sienten y sobre el hambre que les causa no haber comido durante el día.
Los miembros comparten, también, sus dudas sobre cuántas calorías o grasa tiene un alimento y cuáles son los alimentos que consideran “permitidos”, como las peras y manzanas “que casi no tienen calorías”. Como este, hay miles de grupos donde llegan cientos de adolescentes —sobre todo— que no están contentas con sus cuerpos.
¿Qué son la anorexia y la bulimia?
La anorexia y la bulimia son trastornos de conducta alimentaria (TCA), según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ambas significan alteraciones psicológicas graves caracterizadas por un miedo excesivo a engordar, aun cuando el peso de las personas que los sufren sea normal o esté incluso muy por debajo de lo saludable.
Quienes sufren esos trastornos tienen una percepción distorsionada de su figura corporal —se ven siempre gordas—, convierten la comida en el eje central de sus preocupaciones, y desatienden progresivamente otros aspectos de sus vidas.
Además, las personas con TCA hacen ejercicio en exceso y vomitan para “compensar” o eliminar las calorías que comieron. La OMS explica que “los trastornos alimenticios son perjudiciales para la salud y, a menudo, coexisten con la depresión, la ansiedad y/o el abuso de sustancias”.
Aunque la anorexia y bulimia tengan características similares —como el terror a engordar o la percepción equivocada de cómo luce el cuerpo—, no son lo mismo.
Cuando una persona tiene anorexia deja de comer voluntariamente y está constantemente haciendo dietas. Para ellos la restricción en la comida es un método emocional para sentir que controlan sus propias vidas, es la «solución» a todos sus problemas.
Una persona con bulimia no tiene control sobre lo que come y puede tener “atracones” —ingiere una gran cantidad de comida en poco tiempo— luego se siente culpable y decide vomitar o abusar de los laxantes o diuréticos para eliminar lo que comió. También se castigan con periodos de ayuno. Las personas con TCA pueden tener solo bulimia o solo anorexia o ambas a la vez.
¿Por qué una persona puede tener anorexia o bulimia?
Según la psicóloga María Cristina Castillo, la anorexia y la bulimia se desarrollan en etapas tempranas y tienen factores desencadenantes como separaciones, pérdidas o acoso. Marisol Bahamonde, profesora de pediatría-medicina de adolescentes de la Universidad San Francisco y parte del Centro de Salud de Tratamientos de los Trastornos de la Conducta Alimentaria Caitanya, dice que entre las causas de la bulimia y la anorexia también puede existir una “predisposición genética”.
Los estudios demuestran que las presiones socioculturales hacia la esbeltez, “junto con la estigmatización de la obesidad, juegan un papel fundamental en el desarrollo de los TCA”. Además, explica Bahamonde, un alto porcentaje de pacientes aprenden a disimular o a controlar el asunto solo para que no se vea. “Eso hace que se vuelvan crónicos”, dice.
¿Cuáles son las consecuencias de los TCA?
Maru Donoso, fundadora de la primera agencia de modelos de talla grande en el Ecuador, casi muere por la anorexia.
Solo entendió el riesgo en que estaba cuando una de sus amigas murió. En una entrevista para Infobae, medio argentino, Donoso dice que «hay batallas que se ganan rindiéndose«. Donoso mide un metro setenta y llegó a pesar 44 kilos (un poco más de 96 libras). Por la anorexia perdió dientes, sufre de insomnio y tiene problemas en el hígado y la tiroides, que hoy le causan sobrepeso.
La doctora Bahamonde dice que “los trastornos alimenticios son la enfermedad psiquiátrica que tiene la mayor mortalidad”. Las cifras advierten que 4% de las personas con TCA morirán por la anorexia y otro 3% morirá por la bulimia. Los afectados por TAC mueren o tienen serias complicaciones por causas físicas —como arritmias, afectación al corazón, trastornos electrolíticos, problemas en el esófago y en el estómago.
Sin embargo, Bahamonde aclara que “también un alto porcentaje muere a causa de los suicidios”. La docente universitaria explica que el porcentaje de muerte a largo plazo es de cerca del 10% “que es más alto que algunas leucemias”, dice.
