Hace seis años era imposible que cualquier persona caminara, tranquila, por apenas un tramo de la calle Lamar, en pleno centro histórico de Cuenca: por ella circulaban al menos cinco líneas de autobuses y centenas de taxis y vehículos privados. Los pitos se mezclaban con el ruido de los negocios de ropa y el aire se llenaba de negros gases que salían de los buses más antiguos. Hoy, en una parte, sobresalen las rieles del tranvía colocadas en los últimos tres años. Además de las aceras, ahora los transeúntes van tranquilos por la calle que comparten con los ciclistas y unos pocos carros. 

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Lo que pasa en la calle no debería quedarse en la calle Lamar: es lo que se espera del nuevo sistema de movilidad de Cuenca —calles menos congestionadas, peatones y ciclistas transitando con seguridad, aire limpio. Sucede en unos tramos muy pequeños de la ruta, que son ejemplo de cómo el tranvía incide en la recuperación del espacio urbano.

La calle Lamar es parte de los 22 kilómetros de la ruta del nuevo tranvía de Cuenca, que la atraviesa de sur a norte. Empieza en el Control Sur, pasa por el Centro Histórico y llega al Parque Industrial, en el norte.  El tranvía es un medio de transporte muy antiguo. Tuvo un declive en los años 70 por el aumento del uso del vehículo particular, pero que se puso de moda en los últimos años en ciudades de todo el mundo que buscan una movilidad más sostenible. En la mayoría de ciudades europeas que implementaron este sistema en los últimos 20 años, se desarrollaron de forma paralela proyectos de reforma, revitalización y rehabilitación de los espacios urbanos, en muchos casos, centros históricos en declive, como los de Burdeos, Valencia, Zaragoza, Tenerife o Zúrich. 

En Cuenca, el sistema surgió como respuesta a uno de los problemas que más agobian a la capital azuaya: la movilidad. En la ciudad de 600 mil habitantes circulan cerca de 120 mil vehículos. La cantidad de carros en Cuenca crece en una tendencia del 8,8% anual, según datos de la Empresa Municipal de Movilidad (EMOV).  El Centro Histórico —declarado patrimonial en 1999— es el que más sufre el peso del tráfico. 120 mil personas entran diariamente a la zona; la mitad en transporte público, el 30% en un vehículo particular. Eso provoca que 8 de cada 10 de sus vías estén saturadas por encima de su capacidad en horas pico, según el Plan de Movilidad de Cuenca. Por eso, el trazado del tranvía incluye dos vías céntricas de alta concurrencia: la Lamar y la Gran Colombia. El objetivo, según el proyecto inicial, es que el tranvía sustituya el recorrido de varias líneas de buses en esa zona. 

el trayecto del tranvía de Cuenca

El tranvía atravesará la ciudad del norte al sur, del Parque Industrial y el Control Sur. Fotografía de Marco Padilla para GK.

De acuerdo con las proyecciones iniciales, el nuevo sistema podrá movilizar a 120 mil personas por día. Es decir, tendrá la capacidad de absorber sin problema a los 60 mil pasajeros que van en bus al centro más los que se movilizan hacia las zonas aledañas al Parque Industrial y el Control Sur. Le quedará espacio suficiente para los que van en vehículo particular. 

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Pero eso no necesariamente significa que los conductores van a dejar su carro por el tranvía. En realidad este medio servirá principalmente a los usuarios del transporte público que, según Adrián Castro, exgerente de la EMOV, a pesar de ser considerado el mejor del país, requiere mejoras.

Hasta hace un año, el 75% de la flota vehicular del transporte público cuencano estaba obsoleta. Los conductores fueron obligados a renovar sus buses y están cumpliendo ese proceso, aunque siguen usando automotores a diésel, en una ciudad en la que los vehículos motorizados son la principal fuente de contaminación del aire. 

El tranvía, en cambio, funcionará con electricidad y está pensado para transportar a un mayor número de personas. En Cuenca se estima que los vehículos particulares solo llevan 1,3 pasajeros cada uno. Los buses tienen capacidad para 90 usuarios. El tranvía tendrá capacidad para 280: un solo tren llevará al mismo número de pasajeros que tres buses urbanos o 215 vehículos particulares, y contaminando menos.

Esa es una de las características que convierten al tranvía en un sistema amigable con el medio ambiente. Sobre eso hay casos exitosos. En el 2011 Zaragoza, España, inauguró este medio de transporte. Desde entonces la circulación vehicular ha caído hasta en un 32% en las vías aledañas al eje del tranvía. La emisión de contaminantes ha disminuido en un 12%, según datos oficiales.  Un factor que incidió en eso fue la construcción de carriles para bicicleta. Algo en lo que Cuenca ya empezó a trabajar. El exgerente de la EMOV asegura que los 39 kilómetros de ciclovías implementados en la ciudad han ayudado a que el conflicto vehicular disminuya en esos sectores.

Pero para que el tranvía funcione y movilice a un número importante de usuarios, se requiere integrar a los medios de transporte en un sistema intermodal. Es decir, ofrecer la posibilidad de que una persona pueda tomar el tranvía desde el sur o el norte de la ciudad y bajarse en una parada del centro, por ejemplo, y luego usar la bicicleta pública, en menor tiempo del que le toma ahora y con un solo sistema de pago.  

el tranvía de Cuenca es eléctrico

Las unidades del tranvía de Cuenca son eléctricas. Fotografía de Marco Padilla para GK.

