Juan Carlos Holguín viste un jean oscuro, una camisa blanca y un saco azul con cierre, que le da un aire juvenil. Tiene 35 años, pero parece un poco menor. Es moreno, tiene el pelo oscuro, muy corto. Es sumamente amable, habla pausadamente y con el tono de voz bajo. Sus gestos delatan nerviosismo, sonríe, mueve los ojos, mueve las manos. Entra solo a la entrevista —eso es poco usual con candidatos o autoridades, suelen siempre ir acompañados con un asesor que graba y toma fotos. Holguín nos recibe en una oficina ubicada en la González Suárez, que comparte con un socio. Ventanas amplias, mesas de vidrio, decoración futbolera en las paredes. Es puntual. Cuando llegamos está sentado frente a una computadora, se levanta rápidamente y saluda.

¿Se siente usted preparado para ser alcalde de Quito?

Sí. Indudablemente. La vida siempre te pone retos y cuando estás preparado y tienes la seguridad de que puedes asumirlos con eficiencia y responsabilidad, te sientes listo. Muchas veces eso surge de una intuición espontánea, pero también del conocimiento de haber sido responsable en prepararte para ese reto.

Sus detractores dicen que tiene muy poca experiencia en el sector público por su corto paso en la gestión del alcalde Rodas. ¿Eso lo limita?

Siempre va a ser una limitante el cuestionamiento de mi experiencia en el sector público. Yo soy muy respetuoso de quien dice ‘bueno, necesitamos alguien que no venga de la política’. Por el otro lado, hay personas que dicen: el que viene de afuera no tiene experiencia.

Uno siempre va a estar sujeto a esas críticas.

Lo importante es entender que la administración pública puede ser estudiada desde afuera. En mi caso, mi formación —tanto en políticas públicas como en el PhD, del cual soy candidato en Gobierno— me dan la experiencia para llegar a la administración pública que, considero, debe tener una nueva perspectiva.

También es muy importante con quién llegas. Se ha criticado mucho que en nuestra política hay personalismo. Por eso es importante prepararte con un grupo de persona y tener el objetivo de llegar en un equilibrio de experiencia. Eso va a darte una gestión exitosa.

Repite mucho eso, la importancia de quién lo rodea. ¿Usted de quién está rodeado?

Estoy rodeado de un grupo de jóvenes que creemos que debemos hacer política desde una nueva perspectiva. No son solo personas con una lógica de urbanismo distinta como Álvaro Orbea, Mateo Samaniego, Valeria Vergara. Personas a las que escucho mucho, como Jaime Izurieta.

Por otro lado, soy una persona que siempre ha estado interesada en temas políticos, incluso desde que empecé mi camino en la empresa privada. Tengo la convicción de que uno no puede desentenderse del ámbito público y siempre he tenido conmigo personas que han analizado este tipo de problemáticas como Luz Elena Coloma, Juan Carlos Solines. También Roque Sevilla.

Hace poco Fernando Carrión decía que es increíble pero hay más de 36 posibles candidatos a alcalde para Quito. Eso puede ser entendido como negativo, pero yo lo entiendo como muy positivo:en esa lista hay personas con la probidad necesaria para estar en la papeleta, por lo cual también te ilusiona entrar en un proceso electoral en el que puedes discutir con alturas las cosas que requiere esta ciudad.

Juan Carlos Holguin

Juan Carlos Holguín nos recibe en su oficina, que comparte con un socio, en la González Suárez, al noreste de Quito. Fotografía de José María León para GK.

¿Cómo fue su experiencia con Mauricio Rodas como Secretario de Desarrollo Productivo y Competitividad?

Yo separaría la experiencia en dos partes.

La experiencia en el servicio público como algo positivo. Terminé con una conclusión muy grande: se puede ser eficiente siendo transparente y realmente, desde el servicio público, se pueden lograr muchos cambios.