A corto plazo también hay consecuencias. Por ejemplo, si una persona se ejercita mucho y come muy poco, no tiene energía suficiente, explica Bahamonde. A esa persona no le alcanzan las calorías para soportar el intenso ejercicio, por lo que se le baja la presión, sufre de problemas de corazón, arritmias, caída del pelo, sequedad de la piel. Además hay problemas digestivos: estreñimiento, mucho reflujo.
Otras consecuencias son debilitamiento óseo, disminución en los glóbulos blancos que lleva al aumento del riesgo de infección, falta grave de agua en el cuerpo (deshidratación), falta de proteína, vitaminas, minerales u otros nutrientes importantes en el cuerpo (desnutrición). Los TCA pueden producir, incluso, convulsiones por la pérdida de líquido por diarrea o vómito repetitivos, problemas de la glándula tiroides y caries dentales. Bahamonde dice que para medir las consecuencias de los TCA se debe recibir atención especializada.
Las mujeres, ¿las más afectadas?
Sí. Los trastornos alimenticios están vinculados de forma rotunda al sexo femenino y a la adolescencia. Solo entre el 5 – 10 % de los afectados por los TCA son hombres y su tendencia es a ser afectados más por la bulimia que por la anorexia. Bahamonde explica que “hace más o menos 10 años, 1 de cada 10 casos eran varones. Ahora, en cambio, se acerca al 2 o 2 y medio. Eso dicen las estadísticas mundiales: 2 de cada 10 casos son varones”.
La edad de inicio en la anorexia está frecuentemente entre los 13 y los 18 años. Pero cada vez se están encontrando más casos tanto de niñas y de mujeres adultas. En el caso de la bulimia el inicio suele darse entre los 18 y 25 años, aunque la enfermedad se manifiesta con más frecuencia entre los 24 y los 40, porque, al no ser el deterioro físico tan severo como en la anorexia, puede pasar por desapercibida durante años.
Los peligros del ‘grupo de apoyo’
Las chicas del grupo Rawr – Miaw 3.0 se envían mensajes todo el día. Algunas cuentan que cenarán no más de 60 calorías y que ya llevan un día sin comer. Otras envían fotos de los yogures o productos que consumieron acompañados de “caritas tristes” porque se sienten culpables por haber comido “tanto”. Otras envían fotos de lo “gordas que están”. Entre todas se animan a no comer.
En el grupo de Whatsapp las chicas comparten una tabla titulada El peso ideal. Los números con relación a la altura muestran, supuestamente, niveles nada saludables. Por ejemplo, dicen que una persona que mide 1,70m debería pesar máximo 59 kilos, solo un kilo más de lo considerado saludable. El peso promedio para una persona con esa estatura es de 71 kilos.
Pero ¿cuáles son las señales y a quién acudir por ayuda?
Las señales de que una persona tiene anorexia o bulimia están relacionadas con la alimentación, el peso, la imagen corporal, el ejercicio físico y el comportamiento. Por ejemplo: que la persona esté siempre preocupada por todo lo que esté relacionado con la alimentación, que prefiera comer sola o que se sienta culpable por haber comido, el miedo y rechazo exagerados con respecto al sobrepeso, la práctica del vómito autoinducido o del ayuno y utilización de laxantes o diuréticos con el objetivo de controlar el peso o perderlo. A eso se suma hacer ejercicio en exceso y mostrar nerviosismo si no se hace, la insatisfacción personal constante, la tendencia al aislamiento entre otras
Un especialista es quien debe diagnosticar el problema. Bahamonde dice que el tratamiento se debe hacer con un equipo de nutrición, psicología y medicina. La atención puede ser en centros ambulatorios pero, si el caso lo demanda, se debe acudir a centros residenciales. Bahamonde explica que hay pacientes que necesitan internarse de 3 a 6 meses para tratar su trastorno alimenticio.
Cuando el caso es grave, los centros ambulatorios no son suficientes porque en el centro ambulatorio —dice Bahamonde— el paciente puede estar en el tratamiento de diez de la mañana a cinco de la tarde. “Pero las otras 16 horas al día necesita igual la misma estructura y seguir el mismo tratamiento”, dice la experta. El apoyo de las familias de quienes sufren estos trastornos es esencial.