Es imposible no sentirse incitado por el silencio cuando en la pantalla grande se detiene el diálogo, la música, pero sigue rodando la imagen. No es el silencio accidental de la noche, ni el silencio ceremonioso del duelo, sino un silencio activo que intensifica el momento de la cinta y las miradas de la audiencia. Fue el silencio de No Intenso Agora (En el intenso ahora) de João Moreira Salles, la primera cinta que se presentó en el festival Encuentros del Otro Cine (Edoc), en Quito —y que con found footage y una narración contemplativa y pausada explora la intensidad de diferentes momentos —ahoras— históricos y personales que registra la cámara.

Respiramos. En el fondo alguien tose o se destapa la nariz. Con pausas frecuentes en la narración, la cinta hizo de estos sonidos inevitables de un público vivo parte de esa experiencia de ver momentos vividos; la conciencia del ahora en silencio. Las imágenes en la pantalla son narradas en primera persona sin distinguir entre el material histórico en blanco y negro de las protestas estudiantiles en París en 1968, los registros de la madre del director durante un viaje a China en 1966, las vacaciones familiares en Río de Janeiro y sonrisas anónimas de desconocidos ante la cámara en Checoslovaquia. La historia y la memoria —el registro monumental y el recuerdo personal— son apropiados de la misma manera por una voz que contempla y cuestiona lo que fue documentado por alguien más.

Fue una película arriesgada para una inauguración. Es bastante larga y las conexiones entre los diferentes momentos que Moreira Salles incluye no son siempre transparentes. La voz narradora reflexiona pero no ilustra. Es una perspectiva filosófica y poética que no pretende construir ni tallar la historia, y que en momentos es casi conversacional. Tampoco pretende comentar la historia tanto como observarla y decir lo que sus imágenes generan. Decir y callar también, callar con tiempo y ritmo para cederle espacio y protagonismo a la imagen por si sola. Los silencios liberan la voz de la imagen para que cada una pueda generarnos sentidos diferentes, aunque el riesgo sea perder el hilo y diluir la narrativa.

El tejido de historias, como el flujo de conciencia de la voz que narra, parece permitir e invitar a la audiencia a divagar sobre detalles específicos y aleatorios; a perderse en sí misma con lo proyectado.

Uno de esos detalles-personajes es Daniel Cohn-Bendit, uno de los líderes del movimiento estudiantil en París, y un hombre que —nos lo hace notar el director— desde su aparición cautivó las cámaras que cubrían el movimiento. Moreira Salles se enfoca por momentos en Cohn-Bendit, que pasa de líder en “un movimiento sin ellos” a ícono comercial de rebeldía pero lo abandona para regresar a los documentos de su madre en la Gran Muralla China, sonriendo ante la cámara, cautivando también a quien la grababa.

Los cuestionamientos filosóficos del narrador desde el inicio nos hacen conscientes del “ahora” de ver cine. Luego, su voz cuestiona el “ahora” que manejaban y entendían los personajes de los distintos momentos históricos que ata entre sí. Lo hace con cierta distancia irónica en el caso político de París y con mucha ternura y cercanía con los registros de su madre —a quien encuentra inmersa y feliz en su viaje. La relación entre el presente y el futuro es un tema propio del mismo movimiento estudiantil, perdido en el potencial de toda su energía, inspiración y fuerza. La intensidad del presente, en ese sentido, se presenta tan liberadora como asfixiante y engañosa, paralizando las posibilidades de continuidad o permanencia.

El fin del movimiento estudiantil contrasta con la marca perdurable de la experiencia de su madre. Perdura lo subjetivo. La yuxtaposición divagante entre el documento y el recuerdo —aunque sea ajeno— finalmente nos deja con un ahora que cobra sentido como experiencia y aprendizaje, del que sobrevive la experiencia propia y lo que hacemos con ella. La memoria por sobre la historia: el tono melancólico de Salles, aunque ciertamente escéptico con las pretensiones revolucionarias idealizadas, mantiene viva la posibilidad de que vivamos todos con la intensidad que el ahora se merece.

 

No Intenso Agora (En el intenso ahora).João Moreira Salles, 2017. Brasil, portugués (con subt.). 2h07m