En el plano político, como todos los quiteños, con mucha decepción. Yo acepté la invitación del alcalde Rodas cuando él ya ganó. A esa administración entró mucha gente de bien, dispuesta a arrimar el hombro pero el andarivel político de él no tenía la visión de cambio que muchos de nosotros esperábamos.

En el contexto político se requerían también cambios en las formas y en las prácticas. Se suponía que era una persona que albergaba un discurso de gobernar responsablemente, pero yo vi que no habían cambios en las formas que tanto criticaba toda una generación política nueva.

Entonces, no tiene que ver con la edad. La victoria de Rodas significaba un cambio en el péndulo político de esta ciudad, y en la fuerza de Quito frente a un proyecto nacional. Esos cambios no llegaron.

¿A qué se refiere usted con que se repetían ciertas formas y prácticas?

Estar ligado netamente a temas comunicacionales y faltar al análisis profundo de temas por los que había que tomar una decisión. Elementos de aparataje propagandístico.

En las últimas administraciones se cedieron muchas de las decisiones al gobierno nacional y Quito fue una alfombra de ciertas políticas públicas, y eso se volvió a repetir.

No me olvido cuando el primer informe a la ciudad, el 6 de diciembre de 2014, el Presidente Correa entró con Patria, tierra sagrada, a un acto de la ciudad.

¿Esas cosas le incomodaban?

Por supuesto. Me incomodan muchísimo porque cuando uno entra con unos principios claros sobre cambios en las formas de hacer política, uno no se siente cómodo. Eso es lo interesante de tomar partido.

Ahora muchos me critican por hacer, por haber participado. En el caso del alcalde Rodas, yo lo habré visto muy pocas veces. Lo empecé a conocer en la transición y después en la administración. Cuando no te sientes cómodo tienes que salir con tus principios sólidos.

Yo creía que había que tomar decisiones en otro andarivel.

¿Cómo se vinculó a usted con Rodas?

Mauricio Rodas  había propuesto en primer lugar a Esteban Paz para candidato a la alcaldía de Quito. Yo trabajé muchos años con Esteban, lo respeto mucho. Creo que habría sido un gran alcalde.

Para las personas que estamos en mi generación, ha existido un vacío muy grande entre quienes hicieron política hace 20 años y quienes hemos querido vincularnos más recientemente.

En ese escenario podría identificar a dos políticos jóvenes: Rafael Correa y Mauricio Rodas.

En ese espacio se cristalizó ese vacío político de Quito. No solo nos retiró simbólicamente los partidos políticos, los líderes políticos que tuvo Quito. Fernando Carrión dice que ese vacío se reflejó no solamente en la política, sino también en el fútbol.

Fue una década en la que Quito perdió liderazgos en múltiples aspectos. Cuando Esteban Paz decidió cuestionarse sobre su participación política, él había tomado la decisión de conversar con Suma y ahí conocí a Mauricio Rodas por primera vez.

Unos meses más tarde decidió ser candidato él, y me propuso participar. Yo no acepté.

El día de las elecciones yo me encontraba fuera del país, y cuando regresé me llamó un empresario amigo en común y me dijo que hay que arrimar el hombro. Yo no dudé ni un minuto porque estaba en juego una generación dispuesta a asumir el mando que ponía en riesgo que el fracaso signifique que nos quedemos todos cuestionados que es lo que finalmente pasó. Yo acepté y dejé mis actividades particulares.

Juan Carlos Holguin

El empresario dice que siempre ha estado interesado en temas políticos, incluso desde que empezó su carrera en la empresa privada. Fotografía de José María León para GK.

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Holguín dice que empezó su trayectoria empresarial hace 17 años: cuando tenía 18. Estudió Comunicación en la carrera virtual de la Universidad San Francisco de Quito e hizo una maestría en políticas públicas en Georgetown. Ahora es candidato al doctorado en la Universidad de Navarra.

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En la alcaldía de Rodas, fue la primera vez que participó en la función pública.

Sí, por supuesto, la primera vez que ingreso al sector público. Ligado a la política he estado muchos años.

¿En qué sentido?

