Sikkim no es como el resto de la India. Esta región al noreste del país recién formó parte de India en 1975. Antes era un estado independiente entre dos países: Nepal y Bután. Hay algo de esa independencia que aún se mantiene: para entrar, se necesita una visa especial, no la misma que se utiliza en el resto del país. Su población, a diferencia de la mayoría de la India —que es hinduista o musulmán— practica budismo. Cuando visité la localidad estaban esperando la visita del Dalai Lama y toda la ciudad estaba llena de flores y ofrendas. Estar en Sikkim es como estar en Tíbet, Bután o Nepal: la raza de sus habitantes es muy similar a la de estos países —piel canela, ojos achinados, mejillas rojas— y muy distinta a la de sus vecinos indios. Hay poco turismo, la mayoría de extranjeros llegan a escalar los Himalayas, por eso es un lugar donde se puede conocer, de cerca, la cultura de sus habitantes.
Los rostros de una región India