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El anuncio de la precandidatura de Cynthia Viteri causó un revolcón en el Partido Socialcristiano (PSC). De repente, su líder —el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot— se vio forzado a salvar los muebles de su proyecto de unidad (una coalición política opositora al gobierno de Rafael Correa). En distintas alocuciones, sus aliados de otros partidos, Marcelino Chumpi, Paúl Carrasco y Guillermo Celi, mostraron su desacuerdo frente a una designación aparentemente inconsulta. Incluso Carrasco y Celi fueron más allá, anunciando públicamente el inicio de diálogos con Guillermo Lasso, el ganador de esta primera escaramuza dentro de la oposición: se fortaleció la percepción de que es el candidato más opcionado para vencer al correísmo. 

¿Es tan importante para Nebot mantener su unidad? En este momento, sí. La candidatura de Cynthia Viteri nace con una desventaja: su principal adversario lleva cuatro años en campaña y ha logrado ubicarse en el primer lugar de intención de voto de la oposición. Sí, por ahora, su rival es Lasso. 

La única forma de que Viteri despegue es capitalizando primero el voto duro contra el Gobierno. Luego, para ganar la elección, tendrá que ir en busca de los indecisos —sobre todo, a los correístas arrepentidos. Para lograrlo, Nebot sabe que necesita comenzar su campaña con fuerza, convenciendo de que puede ganar. Gran parte del voto contra el Gobierno es móvil: apoyará al candidato que tenga más posibilidades de derrotar a Alianza País, sea quien sea. Así pasó en el 2009, cuando Lucio Gutiérrez sacó 28% de votos y en el 2013 cuando el propio Lasso obtuvo 22%. En su última elección, Rafael Correa obtuvo el 57% de los votos, por lo que se deduce que el voto que se le opone estuvo por el orden del 40%, si se descuenta un pequeño margen de blancos y nulos. Sin embargo, ese voto está fragmentado entre todos los grupos políticos y Lasso aparece como el más opcionado, hasta con un 29% de intención de voto. Cedatos otorga apenas el 1% a Cynthia Viteri, aunque ello pudiera ser cuestionable, dado el apoyo que tiene Nebot en Guayaquil y otras zonas del país, especialmente de la Costa. 

Ahora, si se analiza el meollo de la disputa, las cosas pudieran no estar del todo perdidas en la unidad. Tanto Paúl Carrasco como el movimiento SUMA se aliaron a Nebot por una misma razón: ir con el caballo ganador. Los dos creían que él era el contendor  natural del correísmo en la próxima batalla electoral. Por eso, cuando apareció en escena Cynthia Viteri, el ímpetu de ambos se esfumó. ¿Podrá Nebot hacerlos cambiar de parecer?

No hay que desestimar la experiencia y capacidad de negociación del Alcalde de Guayaquil. Él sabe que esta carrera recién empieza. Las encuestas dicen que Lasso está primero en la lista de opositores, pero las encuestas también dicen algo más: desde la elección del 2013, el correísmo pudiera haber perdido hasta el 32% de su electorado, si se toma en cuenta que en ese año obtuvo el 57% de votos y hoy Jorge Glas tiene el 25% de intención de voto (no incluyo a Lenin Moreno, quien ha sido mencionado como candidato de oposición y del Gobierno, lo cual será motivo de otro análisis). En ese mismo tiempo, Lasso ha ganado, en el mejor de los casos, apenas unos siete puntos, pasando de 22% que obtuvo en el 2013 a su 29% de hoy. Eso quiere decir que un 25% de desencantados de la Revolución Ciudadana pasaron a engrosar las filas de los indecisos, ignorando al antiguo dueño del Banco de Guayaquil. Ahí radica la oportunidad para los socialcristianos.