He estado ligado a procesos políticos. Pude estar cerca de Rodrigo Paz en 2004 en su posible candidatura a la Alcaldía de Quito. Estuve cerca de Carlos Larreátegui cuando en 2006 volvió a la política.

Por eso decidí formarme en administración pública y políticas públicas, y también porque he cuestionado que aquí no existen espacios de formación de movimientos políticos distintos.

El correísmo marcó un Código de la Democracia que iba hacia un bipartidismo y era muy difícil que personas que queríamos hacer política desde cero, más desde el ámbito ciudadano, porque hacer un partido en este país era complejo.

Ya vimos el gran problema de las firmas o las afiliaciones que misteriosamente muchos ciudadanos aparecíamos en partidos en los que no éramos adherentes.

Guillermo Lasso es un político de derecha, al igual que varios de los que usted me ha mencionado. ¿En qué línea ideológica se ubica usted?

Yo he sido un humanista. Creo firmemente que el ser humano debe ser el fin último de cualquier política pública.

Dentro de aquello se requiere una discusión sobre cuáles son los espacios ideológicos en este momento. Yo soy una persona de centro.

Creo firmemente en la iniciativa privada como motor de desarrollo, creo en una economía social de mercado y creo que el fin último de la política es la construcción del bien común.

Dentro de su participación en la alcaldía de Mauricio Rodas, ¿qué aprendizajes sacó usted?

El primer aprendizaje es que para llegar uno tiene que tener principios muy claros de no cesión con grupos que después le van a quitar la libertad. Me refiero a llegar con la libertad absoluta de poder tomar las decisiones que uno debe tomar cuando está en el poder.

Juan Carlos Holguin

Holguín sobre la alcaldía de Rodas: «el andarivel político de él no tenía la visión de cambio que muchos de nosotros esperábamos». Fotografía de José María León para GK.

¿Y eso se puede?

Esta ciudad ha estado secuestrada por ciertos grupos de poder que te quitan la libertad el momento de llegar al poder. Uno gobierno como llega.

La libertad es el principal valor de un político para tomar las decisiones con firmeza. En segundo lugar también tiene que ver con quién te rodeas. Alrededor de una persona tienes que lograr que haya ejemplaridad pública que nace del líder máximo. Alrededor de ello es muy posible que esas prácticas bajen hacia la sociedad.

Hoy me indigno cuando veo estos políticos que dicen: yo no sabía. Y me refiero a los políticos de esta última camada: alrededor de ellos se mentía, se robaba, se ejercía la corrupción como práctica diaria y no solamente en sus funcionarios sino también en su familia.

Uno tiene que ser lo suficientemente pendejo para no saber o ser una persona que deja pasar esas prácticas en pos de permanecer en el poder. Entonces ese es un aprendizaje: con quién vas a crear este proyecto político una vez que llegues.

Por eso también es importante el grupo de concejales con los que puedas compartir esta visión de ciudad porque se requiere un cambio de prácticas en ese escenario. Y el tercer aprendizaje es que sí es posible ser eficiente y ser transparente. Hay casos de referencia en nuestra ciudad que nos invita a pensar que lo que estamos viviendo ahora es una excepción en la administración pública.

Esta ciudad hace veinte años era un referente de la gestión pública no solamente en nuestro país sino a nivel regional.

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Además de pasar por la alcaldía de Rodas, Holguín no ha participado en la política. Dice que sí ha sido cercano a políticos que lo han hecho. En su libro, Juego Limpio, cuenta que estuvo en el equipo de comunicación de Rodrigo Paz cuando éste se lanzó a la Alcaldía en 2004.  

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¿Qué es lo que a usted le motiva a entrar en política?

La política es la forma más alta de servicio. Cuando uno tiene el interés de retribuir a la sociedad lo que nos ha entregado, se pueden pensar en múltiples formas de servir.

La política es indudablemente la forma en donde se puede cambiar más. La política, especialmente ahora, tiene un contexto supremamente negativo.

