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Los actores políticos del Ecuador han iniciado su campaña electoral. El historiador y académico Enrique Ayala Mora ha llamado a un acuerdo nacional en un editorial para Diario El Comercio y una entrevista en Contacto Directo (desde el minuto 18). Jaime Nebot y Guillermo Lasso son los principales convocados a esta alianza. Es paradójico que “el candidato” de la izquierda académica pretenda unirse con la derecha amplia para derrotar al correísmo. Está claro que la ideología ha dejado de ser parte del discurso y que las teorías políticas no tienen cabida en esta carrera contra el tiempo, contra Rafael. Sin embargo la legitimidad de este llamado “acuerdo nacional” es dudosa. La forma en que un candidato de izquierda llama a la “unión” a aquellos de derecha no sólo sorprende, molesta.


Contacto Directo 02/junio/2016 by ecuavisa (desde el minuto 18)

La intención de las alianzas opositoras poco o nada abordan a la gobernanza como parte de su ejercicio discursivo. Esto conlleva a que un candidato, presuntamente de izquierda pretenda aliarse con la derecha con el único afán de llegar al poder. La teoría política es el motor que permite a los candidatos presentar propuestas de gobernabilidad en materia económica y social y en este caso, con el llamado a un “acuerdo nacional”, es probable que estas propuestas sufran una contradicción ideológica. Un candidato de izquierda, en el caso de llegar al poder, propenderá al intervencionismo estatal en la Economía. Esto implica que el Estado regule precios, tasas de interés, tributos de manera eficaz para redistribuir la riqueza y poder sustentar al aparataje gubernamental. En este caso el afán del gobernante es legitimar el ejercicio del poder a través del aparataje estatal. El Estado es el dueño de los medios de producción y la economía gira en torno al mismo. La reivindicación del trabajador a través de los movimientos sindicales propugnan la igualdad en la sociedad y la correcta distribución de los medios de producción. Un candidato de derecha, en cambio, buscará fomentar al mercado y la propiedad privada como bases esenciales de la economía. La Economía se regula, a través de la empresa privada, con el mercado de bienes y servicios. Las relaciones laborales privadas son autónomas y su afán es el crecimiento económico, tanto del individuo, como de la empresa. La inversión y el capital son esenciales para la construcción de un mercado de consumo e incentivo a la dinámica de precios como reguladora de los bienes y servicios. La oferta y la demanda permiten establecer los precios a través de la libre elección de los consumidores. El Estado es garante de este proceso mercantil más no una parte integrante o reguladora. Es imposible conciliar ideas que son contrarias, lo cual evidencia el interés y sed de poder de los actores políticos del “acuerdo nacional”.

Las dos teorías político económicas —Capitalismo y Socialismo— se contraponen, no pueden ser compatibles ni puede existir un gobierno de izquierda con derecha o viceversa. Sin embargo, en Ecuador los actores políticos parecen no preocuparse por ello. En una especie de movimiento restaurador las alianzas han pretendido vender su alma al diablo. Los de izquierda alaban a los de la derecha, los de la derecha prestan su legitimidad a los de la izquierda.

Rafael Correa ha generado pasiones —a favor y en contra— peligrosas. La oposición, lejos de presentar una propuesta loable de gobierno, se ha dedicado a las alianzas, a buscar íconos cuya legitimidad les permita presentar un candidato con apoyo popular. Al día de hoy los presuntos candidatos —Lasso, Nebot, Ayala— no han manifestado o propuesto ningún plan de gobierno. Sea quien sea el candidato, hay cuestiones mucho más importantes que las alianzas o acuerdos nacionales. La crisis económica ha obligado a reducir en un 6% el presupuesto estatal. El precio del barril de petróleo bordea los 48 dólares, sin esperanza de recuperación. El gobierno de la “Revolución Ciudadana” ha empezado la extracción de crudo en el Parque Nacional Yasuní. La crisis de la Economía ecuatoriana ha llevado a subir los precios de los principales productos de consumo. Esto sumado al terremoto que devastó las zonas más desprotegidas y pobres del país ha generado una situación grave de gobernabilidad.

Las alianzas opositoras se han dedicado a medir fuerzas contra el gobierno de turno, alejándose de posibles estrategias de campaña que permitan percibir un cambio o reestructuración gubernamental de raíz que permita afrontar esta crisis. El reciclaje de cadáveres políticos está de moda. Y, puede ser, que la falta de legitimidad de la oposición tenga una razón de ser. Mientras el presidente Correa, en sus sabatinas, ahora financiadas con dinero privado, alaba su propia gestión refiriendo, siempre, el valor de sus teorías económicas híbridas, la oposición se dedica a hablar mal de la gestión gubernamental, sin poner sobre la mesa sus cartas de presentación o planes de trabajo.

El llamado de Ayala Mora a la unión con la derecha es espeluznante. Un académico, que ejerció durante varios años el cargo de Rector de un centro de estudios de posgrado internacional, no puede dejar de lado sus ideales para lidiar o gestionar una nueva “restauración” con quienes, académicamente, son su némesis. La legitimidad que la Academia ha brindado al precandidato de “izquierda” puede ser usada para generar un cambio en las propuestas gubernamentales de las nuevas elecciones, no es permisible ni tolerable que existan uniones o acuerdos entre actores políticos excluyentes cuyo único afán es derrotar al correísmo.

Nos aproximamos a un proceso electoral trascendental en la historia política ecuatoriana. Después de diez años de inestabilidad política y diez más de caudillismo popular correísta, el Ecuador tiene la posibilidad de generar un cambio a través del voto, cambio que nunca podrá ser llevado a cabo si las alianzas opositoras se excluyen mutuamente. La legitimidad que la oposición busca debe ser generada por propuestas de trabajo gubernamental posibles y alentadoras. El voto debe estar encaminado a la mejor propuesta electoral: votemos por el mejor, no contra Alianza País. Mientras sigamos viendo al correísmo como un cáncer que hay que cortar de raíz, los candidatos de oposición no harán el mínimo esfuerzo por evidenciar su forma de gobernar y su campaña girará en torno a la animadversión al gobierno actual. La dinámica de la elección se perfila para ser: No votes por Ayala, vota en contra de Correa. 

Bajada

¿Es la unión de la izquierda y la derecha una posible forma gobierno?

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Fotografía de sofía cordova vega bajo licencia CC BY SA 2.0