Hay que tomar en cuenta otros hechos. ¿Qué puede ofrecer Lasso a sus eventuales nuevos aliados? Muy poco. En su última entrevista en Ecuavisa, el líder de CREO negó tajantemente que piense deponer su candidatura, con lo que únicamente abre la posibilidad de negociar la candidatura vicepresidencial. ¿Pudiera Carrasco ser el binomio de Lasso? Muy improbable. El Prefecto de Azuay no ha trascendido más allá de su liderazgo local, por lo que su fortaleza en votos no es preponderante a escala nacional. En cambio SUMA no posee ninguna carta relevante aparte de Mauricio Rodas, quien no participará en las próximas elecciones presidenciales. Las encuestas que muestran al candidato presidencial de CREO en primer lugar, no son más que un espejismo. En realidad, Lasso no ha capitalizado el desgaste del correísmo. Es la lectura socialcristiana: desbancar paulatinamente al banquero guayaquileño. Saben que deben hacerlo con rapidez: faltan apenas siete meses para la elección.

En ese escenario, Nebot desplegará su táctica: intentar cohesionar facciones opositoras afines a su proyecto, concretamente las de Carrasco y SUMA. Luego, tratará de endosar su caudal electoral a Cynthia Viteri, para que suba en las encuestas —algo que no es imposible si se recuerda el enfrentamiento entre CREO y PSC por la Prefectura del Guayas en 2014, cuando César Monge y César Rohón obtuvieron 5,7% y 37% de votos respectivamente—. Si Guayas y otros bastiones socialcristianos, como El Oro, Los Ríos y ciertas zonas de Manabí sumasen esfuerzos decididamente por la candidatura propuesta por Nebot, sería cuestión de tiempo para que Lasso comience a naufragar: la mayoría de sus electores son móviles, a diferencia de los del líder socialicristiano que sí representan un voto duro más considerable: Nebot ha sido Alcalde de Guayaquil desde 2000, ganando sucesivamente todas las elecciones con un promedio de 61% de votos.

Por su lado, Carrasco y SUMA estarán haciendo sus cálculos. Probablemente lleguen a estas mismas conclusiones, aunque eso no significa que le cierren la puerta a CREO. La opción que les queda es dilatar hasta el último su decisión de a quién apoyar, lo cual dependerá de cuál tenga más posibilidades de derrotar al correísmo.

A Lasso, en cambio, le quedan pocas alternativas: seguir viviendo artificialmente de las encuestas que le dan el primer lugar, o esperar que la situación del país se deteriore más, para que los desencantados del correísmo decidan hacer lo que no han hecho en cuatro años: confiar en la propuesta política de CREO. Entre tanto, Nebot buscará que sus aliados regresen a su unidad y fortalezcan la candidatura socialcristiana. No será fácil. En el aire quedó una sensación extraña. Para Carrasco y SUMA, el surgimiento de Cynthia Viteri se sintió como un arrebato o, más bien dicho, como un intento de imposición propio de un líder caudillista.   

El escenario político se moverá constantemente hasta febrero del 2017. Nebot hará lo posible por mostrar que la candidatura socialcristiana sí es viable, pero frente suyo tendrá a Guillermo Lasso, quien luchará hasta el final por mostrarse como el favorito para vencer al correísmo. Las encuestas tendrán un papel protagónico. Cedatos ha sido el mejor aliado del banquero guayaquileño, dándole siempre el primer lugar entre los opositores, con un amplio margen de ventaja. Pero del otro lado, la encuesta de Informe Confidencial ya puso las cosas mucho más apretadas: Jorge Glas 27%; Lasso 14%; Viteri 12%. ¿A quién creerle? Se trata de una guerra de percepciones. El objetivo de ambos, PSC y CREO, es captar el voto anticorreísta duro, aquel que es móvil y beneficiará a quien esté primero en las encuestas, sea quien sea.

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La guerra dentro de la oposición por captar el voto anticorreísta

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Fotografía de Agencia Andes bajo licencia CC-BY-SA 2.0