Yo tengo una anécdota. Dos semanas antes de que el alcalde Rodas me llame a entrar al servicio público, yo había recibido el premio extraordinario de la revista América Economía como emprendedor del año en Ecuador. A las dos semanas, ya estaba metido en lo público.Y viajé con el Alcalde a uno de sus primeros viajes, a Brasil, y luego tenía una denuncia que le acusaba al Alcalde de delincuencia organizada.

En medio de todo aquello yo pensaba cómo la política podía generar eso, y por quince minutos maldije el momento en que decidí meterme. Pero quince minutos después pensé que cuando uno tiene la entereza de poder demostrar cada uno de sus actos, así no exista confianza en las instituciones, la justicia y la transparencia, llega.

Con esa transparencia, uno tiene la tranquilidad de que puede seguir en este camino con solvencia. Hay políticos que utilizan este tipo de prácticas para no permitir que otra gente llegue pero en mi caso fue uno de los mayores aprendizajes.

Sí, la política tiene estos ámbitos tan negativos, no solo para uno, sino para su familia y sus amigos. Pero cuando uno puede demostrar solvencia y transparencia no tiene que tener miedo porque la justicia y la verdad siempre llegan. Hemos visto cómo, después de una década, para personas que se sentían intocables, la justicia llegó.

Usted se refiere al cuestionamiento que le hizo María José Carrión y usted le respondió con una carta pública.

Sí. Finalmente uno tiene que tener la tranquilidad de que las autoridades de control tienen que actuar. De eso se trata la transparencia. Lo importante es despolitizar a las autoridades de control para que haya un equilibrio en la democracia. A mayor transparencia, mejores funcionarios.

Yo vengo del fútbol. A mí me interesa analizar las analogías del fútbol y su impacto en la sociedad. En un libro que acabo de escribir hablo del concepto del VAR, eso viene de un concepto de transparencia pública muy grande. A mayor claridad en los actos y mayores mecanismos de control hay mejor comportamiento humano con las reglas claras.

Juan Carlos Holguín

Holguín hojea Juego Limpio, el libro que recién publicó en el que narra parte de su participación en procesos políticos. Fotografía de José María León para GK.

Por ejemplo, ¿cómo hacer una administración honesta si entregas el organismo de control del Municipio al Presidente Provincial de tu partido o a un familiar? Eso hizo Mauricio Rodas en lugar de entregarlo a una contraparte que genere un equilibrio de monitoreo a la corrupción —quizás de un partido opositor o de un movimiento ciudadano de lucha contra la corrupción. Me refiero a Quito Honesto.

Quito Honesto debe ser independiente, incluso de la función pública. La persona que lidere Quito Honesto debe ser elegida en el Concejo Metropolitano y debe estar exenta de vínculos con el Alcalde y los concejales. Yo siempre creo en un equilibrio de fuerzas por el bien de la democracia y por eso creo que es importante que el periodismo haga su trabajo con total libertad.

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Juan Carlos Holguín no ha perdido el nerviosismo de los neófitos. A veces alza la voz y sus palabras se enredan. Juega mucho con sus dedos, se mueve, abre y cierra los brazos. Quiere decir muchas cosas y no siempre termina sus frases. Parece que una idea corta a la otra.

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¿Fue una sorpresa para usted este anuncio que hace Guillermo Lasso en la UDLA o ya lo sabía?

El anuncio en sí mismo fue una sorpresa porque se dio en un contexto personal, en el lanzamiento de mi libro,  pero no fue una sorpresa la postulación porque públicamente, hace varios meses me afilié a CREO.

Lo hice en un evento público, como intento hacer todas mis cosas. Posterior a ello, había varios precandidatos dentro de la estructura del partido que estaban postulando a la candidatura de la Alcaldía.

Yo no he sido un militante en los procedimientos de directivas dentro de CREO, pero tomé el mensaje de Guillermo con un agradecimiento muy grande porque es difícil que el líder de un partido pueda jugarse por alguien que —si viésemos en un escenario de más cálculo político— tendría todos los ingredientes para no tener un éxito electoral.

