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Brexit abrió una caja de pandora. La votación del referéndum atravesó la tradicional línea del Reino Unido entre conservadores y laboristas. Figuras de ambos partidos apoyaron la permanencia de su país en la Unión Europea (UE), pero muchos de sus votantes tradicionales escogieron salir. Por ejemplo, el norte de Inglaterra, que aún mantiene rasgos de su pasado industrial, como los sindicatos, suele ser un voto laborista; aún así, votó predominantemente por dejar la Unión Europea. La votación fue consistente con las fronteras actuales: Gales e Inglaterra optaron por salir de la UE, mientras que Escocia e Irlanda del Norte prefirieron quedarse. Un tercer punto es que dentro de Inglaterra hubo diferencias entre el voto urbano y rural: tal vez el ejemplo más claro es que Londres y muchos distritos a su alrededor escogieron mayoritariamente la permanencia en la UE. El resultado del referéndum resquebrajó las adherencias políticas tradicionales, evidenció clivajes geográficos, y puso en aprietos a los políticos. Cuatro actores importantes de la política británica reaccionaron al Brexit de formas distintas, y cada una de esas reacciones marcará su futuro electoral.

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Sadiq Khan alcalde de Londres y miembro del Partido Laborista lleva pocas semanas en su cargo, pero lo ha asumido como el líder de una ciudad vibrante, que mira al mundo, y que desea mantenerse como un espacio de vitalidad cultural y económica. La postura de Khan tiene mensajes claros. Entre ellos, sobresalen tres. Llamó a sanar las heridas y divisiones que trajo la campaña. Resaltó la importancia de que Londres sea parte de la negociación con la UE para mantener su liderazgo mundial. Valora la la contribución de los europeos que viven en la capital (cerca de un millón) y que contribuyen a su enriquecimiento material y cultural, y dijo que siempre serán bienvenidos. Pero además, Khan dijo que Londres debe moverse rápido para reclamar más poderes de cara a la negociación con la UE para no perder su lugar en el mundo. El alcalde habló de una ciudad dispuesta a asumir el desafío. Para lograrlo propuso acoger su diversidad y asumir mayores competencias. Si resulta exitoso, habrá catapultado su carrera política: ¿será Sadiq Khan el primer Primer Ministro británico musulmán?

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Nicola Sturgeon, Primera Ministra del Parlamento Escocés, y miembro del Partido Nacional de su país, busca darle fuerza política a la independencia de una Escocia europea. En su primera conferencia de prensa tras el referéndum, Sturgeon le aseguró a los europeos que son bienvenidos: “Escocia es su hogar”, les dijo. Y si bien llamó la atención al establishment de Westminster —el palacio donde sesionan los parlamentarios británicos— para que se encuentren a sí mismos (“search your souls”, les dijo), la esencia de su es visión integradora. La parte de su mensaje que más atención atrajo fue su interés de mantener a Escocia dentro de la UE y en el mercado común. Para ello analizará todas las opciones, incluyendo un posible nuevo referéndum de permanencia dentro del Reino Unido. Además, en su intervención en el parlamento Escocés añadió que formará un consejo asesor que guíe a su gobierno en la mejor opción para precautelar los intereses de Escocia. Estará presidido por el Presidente de la Universidad de Glasgow y tendrá expertos en temas financieros, económicos, comerciales y diplomáticos, miembros del sector empresarial, de la sociedad civil y políticos. Solo uno de los 18 miembros del consejo es del mismo partido que Sturgeon. La Primera Ministra de Escocia dejó claro que buscará la permanencia de su país en la UE a través de cualquier ruta, y en el trayecto está construyendo una coalición social que eventualmente impulse la salida escocesa del Reino Unido. Para su carrera política no es poca cosa: Sturgeon bien pudiera ser la primera Primera Ministra de una Escocia independiente.

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No todos los políticos británicos hablaron de juntar fuerzas y de reducir la incertidumbre. Jeremy Corbyn, parlamentario y líder del Partido Laborista, ha convertido el Brexit en un pelea entre parroquianos. Empezó sin tomar una postura clara sobre el referéndum: hizo público su deseo de seguir en la UE, pero rechazó ser parte de una campaña interpartidaria, dijo que las predicciones económicas de Brexit han sido exageradas, y cuestionó el papel de la UE. Un resultado de esta posición inicial es que regiones tradicionalmente laboristas, como el norte o el centro inglés, votaron ampliamente en contra de la postura oficial del partido. Tras los resultados del referéndum, figuras laboristas pidieron su renuncia. Su equipo de trabajo (que en el parlamentarismo británico se denomina shadow cabinet) renunció, la mayoría de parlamentarios de su partido le quitaron el voto de confianza. Incluso su principal asesor económico —y figura de la izquierda internacional— Thomas Piketty lo abandonó. La respuesta de Corbyn fue negar que renunciaría: dice que fue electo por las bases de su partido para hacer una política diferente. En su discurso,  no hizo referencia a los ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido. La decisión de Jeremy Corbyn resquebraja al partido laborista por dos vías. Primero, soslaya la postura de sus parlamentarios. Segundo, y tal vez más importante, porque en lugar de ser una figura que convoque a unir fuerzas partidarias para encarar el desenlace que deja el referéndum, canaliza la preocupación y energía de sus copartidarios hacia una disputa interna. La posición de Corbyn transforma los desafíos nacionales en problemas domésticos, en lugar de poner a su partido a moldear soluciones para los problemas nacionales. Corbyn no solo se ha debilitado dentro de su partido,  mira de lejos la posibilidad de ser Primer Ministro, y de paso deja un partido cerca de la escisión y electoralmente débil.

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David Cameron, actual Primer Ministro del Reino Unido y líder del Partido Conservador, abrió la puerta para un posible giro de ciento ochenta grados. En su pronunciamiento inicial tras los resultados del referéndum dio un mensaje de respeto y agradecimiento los europeos residentes en el Reino Unido. Pero lo que más impactante fue su renuncia al liderazgo de su partido, y con ello, a su posición de Primer Ministro. Si bien parte de esta decisión puede verse como un gesto de pudor político porque su posición fue derrotada en las urnas, también hay otras lecturas. Una de ellas es que Cameron no quiere pasar a la historia como el Primer Ministro que activó la salida del Reino Unido de la UE. Pero además, al no presentar la petición formal de salida de la UE, Cameron abre la posibilidad de que el resultado del referéndum no suceda jamás. Con esta reacción, Cameron minimizó el costo político del Brexit para él, inició una reconstitución de fuerzas dentro del partido Conservador, y dejó abierta la posibilidad de un retorno.

Sadiq Khan Corbin Nicola Sturgeon David Cameron

Fotografías de Chris BeckettPrimer Ministro de EscociaGarry Knight y Number 10 bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0. Con cambios

Bajada

¿Quiénes pueden sacar provecho electoral después del voto británico para salir de la Unión Europea?

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fuente

Fotografía de bbcamericangirl bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0. (Detalle)