Como ocurre en Medellín, el ejemplo más cercano que Cuenca tiene, y que es considerado un modelo de éxito en Latinoamérica. En la ciudad colombiana la implementación del tranvía inició al mismo tiempo que el de Cuenca y funciona desde el 2016. El sistema es ahora el más completo de la región: incluye, además, metro, buses, metrocable y bicicleta pública. Es la base del desarrollo urbano. 

Todo empezó con el metro, cuya construcción inició en 1995 con mucho en contra: la capital antioqueña todavía estaba sumida en la violencia del narcotráfico, las obras tuvieron muchas dificultades y el sistema terminó entrando en funcionamiento diez años después. 

Una fuerte campaña de comunicación contrarrestó el malestar ciudadano y terminó dando la vuelta al problema. “Tuvimos que hacer el esfuerzo máximo para lograr que la cultura del metro se expanda en el territorio y no que al contrario, la cultura del territorio agreda nuestro metro”, explicó a El Tiempo de Cuenca Álvaro Berdugo,  exvicealcalde de Medellín y expresidente del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano. En la ciudad colombiana los ciudadanos se sienten orgullosos de su sistema de movilidad. 

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Pero los cuencanos están muy lejos de sentir ese orgullo debido al malestar que generaron los trabajos. Las obras civiles empezaron en diciembre del 2013 y debían concluir en dos años. Las calles de la ciudad estuvieron cerradas por mucho tiempo, lo que afectó a los frentistas, pues la mayor parte del trazado está en zonas comerciales. Tras varias prórrogas, las obras terminaron apenas en octubre de 2018. Los catorce vagones que son parte del sistema están en la ciudad desde hace tres años, la plataforma tranviaria está lista, pero la integración del sistema avanza lento. Aún no hay fecha para el inicio de operaciones. 

“El tranvía ya está ahí y lo que se tiene que hacer es una mejor ciudad gracias a él”, sugiere Carla Hermida, urbanista y miembro del grupo de Investigación de la Universidad del Azuay. Hermida considera que es el momento para mejorar la accesibilidad no motorizada en la urbe, que tiene muchas deficiencias aún. Así lo demuestra una investigación de estudiantes universitarios inédita, que encontró que para llegar a las paradas del tranvía las personas deben salvar varios obstáculos. Por ejemplo, una persona con un coche de bebé o una con discapacidad no pueden moverse porque las veredas son muy pequeñas.

El nuevo sistema de transporte puede convertir a Cuenca en una ciudad más caminable. Mejorar las veredas, continuar con la instalación de ciclovías, adecuar parqueaderos de borde y restringir el tránsito en ciertas zonas son algunas opciones que se han implementado en otras ciudades.

los recorridos del tranvía de Cuenca

El tranvía tendrá la capacidad de absorber sin problema a los 60 mil pasajeros que van en bus al centro. Fotografía de Marco Padilla.

Hermida explica que el tranvía no solo cambiará la forma de moverse de los cuencanos, sino que influirá en la dinámica de la ciudad.  “El tranvía hace que la gente viva cerca y por ende lo use más”, dice. Eso puede evitar que la ciudad siga expandiéndose a las periferias, algo que Cuenca debe evitar. Ella explica que la capital azuaya no debe crecer ni un centímetro más en los próximos 60 años: Cuenca tiene una expansión desordenada y una alta proyección de crecimiento poblacional. 

Cuenca es una ciudad compacta aún en su área urbana, pero la gente ha empezado a moverse hacia zonas rurales. Por eso precisa densificar —es decir, llenar de gente los espacios aún disponibles. Una de las razones por las que no debe crecer más es que el 52% del total del suelo potencialmente urbanizable tiene limitaciones para construir. 

El grupo de investigación de la Universidad del Azuay elaboró una propuesta para densificar el eje del tranvía, específicamente en la Avenida de las Américas y en la España. La primera es una arteria vial a la que hasta hace poco se conocía como circunvalación norte, que atraviesa una importante zona comercial, pues ahí está el mercado El Arenal, el más grande de Cuenca. La otra  también está en una zona de negocios. Ahí están la Terminal Terrestre y el aeropuerto. La propuesta para estas dos vías es aumentar el número de viviendas, pero con calidad de vida. Una opción es aumentar el número de viviendas en edificios (lo cual es difícil porque los cuencanos siempre han preferido vivir en casas, por lo que la ciudad no crece para arriba).

En el Centro Histórico, en cambio, los investigadores sugieren que el trabajo debe ser para evitar que sus habitantes salgan. ¿Cómo hacerlo? 

Eso es lo que deben pensar las autoridades. El estudio de la universidad les dice lo que deben hacer en líneas generales: recuperar las viviendas y sobre todo regular los costos. El Centro Histórico se ha cotizado mucho con la llegada de la población extranjera con capacidad adquisitiva. La tendencia es que la gente arriende o venda sus casas. Hermida enfatiza en algo que deben tomar en cuenta las autoridades cuencanas: se requieren políticas públicas. Medidas para que Cuenca sea menos contaminante, para que los vehículos se queden más tiempo en casa, para que la gente no abandone el centro, para evitar que se dispare la plusvalía. En general, para que el tranvía se convierta en la idea que se tiene de él.