Es decir, una persona desconocida, que viene de una generación en la que ser joven es mal visto porque representa, muchas veces, estas formas negativas de la política.

En ese sentido, la sorpresa fue porque Guillermo Lasso se juegue por ese perfil. Nos conocemos hace algunos años. Yo lo conocí en un contexto donde el estaba dispuesto a jugarse por un joven como candidato a la vicepresidencia y eso me ha sorprendido.

Por eso tomé partido por un líder que, siento, que es muy sincero en esas ideas. Más allá de aquello, esta postulación no puede ser tomada con un gesto espontáneo porque nosotros , y me refiero al equipo político, vamos trabajando muchos meses en un plan de gobierno.

Ahí hay la claridad absoluta de que estamos listos para asumir este reto, estoy listo para asumir este reto.

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En septiembre de 2016, Guillermo Lasso hablaba muy bien de Juan Carlos Holguín, ante la pregunta de quién lo acompañaría como candidato a la vicepresidencia en las elecciones presidenciales de 2017. El acuerdo finalmente no se concretó y Lasso participó junto al político Andrés Paéz.

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Juan Carlos Holguin

Holguín dice que ha estado ligado a procesos políticos desde hace más de 10 años: en 2004 estuvo cerca de Rodrigo Paz en su posible candidatura a la Alcaldía de Quito, y en 2006 de Carlos Larreátegui cuando volvió a la política. Fotografía de José María León para GK.

Otra lectura que hacían algunos analistas es que parecía el caudillo decidiendo quién es el candidato sin un proceso de elecciones internas.

El Código de la Democracia dice que cada uno de los partidos puede tomar sus procedimientos internos para designar.

Lo que se ha visto en la prensa no es exactamente lo que sucedió en el evento cuando Guillermo postuló mi nombre con la posibilidad: Juan Carlos debería ser alcalde de Quito. Yo soy muy respetuoso de aquello. Vemos las cosas solo de un lado.

Yo tenía la misma preocupación, como militante, cuando salió otra candidatura públicamente a decir: yo soy el candidato.

¿Se refiere a César Montúfar?

Sí. Y ojo, yo respeto mucho a César. Es de esas personas con las que yo he hecho política muchos años en términos de discutir, de tener ideas muy comunes en luchas que él ha dado, y de las que yo me he sentido partícipe por la democracia en el país.

Todas las acciones tienen dos lados y finalmente es el partido el que tiene que tomar una decisión y como militante de CREO he sido muy respetuoso de los procedimientos. Sobre aquello, la única manera en que nosotros podemos llegar a cambiar Quito, es con la posibilidad de llegar al Concejo con los mejores quiteños y quiteñas que muestren también desprendimiento político.

Una vez que ganemos, todos debemos ponernos la camiseta, todos los concejales que lleguen. Uno de los mayores problemas de la administración de la ciudad es que se ha politizado demasiado ese concejo y la labor administrativa de un Alcalde.

¿Entonces cuál va a ser el proceso interno para definir cuál será el candidato?

Es el partido el que maneja eso.

¿Pero usted no es parte del partido?

Por supuesto, pero no estoy en ninguno de los órganos directivos del partido y ellos tienen los procedimientos internos, como los han tenido desde que CREO fue fundado.

Es decir que de momento no sabemos. Puede ser usted como no puede ser usted.

Bueno, la inscripción de las candidaturas tiene un período y un cronograma. Sobre esta postulación estoy decididO a ganar esa Alcaldía de Quito, y estoy preparado con un equipo para hacerlo.

¿Pero ya es usted el candidato de CREO? Usted mencionó a César Montúfar y ahí hubo una polémica sobre las conversaciones que César Monge tuvo con él. Al final, la duda que queda es ¿quién es el candidato?

Durante estos días he tenido varias reuniones con los directivos del partido y han mostrado su apoyo a mi postulación.

Lo importante ahora es la discusión interna de cómo consolidar este proyecto que nazca desde CREO pero que sea un proyecto que nos dé la ilusión de que sea más ciudadano para llegar al poder.

Juan Carlos Holguin

Juan Carlos Holguín dice que, con un equipo, lleva varios meses trabajando en un plan de gobierno. Fotografía de José María León para GK.

Guillermo Lasso hizo un símil diciendo que usted y él son parecidos: clase media, empresarios. ¿Usted se siente identificado con él?

Hay diferencias fundamentales en nuestra vida. No somos dos historias idénticas pero yo me siento muy identificado con él.

Especialmente por este escenario en el que es una persona que toma una decisión de meterse a lo público en uno de los contextos más difíciles de la historia de este país, en medio del correísmo en su fase más agresiva.

¿Cómo alguien que tiene la tranquilidad afuera de la política puede tener la audacia de meterse?

Eso es lo primero que me identifica con él.

En la generación que me antecede hay muy pocas personas que han vuelto a ver a la política como símbolo de servicio y como que este es un lugar para construir el bien común.

Esa es la primera similitud.

La segunda similitud tiene que ver con las ideas que él pregona.

Yo me siento identificado a las ideas económicas que propone su proyecto político. Me siento claramente identificado a la manera en la que él hace política. Es difícil encontrar un proyecto político que crea que el vehículo electoral es importante pero que crea también que las ideas son importantes y genere un tanque de pensamiento. Yo soy director de Ecuador Libre hace varios meses, y esas son las formas de hacer política en las que más me asemejo a él.

Hay algunos legisladores de CREO que han sido criticados. Dos casos específicos. Roberto Gómez utilizando términos como feminazis para referirse a las feministas o la legisladora Ana Galarza que está de acuerdo con que se pida pasaporte a los ciudadanos venezolanos.¿Usted comparte ese tipo de opiniones?

Para vencer el caudillismo justamente lo que se requiere es que haya proyectos políticos con visiones distintas y que se puedan discutir.

Mae Montaño sostenía que tiene una postura muy clara sobre ciertos principios, que el partido los conocía y que alrededor de esas posturas podía discutir.

Lo interesante de un proyecto donde existan las divergencias es que se puede construir así una discusión pública.

Lo lamentable es cuando hay proyectos políticos donde alguien tiene una posición personal y de repente es suspendido del partido por esa visión personal.

Eso sucedió en Alianza País.

¿No le preocupa a usted ser poco conocido?

Para nada. Una campaña es el vehículo adecuado para darme a conocer. De eso se trata.

Una de las mayores críticas a la actual alcaldía es que no ha habido una visión de ciudad. ¿Cuál es su visión de ciudad para Quito?

Hay tiempos para ir enseñando lo que hemos trabajado y lo que proponemos para la ciudad. Yo empezaría con una generalidad: la alcaldía de Quito es en sí mismo el principio y el fin de la carrera de un político que entra con responsabilidad a tomar las decisiones que tiene que tomar.

Esa es la principal visión porque si vemos a Quito como la posibilidad de llegar a Carondelet, hay una equivocación muy grande al momento de tomar decisiones.

En segundo lugar, esa despolitización tiene que traer una nueva perspectiva del manejo en la gestión pública de nuestra ciudad.

Ha repetido mucho este tema de la despolitización. ¿A qué se refiere con eso?

No entregar parcelas de poder a concejales, no entregar administraciones zonales a personas que vienen de una alianza política.

Creo que la economía creativa nos permite generar reglas claras a través de la tecnología. Eso puede generar oportunidades para todos con las mismas reglas claras.

Hay que luchar contra estos grupos de poder que han sido nefastos, por ejemplo, al no pensar que el transporte público es el bien común sino el interés de unos pocos.

Un tuitero me preguntaba el otro día qué transporte usa. Yo le respondí la verdad: yo uso el auto particular, Uber y Cabify. Esta persona me decía que eso es totalmente contrario a una política pública de movilidad. Y yo le decía: yo sé, pero en una campaña no voy a mentir.

Creo además que la tecnología ha traído mejores condiciones de vida para todos. Aspiro que mi experiencia en la empresa privada, en la gestión, en la negociación y en aspectos tecnológicos, nos permita construir esta nueva visión completamente alejada de lo que ha sido la negociación política a la que nos han tenido acostumbrados en los últimos diez años.

El gremio de taxistas amenaza veladamente diciendo que no quieren llegar a medidas extremas, hablando de Cabify y Uber. ¿Está dispuesto a enfrentarse a  grupos que le podrían costar la Alcaldía?

O la vida. Muchas veces son mafias que están dispuestas a todo para seguir con sus intereses y manejando la ciudad.

Aunque sea una ironía, de eso se trata esta campaña, de ir con la verdad y enfrentarnos a aquello.

En nuestro análisis de estos meses, son justamente esos grupos de poder los que mantienen secuestrada esta ciudad. Con ilusión y alegría, hacia allá vamos.

Juan Carlos Holguin

Holguín cree que la edad no es una debilidad ni una virtud en sí misma y que no se puede juzgar a un candidato por cuántos años tiene. Fotografía de José María León para GK.

Para terminar, ¿cuál es su debilidad? ¿Qué defectos tiene?

Muchos defectos, como tenemos los seres humanos. La edad no es una virtud en sí misma ni una debilidad.

No se puede criticar a alguien por ser joven ni por llegar a una elección con 80 años. En mi caso, una de las debilidades más fuertes es quizás que por la edad, puedo tener mucho ímpetu y pasión y ahí solo el equilibrio generacional puede poner quizás una protección.

Soy una persona que toma los ‘sí’ demasiado rápido. Eso es justamente fruto de ese ímpetu. He aprendido, especialmente en los últimos años, a reflexionar mucho cada decisión y saber si es estoy preparado para hacer algo y con el equipo adecuado para llegar. Creo que una de mis debilidades podría llegar a ser…

En ese momento se detiene, pensativo. Parece dudar si debe continuar respondiendo a la pregunta. Junta sus manos a la altura de su rostro, de tal modo que los dedos le tocan los labios y parte de la nariz. Retoma el hilo de lo que dice:

Una de las debilidades es confiar mucho a veces en que los cambios se los logra con ímpetu. Tal vez es allí cuando la vida te va mostrando que es mucho más duro, que te vas encontrando con personas, especialmente en la política, en donde están los aspectos más negativos del ser humano porque en la política intervienen la vanidad, el ego, la ambición de poder y creo que ahí puedes tener varias decepciones.

Las decepciones humanas son las más importantes en la vida y creo que esa es una debilidad, muchas veces tener mucho dolor sobre relaciones que finalmente pueden tener un cambio inesperado porque nuevamente, en la política, la ambición, el ego, la vanidad, la búsqueda de poder, puede hacer sacar lo peor de los seres humanos.

Sobre la ambición política. Ha habido un constante interés de los políticos de controlar incluso la comunicación. Usted tiene empresas relacionadas a ese ámbito. ¿No puede haber un conflicto de intereses ahí?

Para prepararme toda la vida con esta vocación de servicio público, mis empresas nunca han hecho nada para el sector público.

Por eso tengo la tranquilidad de que puedo demostrar todo lo que he hecho en mi vida desde el campo privado con total transparencia. En segundo lugar cuando yo hablo de ejemplaridad, que es uno de los motores de esta nueva perspectiva, tiene que haber una lógica de transparencia muy grande para que no existan conflictos de intereses.

Cuando uno habla de la gestión pública transparente y eficiente tiene que tener mayores mecanismos de control y de crítica, y esos contrapesos son los que van a traer una administración adecuada. Yo no tengo dudas sobre mis prácticas. Lo que he hecho en mi vida lo he hecho con el objetivo de que cuando ingrese a la política, mis decisiones no se vean afectadas, ni haya un conflicto de interés en la Alcaldía.